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viernes, 4 de abril de 2008

horripilante suicidio de un minero desesperado en pleno corazón de Oruro.
El despacho aparece en todo el sistema informativo. No faltaron los comentarios de internautas que presagian "dolor y luto porque ésto es de malaguero y kencherío".

El centro orureño quedó impactado por la explosión que se llevó la vida del cooperativista y su pareja, que se encontraban en vigilia a la espera de los resultados de una reunión que se realizaba en la Prefectura del Departamento, para solucionar el conflicto que mantienen los comunarios de la provincia Bolívar de Cochabamba y ex cooperativistas de Huanuni que fueron contratados para explotar los yacimientos en la mina Santa María. El hecho ocurrió alrededor de las 13:30 horas, cuando la plaza es bastante concurrida por escolares y funcionarios de empresas públicas y privadas. Un primer testimonio lanzado por Radio Fides Oruro, instalada a pocos metros del hecho, en entrevista al responsable de Relaciones Públicas del Concejo Municipal, Germán Navía, dio a conocer que aparentemente la pareja discutía y la mujer pedía auxilio para que alguien le quite el fulminante al varón que la tenía fuertemente abrazada a su cuerpo. Pero, nadie atendió el llamado y de inmediato se escuchó la explosión, al extremo que Navía quedó manchado de sangre, viendo el cuadro dantesco que se proyectaba en la plaza principal de Oruro. El panorama en la plaza 10 de Febrero se presentaba indescriptible, pues los restos humanos quedaron esparcidos en los jardines, árboles, ventanas de edificios, cables de energía eléctrica, encima de vehículos, aceras y cordones. Williams Arista cooperativista, explicó que su compañero de trabajo que dejó en la orfandad a nueve hijos, estaba desesperado al no contar con una fuente laboral desde hace un año y ocho meses, al igual que otros 1200 cooperativistas que exigen contar con un empleo seguro. Las investigaciones del caso a cargo del Ministerio Público están encabezadas por el fiscal Aldo Morales y Lourdes Nava. Según una declaración preliminar del fiscal Morales existe también la hipótesis de que se trataría de una pareja que discutía por motivos pasionales. Adrián Pinto propietario del vehículo con placa704 DIX, que resultó con severos daños, narró que de la ventana de su oficina vio como muy cerca a su motorizado se producía el hecho y minutos después los restos quedaron esparcidos en un radio de aproximadamente 40 metros. También existe la versión extraoficial que existe una persona herida que fue trasladada al Hospital General San Juan de Dios y no se descarta que la mujer llevaba cargada un bebé cargado en la espalda.

jueves, 3 de abril de 2008

Merecido Homenaje a Gíldaro Antezana
Semblanza de un maestro
Gíldaro, Cayetano y sus gallos
Wilson García Mérida
(Datos & Análisis).- El viernes, 4 de abril, la filial Cochabamba de la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP) ha tenido lugar un acto de homenaje a Gíldaro Antezana, el pintor valluno más emocionante y fantástico que ha brotado en estas fértiles tierras, quien escribió con su genial pincel una narración pictórica todavía desconocida y muy parecida a la que produjo el compositor Alfredo Domínguez en su obra sobre Juan Cutipa. He aquí el testimonio de su obra y su vida.
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“Rosa, Rosa, despierta, acabo de soñar un hermoso cuadro” irrumpía la voz del artista a las tres de la madrugada, y en aquel sobresalto de genialidad su mujer despertaba con él para ayudar en el menester de atrapar la imagen onírica en el lienzo. Así solía crear Gíldaro Antezana, presa de una compulsión casi fisiológica que produjo una obra tan vasta, orgánica y vital hasta hoy insuperable.
Carmen Rosa, la esposa de Gíldaro, nos abrió las puertas de su hogar junto a sus hijos Lilia y David Darío. Evocamos en el seno familiar la memoria del artista plástico descubriendo un mundo de ternura insospechada; y lo descubrimos a él mismo en una dimensión auténtica, la de aquel niño nacido en el cantoncito ayopayeño de Chinchiri en el invierno de 1938.
“Conocí a mi esposo cuando él tenía once años y yo nueve” —recuerda Carmen Rosa Antezana—. “Él había llegado a la ciudad cuando terminó la escuela rural, cumpliendo ocho años de edad, una vez que aprendió a leer y escribir. Como en Chinchiri no había colegio secundario, decidió venirse a la ciudad para seguir estudiando; sus padres no lo permitían porque era muy pequeño y entonces optó por escaparse acompañando a unos arrieros, se vino caminando 90 kilómetros y llegó a vivir con su hermano mayor en la misma casa alquilada donde yo moraba con una tía, en un barrio por la avenida Siles”.
El niño Gíldaro Antezana, ya entonces, era un consumado artista que aprovechaba su talento para ganarse la vida con precoz autosuficiencia. “Trabajando retazos de madera que le regalaban sus amigos carpinteros del barrio, mi esposo, con sus once años, fabricaba unos cochecitos de carrera, esos modelos italianos que estaban muy de moda a comienzos de los años cincuenta, y causaron sensación incluso entre los niños ricos que eran sus más entusiastas compradores”.


