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viernes, 5 de septiembre de 2014

Hernán Zeballos justificadamente enojado explota "VIVA LA ILEGALIDAD", se refiere al trato diferenciado que otorga el Estado a los que pagan impuestos, respetan las normas de tránsito y respetan la convivencia con todos sus vecinos y demás ciudadanos. el Estado estimula, premia, aplaude la ILEGALIDAD! lo cual denigra y abruma.

Si algo caracteriza los últimos años es la fuerte vigencia de la ilegalidad. Mientras miles de ciudadanos disfrutan de ello o cuando menos la hacen su estilo de vida, aquellos que cumplimos oportunamente con pago de impuestos, respeto a las normas de tránsito, respeto a nuestros conciudadanos, nos persiguen de manera sañuda.



El mayor ejemplo reciente, es el caso de los 34.000 y más vehículos chutos de los cuales por una intensa campaña se han decomisado 140, una cifra verdaderamente insignificante. Lo peor en este caso ha sido la declaración de un dirigente de la “Asociación de autos indocumentados” es que si los policías se aparecen para tomar sus vehículos los van a “linchar”, aquí parece que se impone la Ley del Lejano Oeste, solo será respetado el que sabe disparar primero. 

Pero la existencia de esos miles de vehículos ilegales en los lugares más remotos, además de evadir la frontera chilena, ¿no tienen que pasar por las numerosas trancas y controles que existen a lo largo de nuestras rutas camineras?. Entonces hay miles o cuando menos centenares de cómplices. Debidamente uniformados que deben hacer cumplir la ley y no lo hacen. Para ingresar a las provincias yungueñas y norte de La Paz, hay varias trancas donde supuestamente exigen documentos. De igual manera para ingresar al Chapare, para seguir viaje hacia Santa Cruz y el Beni. Entonces para corregir esta situación ilegal, antes de tener que enfrentarse al linchamiento, debería pedirse explicaciones a esos servidores públicos para que expliquen cómo dejaron pasar no uno ni dos, sino miles de vehículos indocumentados.



Otro ejemplo de ilegalidad, es sin lugar a dudas el creciente comercio de coca. Para comenzar no pagan impuestos, pese a ser una actividad altamente rentable, se habla de que se ha producido una reducción de cultivos ahora solo hay 23.000 Has., pero ¿es esto cierto? solo se habla de Chapare y Yungas, pero el cultivo definitivamente se encuentra extendido a lo largo y ancho de todo el territorio amazónico, hay plantaciones alrededor de Cobija, de Riberalta, en los parques nacionales. Pero, cuando se hacen las mediciones solo se menciona las dos zonas tradicionales. ¡Viva la ilegalidad!, protegida desde muy arriba.

Otro ejemplo, el de las cooperativas mineras, identifican cualquier paraje y se apoderan de él, para garantizar sus votos en las próximas elecciones se les han fijado impuestos irrisorios, frente a los que pagan las empresas formales, las cuales a su vez se ven amenazadas de ser “tomadas” en cualquier momento, no cumplen normas ambientales, generando pasivos ambientales serios. Unas decenas de dirigentes mineros, en las minas públicas, perciben remuneraciones muy por encima de lo establecido por la Ley, sin trabajar, porque están declarados en “comisión”.



Hace pocos días los miles de gremiales en la ciudad de La Paz, bloquearon las calles del centro de La Paz, objetando la carnetización que exigía la Alcaldía Municipal, cometiendo doble ilegalidad, evitando la libre circulación de vehículos y personas y negándose a cumplir un requisito que tal vez permita establecer ciertos controles sobre esta actividad. Pero el ejemplo más reciente de apoyo a la ilegalidad, son las declaraciones del Vice que apoya el control sindical de la votación, pese a que según todas las normas este derecho ciudadano, suponen el voto secreto. Seguramente que millares de personas inician cada nuevo día gritando: ¡Viva la ilegalidad!. 

miércoles, 3 de septiembre de 2014


si no me dejan hablar...
que me maten. declara Boris Villegas


En el marco del juicio por supuesto terrorismo en Santa Cruz, el ex abogado del Ministerio de Gobierno Boris Villegas, dijo al tribunal a cargo del caso que si no lo dejan defenderse como indica la norma, entonces que le declaren la pena de muerte.

