Nadie hubiera pensado en enero de 2006 que el presidente Evo Morales iba a celebrar diez años en el Gobierno al estar transitando hoy por su tercera gestión consecutiva. Menos que tiene asegurados, constitucionalmente, cuatro años más, con la posibilidad de extender ese ciclo hasta 2025, en caso de que el referéndum convocado para el 21 de febrero próximo favorezca la modificación de la Constitución y le allane el camino a un cuarto periodo.
Durante la década que ha gobernado Evo Morales ha quedado claramente establecida su popularidad traducida en un gran apoyo ciudadano. Sus índices de aceptación han sido inusualmente altos para un país como el nuestro, donde la ciudadanía se cansa de los mandatos largos y busca permanentemente el cambio en la cúpula del poder. Hoy, cuando falta tan solo un mes para el referéndum citado, se puede decir, según todas las evidencias, que por primera vez el Movimiento Al Socialismo (MAS) no cuenta, a priori, con una clara mayoría y que las posibilidades entre los partidarios de la reforma constitucional y sus adversarios están parejas.
¿Qué ha hecho que el MAS se haya mantenido incólume durante tanto tiempo? Sus defensores y algunos analistas nacionales y extranjeros atribuyen a una visible estabilidad política y económica, en primer lugar. Además, a una mayor participación popular en el Gobierno y en todas las áreas de administración del Estado. Gracias a los excepcionales precios de las materias primas de los últimos años –hidrocarburos principalmente– el Estado ha contado con cuantiosos recursos económicos, lo que ha permitido reducir la pobreza extrema y aliviar la desocupación. Internacionalmente, la diplomacia marítima con Chile es otro de los aspectos que favorece incuestionablemente a la gestión de Morales.
Así como se anotan los logros del MAS, se cuestiona duramente la corrupción reinante, que ha superado todo lo previsible, principalmente con el escándalo desatado en el Fondo Indígena. Asimismo, ligado a la corrupción, está la deplorable situación de la justicia, una justicia a todas luces politizada que no asegura confianza y que es producto de una elección judicial que provocó la nota más baja del Gobierno. El avasallamiento del Ejecutivo sobre los otros poderes es otro cuestionamiento serio que se le hace al MAS. La educación y la salud son asignaturas pendientes de tratar porque, en la última década de aciertos y desaciertos, no ha mostrado la mejoría que se espera.
La ciudad de Cochabamba, su gente, sus calles y plazas. Sus ríos y montañas. Su historia y geografía, su futuro promisorio. Su siempre renovada imagen.
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sábado, 23 de enero de 2016
Dia Después. inevitable referirse en este sitio, el mayormente visitado de toda nuestra faena, al maratónico discurso de seis horas, que provocó bostezos a granel y desmayos entre soldados y campesinos, con las luces y sombras de un informe de 10 anos de permanencia en el poder de Evo Morales. El Deber. SC
jueves, 21 de enero de 2016
se ha tomado el trabajo de reunir "las lindas promesas a futuro de Evoalvar" y lo muestra en paquete, lo que hace estremecer, de dónde saldrá tanto dinero, cómo podría ser posible ésto? así Erika Brockmann trata de elaborar una respuesta, la demagogia es una explicación, "aunque los caudillos no tienen sucesores". jugoso texto para meditar.
Inversiones en Salud: 1.700 millones, tren metropolitano de Cochabamba e interurbano de Santa Cruz: 1.200 millones, Teleférico La Paz Fase II: 450 millones de dólares, Teleférico Oruro: 20 millones. Hasta aquí se alude a algunos proyectos reflejados en dólares americanos. Cuando de moneda nacional se trata, los millones se multiplican en ofertas de carreteras, complejos deportivos, servicios de agua y saneamiento básico etc. Y así, los megaproyectos, la mayoría “llave en mano” y por invitación directa, suman a la visualización de la Bolivia del 2025, año en el que todos aspiramos a erradicar la pobreza extrema entre otros objetivos razonables de cualquier agenda de Estado, independientemente de la retórica pachamamista y anticapitalista gubernamental a estas alturas disonante.
