Disidentes internos del oficialismo,como la diputada Rebeca Delgado y el ex constituyente Raúl Prada, basan su divergencia con la habilitación de la reelección presidencial por el TCP en que esto supone violar la misma Constitución generada por el MAS,viendo un riesgo de muerte para el “proceso de cambio”.
Lo cierto es que el diseño constitucional surgido de La Calancha ha sido violado prácticamente desde el primer día por el gobierno de Evo Morales, que ha aplicado el texto de la CPE selectivamente, de forma instrumental, como mero mecanismo de concentración del poder.
Prueba de esto es el hecho de que gran parte de las “leyes orgánicas” aprobadas precisamente para poner en marcha la Carta Magna contuvieran varios artículos inconstitucionales, o que hasta ahora no se hayan puesto en práctica las autonomías indígenas, como trágicamente quedó demostrado en el TIPNIS.
Debería tal vez ser dividida la Constitución del MAS en dos contenidos: los centrales, pensados para facilitarle al partido de gobierno el copamiento institucional, y los accesorios o propagandísticos, que en su momento le permitieron embaucar a distintos sectores sociales (como los indígenas) y que no son de cumplimiento prioritario.
Lo cierto es que el propio Movimiento Al Socialismo se ha encargado de ir destruyendo su Constitución, algo no tan difícil de hacer, dado que ésta tiene los pies de barro, toda vez que fue fruto de la imposición violenta y la irregularidad procedimental, y a que nunca llegó a constituirse realmente en un nuevo Pacto Social que uniera a los bolivianos.
Por su naturaleza partidista, la Constitución del cuartel de La Calancha nació efímera y no tardará en ser modificada por múltiples reformas parciales.
Lo importante es que estos cambios se hagan con la participación del soberano, mediante referéndum democrático, y no utilizando subterfugios como los empleados por el oficialismo y el TCP con su ilegal derogación de disposiciones transitorias…
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