“Lo único que yo quiero decir es la verdad, si la verdad molesta tanto, duele tanto e incomoda tanto que lo digan de una vez y que se dejen de tanta payasada, les he manifestado hace mucho tiempo que yo voy a declarar ante un tribunal, ante un juez para que después no digan que mis declaraciones son antojadizas y sin sustento. Pero frente a un tribunal, frente a un juez no me dejan declarar, entonces que me den pues la pena de muerte, si no me voy a poder defender y decir la verdad, quieren que me calle, entonces que me maten”, dijo Villegas.

Denunció amedrentamiento de parte de funcionarios de Gobierno y advirtió que incluso podría ser trasladado o incluso aparecer muerto en una celda.

“Están pasando cosas muy extrañas, muy raras, entonces nada raro que en uno de esos impulsos hormonales que tiene el señor Pérez, Ministro de Gobierno, también se le ocurra trasladarme o alguna barbaridad de esas, como está acostumbrado. Si estoy declarando algo, a lo mejor aparezco en Chonchocoro o a lo mejor aparezco muerto y dicen que me he colgado, pero lo menos tengo la oportunidad de denunciarlo públicamente”, acotó.  
ERICK DÁVILA (texto y foto de Radio Fides.LP.Bolivia

martes, 2 de septiembre de 2014

las computadoras no ayudan mucho si falta calidad técnica. ni satélite, ni regalos ayudan,el internet sigue siendo el más lento. El Día se refiere a la ausencia de calidad en la Educación, que no es necesaria para contrabandear, negociar chutos, vender ropa usada, o meterse a narco...nada estimula la profesionalización

Qué sentido tiene entregarles computadoras a los maestros y a los estudiantes si Bolivia tiene uno de los servicios de internet más lentos y costosos del mundo. Hemos gastado más de 300 millones de dólares en la compra de un satélite y la situación no mejora ni tiende a hacerlo. Ecuador gastó menos de 50 millones de dólares en una red de fibra óptica de 32 mil kilómetros (tenía solo 1.200 kms.) que ha permitido llevar la banda ancha a más de cinco millones de personas y calculan que en el 2016 no habrá un solo rincón del país sin la cobertura.
Darles computadoras a esos chicos parece una burla, no solo por ese detalle, sino porque menos del cinco por ciento de las escuelas públicas del país tienen conexión a internet y en el mejor de los casos, las modernas herramientas servirán para jugar y usarlas como simples máquinas de escribir, como sucede con los equipos que les entregaron a los docentes, que todos los días ven el rostro del presidente muy bien impreso en el aparato.
Con la educación pasa casi lo mismo que con cualquier otro aspecto de la realidad nacional, simple proselitismo, propaganda y cálculo político. Se diseña una ley con un poco de todo, igual que la Constitución y se la aprueba con el consenso del sector más combativo de los maestros, porque al final de cuentas lo que interesa es que no haya huelgas y los niños asistan regularmente a clases a recibir su pócima diaria de descolonización, una versión moderna del viejo esquema de adoctrinamiento que siempre ha usado el estado.
El tema central es que no se apunta a la calidad, a la ciencia, la innovación y el emprendimiento y lo peor del caso es que el proyecto de país no tiene una correlación directa con lo que se enseña en las aulas.
Más del 70 por ciento de la economía nacional es informal y una gran porción es ilegal. Nadie necesita un título de bachiller o una licenciatura para vender ropa usada en el mercado, para sembrar coca o llevar diésel de contrabando. Y al estimular este esquema, el Gobierno no hace más que transmitirle un mensaje negativo a los estudiantes, a quienes ya se les dijo alguna vez que no hay que leer libros, que hay que meterle nomás, que es una suerte no haber ido a la universidad, etc.
Se estimula al país primario exportador, a la Bolivia extractivista, que vende sus materias primas sin transformar y con ello también se desincentiva la formación de capital humano especializado, altamente capacitado en tecnología, porque seguimos siendo importadores de todo tipo de máquinas y nos conformamos con ensamblar. Y esto no parece ser una casualidad o una simple torpeza, pues al mismo tiempo se han hecho esfuerzos por destruir los mercados de las manufacturas y cadenas productivas como la soya y otros rubros de la agroindustria.
El otro factor que no contribuye a generar un compromiso de la ciudadanía con la educación es la ausencia de la denominada “meritocracia”. El estatismo es un modelo que se impone en el país y todos sabemos que para conseguir un trabajo en cualquier empresa dependiente del gobierno, el primer requisito es la militancia política, a lo que se suma el absurdo de la restricción salarial, que no puede exceder el monto que percibe el presidente Morales.  En esas condiciones, pensar en una educación moderna es simplemente una utopía.
La educación está muy lejos de convertirse en un factor determinante del progreso nacional y no tiende a mejorar por más que se aumente el presupuesto, por más computadoras, bono Juancito Pinto y todas las reformas y jugarretas a las que es sometido de manera constante el sistema, especialmente la escuela primaria y secundaria.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Melissa Revollo desde OPINION nos brinda una crónica muy amena sobre los orígenes de la Plaza Osorio situada en el casco viejo de la llajta "nuestra Cochabamba Querida"