Reconocerá el lector que una de las líneas estratégicas del mensaje de campaña a favor del Sí a la reforma constitucional y la habilitación para la “repostulación” del Binomio Morales-García Linera se ancla en la promesa de viabilidad de la Agenda Patriótica 2025. A pesar de estar prohibida la inducción al Sí en la propaganda oficial sostenida con recursos públicos, el mensaje machacón asocia subliminalmente la cristalización de dicho paquete de ofertas millonarias a dar luz verde a la permanencia de Evo Morales y su pulverización a la opción del No.
El mismo Presidente se encarga de reiterar el perjuicio que representan los cambios de autoridad y las transiciones institucionales. Bajo esta lógica, sobran razones para temer daños mayores si el cambio llega a la Jefatura de Estado.
Reconozcamos, después de 10 años y más allá de avances inevitables, obras que encandilan y otras que se aplauden, la gestión se caracterizó por improvisación, ineficiencia, discrecionalidad y por más de un sobresalto ligado a la inexperiencia y corrupción. Ejemplos sobran, aunque minimizados por la sensación anestésica de una bonanza extraordinaria; ocurrió y aun sucede en instituciones clave como YPFB, Comibol, Mutún, Huanuni, Enatex, los casos de las barcazas chinas, el Fondioc y la desaparición del lago Poopó y los cheques del proyecto para su salvataje. Las cifras ponen en duda la capacidad de gestión de los impulsores del proceso de cambio. El 2015, la ejecución presupuestaria en los 21 ministerios y en las empresas públicas fue de 58,9% y 48,5 de más del 80% de los recursos nacionales hoy centralizados. Entre las gobernaciones, la de Santa Cruz, demuestra que puede ser tan o más eficiente que el MAS en términos de gestión y visión estratégica de su desarrollo institucional y departamental. Al otro extremo, el MAS en Tarija se aplazó pudiendo postular al récord Guinness del despilfarro público.
Conclusión, una Agenda de Estado que se precie de tal, debiera superar el cálculo coyuntural, la demagogia y ser viable independientemente de quien esté a la cabeza de un gobierno. El problema del MAS radica en que los caudillos no tienen sucesores y porque se empeña en estigmatizar la emergencia de voces alternativas dentro y fuera de su propia estructura.
Lo hacen con su arrollador aparato comunicacional y propagandístico. Según analistas, no es casual que cuando de ejecución presupuestaria se trata, Televisión Boliviana haya reportado una ejecución del 160% y favorecida por la inyección de recursos no presupuestados. La propaganda funciona y se prioriza, con menos éxito que antes y a un altísimo costo. Intenta sembrar miedos y dudas en el segmento de electores blandos favorables al No.
En otras palabras, procuran que una reforma constitucional que cambiará la estructura del poder a favor de su oligarquización, se confunda con la oferta millonaria de obras, con presupuestos inflados que niegan la reducción de ingresos y con el miedo asociado al efecto catastrófico del eventual alejamiento del líder providencial. Sin él nada funcionaria, premisa que desnuda la fragilidad estructural del mismo proceso de cambio.
La autora es psicóloga, cientista política y exparlamentaria.
martes, 19 de enero de 2016
aturdido, desgastado, desorientado, temeroso,, anonadado, acomplejado, inseguro, así está el Régimen a poco del 21F, aunque "envalentonado" según Puka Reyesvilla, que no ahorra adjetivos para designar a la yunta Evoalvar en las postrimerías del principio del fin.
Independientemente de lo que nos deparen las urnas el venidero veintiuno de
febrero –aunque, guiado por el cóctel de encuestas al que nos hemos sometido
estos días, que antes que mostrar oculta en buena medida (alrededor de 20%) el
sentir ciudadano, intuyo que el resultado no será el que la dupla en el poder
está buscando- el espectáculo que el régimen nos está brindando es
impagable (¡y lo tenemos gratis!).