UN PRECOZ APRENDIZ
Aprendiz de talabartero en el taller de su hermano, muy temprano se independizó en ese oficio y a sus 17 años ya era un maestro en el repujado. “Abrió una talabartería matriz, que era la mejor de Cochabamba por la calidad artística de sus trabajos en cuero, y puso dos tiendas más un quiosco rodante en el Mercado Calatayud dando trabajo a ocho familias que dependíamos de él; fue entonces cuando nos casamos”.
¿Y dónde estaba el Gíldaro Pintor?, preguntamos a doña Carmen Rosa…
“Ese Gíldaro no existía sino sólo cuando mi esposo, que rebosaba de una hiperactiva creatividad en todo su ser, sintió la necesidad de canalizar esa energía a través del arte plástico y el camino directo resultó ser la pintura. Como todo lo que salía de sus manos fascinaba a la gente, se le ocurrió elaborar tarjetas de navidad hechas a mano que también tuvieron un inesperado éxito de ventas. Al ver que le iba bien en esa nueva actividad, me dijo: ‘Rosa, quiero estudiar, me hace falta dominar las técnicas para desarrollar mi arte’; y entonces se inscribió en la Escuela de Bellas Artes a comienzos de los 60 y estudió cinco intensos años. Apenas dominó las técnicas pictóricas, comenzó a ganar premios y a descollar en el ambiente artístico en muy breve tiempo. Recuerdo entre sus primeros coleccionistas a don César Moscoso y al embajador Enrique Sánchez de Lozada, entre muchos otros. Entonces cerramos la talabartería”.
Y su hija Lilia recuerda:
“Mi padre, en los años 70, ya era célebre por el tono poético de sus cuadros. Él en realidad era un poeta, escribía versos para explicar su obra pictórica y en eso le faltaban manos. Mientras pintaba me dictaba sus poemas que yo redactaba con mi letra de escolina”.


CAYETANO EL GALLERO
Muy erróneamente, se asocia el nombre de Gíldaro Antezana a los famosos gallos que pintó en sus mejores épocas; pero la figura gallera era apenas un aditivo más en el complejo mundo gildariano. En rigor de verdad, el demiurgo de su extensa obra es un personaje llamado Cayetano,“un hombre común como él, de mil oficios, ducho en el arte de sobrevivir como sobreviven miles de campesinos que han migrado a las ciudades en pos de una vida mejor” explica David Darío Antezana, su hijo.
Diríamos que Cayetano fue para Gíldaro Antezana lo que Juan Cutipa para su contemporáneo y amigo Alfredo Domínguez.
“Su relación con los gallos fue muy casual” —aclara su esposa, Carmen Rosa Antezana—. “Comenzamos criando estos animales como una actividad meramente doméstica. Entonces un amigo suyo le introdujo en el ambiente de las peleas de gallo, frecuentando el coliseo gallero que había en la Antezana y Uruguay; y con el tiempo esa actividad también fue apasionándole, hasta llegar a tener gallos campeones como el Manzanero y el Pinto que inspiraron algunos de los más bellos cuadros de Gíldaro. Mi esposo quedó impresionado con la energía vital de esos animales que terminaron conviviendo en ese mundo de su creación que poco a poco fue siendo habitado por girasoles, buhos, sapos y otros seres, incluyendo nuestros propios hijos, que acompañan a Cayetano en sus mil aventuras y desventuras”.
Estos seres son protagonistas de una magistral narración pictórica que está dispersa en varios países del mundo o abandonada en la saqueada Pinacoteca Municipal de la malhadada Casona Santiváñez.
Series como “Los Buhos Negros” en homenaje al Che Guevara o “El Sueño de Cayetano” donde el personaje aparece desfilando con pancartas que rezan “prohibido vivir mal”, o “Los machu machus” que fue censurada por la dictadura banzerista; lo mismo que “Los Sapos”, “Los Girasoles”, “El Circo de Cayetano”, “El Teatro de Cayetano” o “La Muerte de Cayetano”, son episodios de una historia colectiva narrada con la fuerza de un discurso libertario y en un tono profético y lúdico.
De hecho, Gíldaro narró su propia muerte antes de morir. Más arte no puede haber.
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llactacracia@yahoo.com
www.llactacracia.org