POR: MELISSA REVOLLO MREVOLLO@OPINION.COM.BO | 01/09/2014 | ED. IMP.
La presentación del libro en la casona Santiváñez, el 29 de agosto. BENJAMÍN JAMES


Los habitantes de la OTB Gerónimo de Osorio fueron los propios autores de los relatos que hacen a su barrio, en el Casco Viejo



Sus manos estaban listas para hojear el libro en el que de forma textual narraron la historia de su barrio desde su propia vivencia. Personajes, las delicias culinarias y sus elaboradores, y lo sagrado y lo profano fueron el marco para perpetuar alrededor de 40 relatos.

En medio de aplausos efusivos y muestras de cariño, entre ellos, entre sonrisas y reviviendo una tras otra las experiencias y anécdotas de quienes vivieron y viven en la Organización Territorial de Base (OTB) Gerónimo de Osorio se hizo la presentación del libro “Relatos de la Yarqhay Plazuela Osorio - Nos vemos en el K´ullku vida mía”.

La casona Santiváñez fue el escenario perfecto para la entrega. Con puntualidad y orden comenzaron el acto. Las personas mayores ocuparon las sillas dispuestas en el primer patio, los más jóvenes se sentaron en las gradas y otros se quedaron de pie en los pasillos coloniales.

El libro reúne alrededor de 40 narraciones que mantienen el modo de ver de cada autor. Los narradores son los mismos habitantes de la zona. Sus palabras permitieron plasmar tradiciones vallunas y los orígenes del crecimiento de la ciudad.

“Nos han recordado nuestra niñez”, expresó el vecino Luis Gamboa, autor de varias historias en el escrito. El tostado de ch´uspillo con queso seco y otras comidas, además de los juegos como la cebolla siki-siki mencionó en su intervención, mientras entre el público, hombres y mujeres asentían con la cabeza y conversaban entre ellos recordando los juegos de antaño y las travesuras de su juventud.

“¡Qué ya no cuente! Ya no vamos a leer el libro”, decía alguna de las vecinas.

El texto fue obsequiado a todos al concluir el evento, y la mayoría salió hojeando el papel que refleja su vida.

Entre la picardía y los recuerdos de la juventud de antaño

Mientras se realizaban los discursos pasaban en una retroproyectora fotos antiguas de la ciudad y de las familias de este barrio céntrico cochabambino. En los intermedios, el presidente de la OTB Gerónimo de Osorio, Hugo Pérez, recordó parte de las anécdotas descritas en la publicación y otras que no, y que se venían a la mente en esos momentos.

“Los mayores se deben acordar de La Juana, ¿no ve?”, expresó sacando sonrisas y otros gestos.

“Donde los viudos, divorciados, solteros iban a disfrutar de compañías”, acotó.