En su desplazamiento a tientas buscando un titular del “NO” para polarizar con éste, el otrora certero régimen se ha mostrado tan carente de imaginación como de escrúpulos. Su proceder es comparable al de un cazador que dispara a mansalva cartuchos rellenos con perdigones esperando que alguno dé, por pura casualidad, en la cabeza de algún animal causando su cólera. Uno de esos perdigones alcanzó a un zorro muy venido a menos, el único que respondió (probablemente estimulado en su ego, añorando el protagonismo que alguna vez tuvo). Tal es la talla, asimismo, de un régimen del que, no obstante ser antagonistas suyos, le reconocimos cierta lucidez en otros tiempos. Reacio a debatir con figuras de mayor preparación intelectual que la suya, ahora Morales se autocomplace contendiendo con un espectro convenientemente desenterrado que, agradecido, le sigue el juego introduciendo ruido en el asunto de la re-re-reelección. Mayor funcionalidad, imposible. La duda es si el régimen podrá sostener esta farsa hasta el día del referendo, cosa poco probable.
Pero entretanto, y como referí, la desorientación del régimen merece un lugar privilegiado en la galería de la chapucería política. Tanto el number one como el number two, se despacharon mayúsculas trapisondas –ni qué decir de sus serviciales como el ministro de Trabajo o la ministra de Comunicación-. Aquel, alternando declaraciones en tono de despedida con discursos triunfalistas (“70%”) en patente muestra de esquizofrenia política; éste, articulando arengas sobrenaturales denotando su absoluto desprecio por el raciocinio de los demás.
Mientras esto ocurre en el plano discursivo, en el de las acciones pasa tres cuartos de lo mismo.
Veamos cómo, hasta que un perdigón rozó la pelambre de un mamífero, el régimen sobó insistentemente los nombres de una serie de personalidades, instituciones e incluso países, sin conseguir mayor respuesta a sus provocaciones.
Entre los que llevaron lo suyo se encuentra el sacerdote Solari (otros curas contra los que el régimen arremetio despiadadamente fueron el padre Mateo y el mismísimo cardenal Terrazas) a raíz de testimonios suyos contenidos en un libro con sus memorias. “Cuando se decidió escribir el libro no se sabía nada de esta reelección” tuvo que aclarar el clérigo Carrillo, autor del volumen. El Departamento de Estado de EEUU fue otro “enemigo” –el más recurrente, probablemente- fruto de la paranoia delirante del régimen, señalado por financiar al “NO”, con “pruebas” risibles, para variar. Y no se quedó en amenazas. Con admirable oportunidad, el Congreso autorizó la prosecución de un juicio de responsabilidades contra el opositor Samuel Doria Medina, quien estuvo desempeñando un papel relativamente discreto en esta coyuntura, más bien de cesión de la iniciativa a la ciudadanía –cosa que el régimen nunca llegó a asimilar-. Y, en el colmo de su paroxismo, el oficialismo desató toda su furia contra Carlos Mesa, duro crítico del prorroguismo.
Aturdido, desgastado, desorientado, temeroso, anonadado, acomplejado, inseguro –aunque envalentonado-, así se encuentra el régimen a falta de exactamente un mes para el verificativo del referéndum sobre la re-re-reelección de sus dos patrones.
En su desplazamiento a tientas buscando un titular del “NO” para polarizar con éste, el otrora certero régimen se ha mostrado tan carente de imaginación como de escrúpulos. Su proceder es comparable al de un cazador que dispara a mansalva cartuchos rellenos con perdigones esperando que alguno dé, por pura casualidad, en la cabeza de algún animal causando su cólera. Uno de esos perdigones alcanzó a un zorro muy venido a menos, el único que respondió (probablemente estimulado en su ego, añorando el protagonismo que alguna vez tuvo). Tal es la talla, asimismo, de un régimen del que, no obstante ser antagonistas suyos, le reconocimos cierta lucidez en otros tiempos. Reacio a debatir con figuras de mayor preparación intelectual que la suya, ahora Morales se autocomplace contendiendo con un espectro convenientemente desenterrado que, agradecido, le sigue el juego introduciendo ruido en el asunto de la re-re-reelección. Mayor funcionalidad, imposible. La duda es si el régimen podrá sostener esta farsa hasta el día del referendo, cosa poco probable.