miércoles, 2 de abril de 2008

Inaceptable resignación ante la muerte
Mauricio Aira

La estadística no admite réplica frente al número de muertos y heridos como resultado de los accidentes en las carreteras de Bolivia. Frente a la pasividad y una resignación paciente con que se reciben las trágicas noticias que de alguna manera mantienen adormecida la conciencia colectiva, es hora de accionar y parar la espiral que va en aumento año tras año.

Las causas para los accidentes son de orden humano y técnico, por lo que nos vamos a detener en el análisis. No es posible continuar otorgando permisos de conducir en forma indiscriminada. En la Unión Europea la edad mínima para conducir son los 18 años previo un riguroso examen teórico y otro más riguroso aún práctico de los que nadie se exhime. Los textos a ser estudiados por los solicitantes de los permisos de conducir ponen énfasis en las reglas de tráfico siempre actualizadas, la solución a problemas prácticos y una lectura precisa de la señalización que no consta sólo de textos sino de íconos accesibles aún para los que no conocen un idioma determinado, pero que nadie absolutamente puede ignorar.

Los conocimientos sobre las partes esenciales de un vehículos y la forma práctica de resolver las eventuales dificultades son parte esencial de la preparación de los recursos humanos que conducen automóviles, camiones, buses por las carreteras. La responsabilidad mínima de la máquina y sus ingredientes como agua, aceite, combustible, frenos, electricidad, elementos de auxilio, señalizadores recae sobre el conductor quién no puede eludirla bajo pretexto alguno. En concreto decir que a mayor responsabilidad del Estado especialmente de la autoridad de Tránsito en conceder los permisos, mayor efectividad en el control del tráfico como la mejor manera de reducir siniestros.

El aspecto técnico consta del estado de las carreteras y el estado de los vehículos. Cuán poco hemos avanzado, no obstante la cacareada mejora de los caminos! Además de las fallas en la infraestructura que es tema de tecnología y recursos económicos, se tiene el mal estado de las carreteras sea por falta de un adecuado mantenimiento o de lluvias y derrumbes que fuerzan al empleo de ingentes cuadrillas de trabajadores y de maquinaria pesada y herramientas de trabajo que siempre resultan insuficientes por la frecuencia de las falencias.

En cuanto a los vehículos los tenemos en exceso y en pésimas condiciones. El diálogo frecuente con los taxistas expresa el descontento en las ciudades por el exceso del parque automotriz, por encima de las normas. Taxis viejos, con fallas endémicas, carentes de lo más elemental que compiten con otros modernos y cómodos, recién ingresados al servicio. Todos están de acuerdo en la urgencia de reducir el número de vehículos so pena de aumentar los atascos que hacen imposible la circulación. De proseguir su curso llegará el momento de: a) prohibir la circulación de placas impares un día y de pares al siguiente, b) reducir las áreas de circulación de vehículos particulares, c) restringir totalmente el parqueo en zonas rojas, bajo ningún motivo. Además se debe retirar de la circulación modelos obsoletos empezando por ej. de los años 70, 80, y sucesivamente a la par de detener la importación de vehículos basura.