Entre risas, añadió que entre el año 2008 y 2009 todavía se opusieron a la clausura argumentando que era “un patrimonio” de la zona. Agregó que “La Juana” murió después y que el local ya no existe.

En el libro también hablan de los 24 k’oltis (sorbos) que entraban en una tutuma que, entre amigos, compartían cuando compraban las machu jarras con chicha, entre otros detalles.

La compiladora del texto Nona Martínez sostuvo que el objetivo es “hacer visible lo invisible” y agradeció la apertura y colaboración de los habitantes del lugar.

La otra compiladora Lourdes Saavedra dijo que es un libro polifónico, que tiene la voz de la gente.

Agregó su deseo de que en 20 años o más los vecinos de la zona continúen diciendo, como una especie de saludo, “nos vemos en el K’ullku vida mía”.

La publicación.

Los protagonistas recordaron su infancia, su familia y sus tradiciones

El nombre del libro es “Relatos de la Yarqhay Plazuela Osorio - Nos vemos en el K´ullku vida mía”.

La publicación fue un trabajo realizado entre la Alcaldía de Cochabamba, la Casa de la Cultura, Yerba Mala Cartonera, Martadero y la Organización Territorial de Base (OTB) Gerónimo de Osorio, que plasmaron infancias, familias y tradiciones.

El relato de la familia Gamboa le dio el título a la publicación, presentada la noche del viernes 29 de agosto en la Casona Santiváñez.

Luis Gamboa recuerda, en su relato, que en el barrio había zapaterías, chicherías, sillpancherías y el famoso mercadito llamado “La Yarqhay Plazuelita”.

Y en el K´ullku, un callejón que hasta hora mantiene su intraestructuras de antaño. Había una famosa sillpanchería que, a diferencia de las que habían en la zona y atendían hasta la una de la mañana, atendía a los comensales hasta las cinco de la mañana.

Estos aspectos habían impulsado al director de teatro Adolfo Mier Rivas para llevar a las tablas la obra “Nos vemos a las cinco en el K´ullku vida mía”.

Mientras, Elsa Vargas Barahona cuenta que el K´ullkito era conocido porque las parejas iban al lugar a enamorar en las noches, que era una zona segura en la que la delincuencia no existía.

Gladys Bernal dice que “era oculto y medio oscurito”, al referirse al mismo lugar. Aunque ella vive en la zona recién hace unos 25 años, pero conoce las historias . Acota que músicos y jugadores famosos iban a las chicherías, una era la de doña Margarita.

Recuerda, además, que un señor de nombre Casimiro ayudaba a la juventud, en el deporte, y que ella también se unía a ese grupo.



domingo, 31 de agosto de 2014

seguimos siendo "una República, porque reconocemos organos del Estado, independientes y coordinados entre sí, con una democracia participativa, ademásdeotras características sostiene Carlos Mesa en un texto para el debate.

