El Consejo de la Región Metropolitana Kanata ha dado a Cochabamba una muy buena noticia al presentar el Documento Base de Contratación (DBC) de la licitación para la implementación de la planta de tratamiento de residuos sólidos de los siete municipios, lo que abre la posibilidad de que, por fin, nuestra conurbación urbana se ponga a la altura de cualquier ciudad moderna.

Sin embargo, y aunque no hay porqué dudar de la buenas intenciones de quienes en nombre del Gobierno departamental y de los siete municipios involucrados se han propuesto hacer lo necesario para que Cochabamba por fin tenga una planta de tratamiento de basura, hay motivos para temer que serán muchos los obstáculos que se interpongan en el camino.

Uno de ellos, probablemente uno de los peores, es la falta de información sobre la verdadera naturaleza de una planta moderna de tratamiento de basura. Es tan grande el desconocimiento del tema que ninguno de los municipios involucrados, y mucho menos los vecinos de los lugares más adecuados para el emplazamiento de la planta, quiere tenerla en sus cercanías.

A ello se suma la pesadez burocrática, lo que se refleja en la lentitud con que el Consejo de la Región Metropolitana Kanata se adapta al rol que le corresponde como principal instancia de coordinación y planificación del crecimiento metropolitano.

Felizmente, al parecer la Gobernación está decidida a asumir el liderazgo y así ponerse a la altura del desafío. Es de esperar que así sea pues Cochabamba no merece que el problema de la basura se siga sumando a los muchos otros que ya tiene.