Las famosas “rosetas de inspección vehicular” son la forma de robo autorizado y motivo de escándalo, porque se reducen a una virtual e intrascente vendimia de autorizaciones de circulación por 20 o 30 bolivianos que cobran agentes de tránsito por orden de sus superiores. La inspección técnica de un vehículo es algo muy serio que tiene que cambiar radicalmente, mejor si las autoridades de gobierno se asesoran de técnicos y países con experiencia. Dar por autorizado a un vehículo sin frenos, sin luces, sin condiciones óptimas de circulación, es permitir los accidentes que tanto menudean y ante los que adoptamos una incomprensible resignación, cuando está en nuestras manos ponerle solución, logrando los adecuados consensos para evitar o al menos disminuír las muertes en carretera y ahorrarle lágrimas y dolor a las víctimas de tales desastres. (Ver nuestro artículo siguiente: Inspección Vehicular Efectiva)

domingo, 30 de marzo de 2008

Modelo que le quita el sueño al Gobierno
No pocos temen que en la actual crisis política, que cada día muestra señales de aumentar en magnitud e intensidad, desde el Palacio de Gobierno de La Paz, el subconsciente dictatorial active contra la oposición cívico-regional fórmulas que la democracia enterrara tras ser repuesta en el país en 1982. Al cabo, el pasado no muere del todo.Igual que los usos y costumbres, se adhiere a los pliegues del ser social y algunos de sus elementos cobran forma de acciones concretas bajo estímulos específicos, como los que ahora, a raíz del ambiente de confrontación que empieza a convertir al país en avispero revuelto contra los que nos rigen, el gobierno amenaza a los de la trinchera opuesta a la suya con el empleo de tropas militares y brigadas de fiscales y magistrados que les lleven a la cárcelEl prefecto y el presidente del Comité pro Santa Cruz son los blancos principales de tales amenazas. Éstas no son tan crudas como aquella de antaño cuya tenebrosidad estampaba la advertencia oficial de que los opositores caminaran “con el testamento bajo el brazo”, pero advertencia al fin.Y todo porque Santa Cruz resuelve ir a la consulta popular del 4 de mayo para que se apruebe o rechace su Estatuto Autonómico.Como en el gobierno no se tiene muy en claro la naturaleza real del régimen autonómico, se considera que aquel referendo equivale a señal de partida hacia una independencia regional que, a su vez, desencadene la desintegración nacional. Parece que nadie en el gobierno sabe nada sobre Derecho Constitucional. Si repasasen por lo menos sumariamente esta asignatura se convencerían del dislate implícito en semejante aprehensión. Comprenderían que el Estado permanece como Estado por mucho que se le cambie su traje institucional. Igual da que la prenda sea monocromática (régimen unitario) polícroma (régimen federal) o de específica diversidad tonal: verde (autonomía en las regiones que opten por ella) o del pardo en que igualan cuantas quieran seguir manejadas por el centralismo. En ninguno de estos casos, el Estado desaparece. El gobierno central sigue representando a todo el país. Es la máxima instancia para la conducción de la política exterior, el orden y la seguridad nacional, la administración de las rentas y políticas de carácter nacional, entre otras. Las autonomías manejan sus propios asuntos en todos los campos, pero contribuyen con un porcentaje de sus ingresos al mantenimiento del gobierno nacional, así como al sostenimiento presupuestario de regiones menos favorecidas. Por cierto, no descartamos que en el gobierno haya gente que entienda del tema, pero que se asusta ante la perspectiva de la real y profunda descentralización política y administrativa que supone el régimen autonómico. Le quita el sueño que este modelo de organización política, territorial y administrativa, que tanto afianzó la democracia en países prósperos de Europa, como España, Bélgica y Suiza por sólo citar tres, se le convierta en obstáculo insuperable hacia su meta de hegemonía política total enrumbada a lo indigeno-culturalista y corporativista. (Del Editor: Importante editorial de El Deber. a buen entendedor pocas palabras)