Bolivia se denomina desde 2009 Estado Plurinacional. Independientemente del debate sobre la definición del término nación, la idea que prima es la de que el edificio del Estado nación que tuvo su pivote fundamental en 1952, ha sido sustituido por otro en el que los diferentes pueblos y culturas que habitan en Bolivia, constituyen una pluralidad que permite hablar de una nación conformada por varias y que la uniformidad (una nación, una lengua, una religión, una cultura) no es el único elemento cohesionante del país. Sin embargo, esa denominación llama a engaño, pues en su forma de organización, el artículo 11 de la Constitución establece inequívocamente que somos una República, ya que seguimos, entre otras características, reconociendo la existencia de órganos del Estado, independientes y coordinados entre sí, lo que marca una combinación entre nuestra tradición constitucional original y las inserciones de una visión renovada de la comprensión de lo nacional, a la que se suma una retórica más bien estridente todavía no aplicada en los hechos, que habla de una sociedad cuya democracia debe ser más participativa.
Esta nueva visión, sin embargo, no termina de crearse conceptualmente con ese cabo suelto que está representado por el 60 por ciento de la población que no se adscribe a ningún pueblo indígena y que no puede sino caracterizarse como mestiza-urbana, lo que más allá de la plurinacionalidad, demuestra la plena vigencia de una categoría que se ha intentado inútilmente superar o negar.
Refuerzan esa transformación conceptual las ideas de reconocimiento explícito de la ciudadanía colectiva como categoría equivalente a la ciudadanía individual, el capítulo específico destinado al reconocimiento de las naciones indígenas, el establecimiento de la justicia indígena con el mismo rango que la republicana (cuya aplicación real en los términos de la CPE no se ha producido aún, y si se produce generará serias tensiones en la trama social) y la especificidad de autodeterminación y autonomía real o potencial de los pueblos indígenas.
Esta transformación ha sido impulsada por la elección del primer presidente indígena, la presencia significativa de indígenas en la cabeza de los cuatro poderes del Estado y la acelerada movilidad social que se había iniciado ya con la recuperación democrática de los años ochenta. Aún está pendiente, sin embargo, desterrar definitivamente el sustrato profundamente racista de una sociedad que ha vivido durante siglos dominada por serios prejuicios raciales que tardaremos más de una generación en desterrar definitivamente.
El otro gran salto fue, propiciado desde las regiones y aceptado muy a regañadientes por el Gobierno de Morales, el de las autonomías. La conquista autonómica buscó completar el salto revolucionario que significó la Participación Popular en 1994. Las autonomías reconocidas por la Constitución, a pesar de ello, no se aplican a plenitud y siguen siendo un gran interrogante, no porque se cuestione su legitimidad y su proyección, sino porque aún no funcionan a plenitud y no está claro cómo se hará congruente la coordinación entre departamentos y Estado central, entre departamentos y autonomías regionales (como la que hay en Tarija), entre autonomías municipales e indígenas, y entre todas ellas y las tierras comunitarias de origen. Si viviéramos en un Estado en el que se aplicaran a plenitud las autonomías tal como las concibe la Constitución ¿cómo funcionaría el Estado en su conjunto y cómo mantendríamos coherencia económica, administrativa y de convivencia entre regiones? Son preguntas cuyas respuestas están aún pendientes.
Pero, sea cual fuere la respuesta a estos desafíos, y más allá de lo que podamos opinar sobre este nuevo escenario, ambas rutas recorridas parecen irreversibles. El debate sobre el futuro, como en el 52, no puede hacerse sobre la vigencia de estos pilares, sino sobre cómo aplicarlos con un mínimo de coherencia para no poner en riesgo la cohesión de la nación tal como ha sido concebida por la CPE de 2009. Ese es el éxito del Gobierno, a pesar o porque está anclado en una hegemonía de partido, un total centralismo de gestión, un espíritu no exento de autoritarismo y una concentración total de su legitimidad en una sola persona.
No vale la pena hacer mayores consideraciones sobre el modelo económico, o la tendencia política inmediata, porque la historia ha demostrado que en esos ámbitos no hay nada irreversible. Las condicionantes mundiales y los vientos del momento, transforman más rápidamente de lo que se supone las líneas de acción que parecían irreversibles. El 52 es otra vez un buen ejemplo de ello. Nacionalización y desnacionalizacion son elementos de un camino pendular que, a diferencia de las otras cuestiones logradas en ese momento, demuestran una volatilidad muy evidente.
Pero, lo que a todas luces no se ha movido un milímetro y es el gran aplazo de este proceso, es la conciencia ciudadana. Ni hay un nuevo pacto social, ni una nueva ética, ni un nuevo sentido de solidaridad colectiva, ni una visión de complementariedad, ni una búsqueda de una real armonía ser humano naturaleza, ni nada que se le parezca. Bolivia vive una vorágine de individualismo, de defensa de intereses sectoriales reñidos con los de la patria, de inversión de valores y de materialismo desmesurado, que pasa por alto cualquier imaginario transformador de nuestro comportamiento individual y colectivo.
Ese es el gran fracaso de nuestra sociedad hoy, el desprecio por la ley y el desprecio por el otro. En esa tarea es que debiéramos ocuparnos en el futuro inmediato. Tarea que no es exclusiva de la política, sino de la educación, en la que, sobra decirlo, estamos simplemente desnudos.

El autor fue presidente de la República