Pero entretanto, y como referí, la desorientación del régimen merece un lugar privilegiado en la galería de la chapucería política. Tanto el number one como el number two, se despacharon mayúsculas trapisondas –ni qué decir de sus serviciales como el ministro de Trabajo o la ministra de Comunicación-. Aquel, alternando declaraciones en tono de despedida con discursos triunfalistas (“70%”) en patente muestra de esquizofrenia política; éste, articulando arengas sobrenaturales denotando su absoluto desprecio por el raciocinio de los demás.
Mientras esto ocurre en el plano discursivo, en el de las acciones pasa tres cuartos de lo mismo.
Veamos cómo, hasta que un perdigón rozó la pelambre de un mamífero, el régimen sobó insistentemente los nombres de una serie de personalidades, instituciones e incluso países, sin conseguir mayor respuesta a sus provocaciones.
Entre los que llevaron lo suyo se encuentra el sacerdote Solari (otros curas contra los que el régimen arremetio despiadadamente fueron el padre Mateo y el mismísimo cardenal Terrazas) a raíz de testimonios suyos contenidos en un libro con sus memorias. “Cuando se decidió escribir el libro no se sabía nada de esta reelección” tuvo que aclarar el clérigo Carrillo, autor del volumen. El Departamento de Estado de EEUU fue otro “enemigo” –el más recurrente, probablemente- fruto de la paranoia delirante del régimen, señalado por financiar al “NO”, con “pruebas” risibles, para variar. Y no se quedó en amenazas. Con admirable oportunidad, el Congreso autorizó la prosecución de un juicio de responsabilidades contra el opositor Samuel Doria Medina, quien estuvo desempeñando un papel relativamente discreto en esta coyuntura, más bien de cesión de la iniciativa a la ciudadanía –cosa que el régimen nunca llegó a asimilar-. Y, en el colmo de su paroxismo, el oficialismo desató toda su furia contra Carlos Mesa, duro crítico del prorroguismo.
Aturdido, desgastado, desorientado, temeroso, anonadado, acomplejado, inseguro –aunque envalentonado-, así se encuentra el régimen a falta de exactamente un mes para el verificativo del referéndum sobre la re-re-reelección de sus dos patrones.
lunes, 18 de enero de 2016
demostrar ante el mundo que el socialismo del siglo XXI aún está vigente, que la caída del castro chavismo puede demorar, que la capacidad de maniobra del gobierno evoalvar es tal que puede ganar un evento aún en contra de todas las encuestas. Carlos Sánchez desde Miami, EEUU previene que sin un control de la prensa internacional minucioso y persistente el 21F puede ofrecer resultados engañosos.
El socialismo del siglo XXI y su factor Evo Morales utilizan el referéndum del 21 de febrero (21F) en Bolivia como escenario para mostrar que el derrumbe de su modelo antihistórico y antipopular -derrotado el 2015- puede ser al menos demorado.
El declinante proyecto castro-chavista necesita con urgencia un triunfo en Bolivia con el “Sí” dictatorial. El pueblo boliviano está por el “No” al abuso, a la corrupción, la impunidad, el narcotráfico, la violación de la libertad de expresión y de prensa, la existencia de presos y exiliados políticos, en suma “No” a la ausencia de estado de derecho y democracia. Bolivia quiere que Morales deje el gobierno y rinda cuentas.
A cinco semanas del 21F el “No” gana ampliamente, pero el dictador cocalero usa la amenaza, el miedo, la represión, la corrupción y el fraude para simular un resultado a su favor. El pueblo boliviano necesita –ahora- el seguimiento de la prensa libre internacional para verificar y evitar el fraude.
El sistema electoral boliviano es sólo una tecla del poder total de Evo Morales. Ha sido construido para aplicar el concepto que “elecciones son democracia” y que “el jefe siempre gana las elecciones”. En Bolivia, como todos los países del socialismo del siglo XXI, el sistema de identidad personal ha sido modificado y está bajo control del Gobierno, el mapa electoral cambia para organizar distritos favorables al régimen, líderes políticos y cívicos están presos o exiliados por la persecución judicializada y se busca su muerte civil. El dictador del dinero ilimitado, cuyas fuentes no explica y usa arbitrariamente los recursos y bienes del estado, ha aprobado leyes electorales infames que limitan la campaña de la oposición, rompe sus propias normas, y finalmente ¡“hace campaña con miembros de su tribunal electoral”!
Haciendo paralelismo con el fútbol, en Bolivia se sabe que Evo Morales en elecciones y en campaña por el “Sí”, es dueño de la cancha de juego, de la pelota, de los medios y periodistas que transmiten el partido, tiene comprados los árbitros que incluso juegan a su favor, patea, inhabilita y saca de la cancha a los adversarios, manipula algunos jugadores del equipo contrario, tiene amenazado al público, controla los veedores internacionales, tiene amarrado el resultado a su favor. No existe ningún elemento de elecciones “libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo”. Lo maneja todo, pero en el 21F Morales y su gobierno están en evidencia, ya no pueden tapar la corrupción ni el fracaso del modelo estatista y centralista, ni su dependencia de la transnacional fundada por Chávez, no engañan más respecto a su rol y al narcotráfico. El pueblo sufre sus abusos y prepotencia pero ya no sirve el discurso de acusar a los gobiernos o líderes políticos a los que Morales ha victimado; la prebenda ya no alcanza, el discurso antiimperialista está deteriorado, ya no le creen la farsa del indigenismo, ni de ser de izquierda… ¡el dictador está desnudo!
La campaña de Morales, como las de Maduro, Kirchner, Correa, Ortega, está fundada en el miedo. Amenaza a las comunidades con obras o beneficios como si los recursos fueran de su bolsillo. Atemoriza a los ciudadanos diciendo que al perder el “Sí” viene la crisis, cuando lo que en verdad hace con el referéndum -anticipado cuatro años a la próxima elección- es tratar de amarrarse antes de que la crisis económica que ya existe se agudice (según sus propios datos el gobierno de Bolivia sufrió un descenso de $2.068 millones en reservas el 2015). Presiona a líderes regionales, cívicos y políticos cuando van por el “No”. Reinició una investigación sobre gastos reservados contra Quiroga y Mesa que declararon por el “No”. Mandó abrir dos nuevos juicios contra Sánchez de Lozada y Sánchez Berzain, a quienes acusa dirigir la campaña del “No”. También reactivó la persecución contra los exgobernadores de Chuquisaca, Sabina Cuellar, y de Cochabamba, Reyes Villa. Ha acuñado la señal que quien no se calla o no apoya el “Sí”, será perseguido, despedido y criminalizado, y nada de esto es noticia.
Morales por medio de su presidente del Senado ha llegado al extremo de que se presenten documentos falsificados denunciando a instituciones prodemocracia de los Estados Unidos acusándolas de elaborar un “plan estratégico para Bolivia” extraordinariamente igual los del servicio de inteligencia cubano en el “asesinato de la reputación” de personas e instituciones. La cobertura de noticias debe ser a favor del oficialismo, los líderes, exiliados o presos no pueden tener cobertura, y si sucede debe ser sólo para discutir la agenda de falsas acusaciones con las que el Gobierno los persigue y como amenaza a la ciudadanía. Una intensa campaña de imagen de Evo Morales en el exterior, con rótulos de “exitoso, indígena y demócrata”, con gastos millonarios de relaciones públicas y de lobby que no se revelan, completa el escenario.
“La campaña por el ‘No’ es una causa ciudadana por Bolivia, no tiene jefes, es de todos los bolivianos que luchamos por el retorno del Estado de Derecho y la democracia”. El “No” son cientos, miles, millones de campañas, casi cada boliviano hace su campaña por el “No”, amenazado por las acciones estalinistas de Evo Morales.
Por eso es urgente que la prensa libre internacional mire a Bolivia, para que más allá de los grandes intereses económicos y cuentas que mueven los regímenes de Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y otros para continuar con la farsa, se sepa la verdad y se garantice a los bolivianos que su voto no será falsificado y que los gobiernos en Bolivia vuelvan a tener fecha de retiro y obligación de rendir cuentas.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
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