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sábado, 30 de abril de 2016

Previus. Junto a Huguito Galindo, Roberto Pena, siendo prefecto Milivoy Eterovic, alcalde Humberto Coronel, presidente de Cordeco Antonio Rojas, y por supuesto codo a codo con Alfonso Rojas, me tocó organizar la Primera Feria Internacional de Cochabamba que fuera gran suceso en medio de la larga historia de decepciones que padeció la idea. por ello cuando LTD enaltece el esfuerzo de reunir espositores y visitantes lamenta que cierto sector de transportistas preste oidos sordos a toda una Comunidad empenada en el progreso y el desarrollo.

El éxito de actividades como la Feria Internacional es absoluta y totalmente incompatible con la cultura del paro y los bloqueos
A partir de hoy, hasta el próximo 8 de mayo, el campo ferial de Alalay, volverá a ser el centro aglutinador alrededor del que se reunirán empresarios, productores, ofertantes de bienes y servicios, consumidores de Cochabamba, de los demás departamentos de Bolivia y también de expositores de los países con los que nuestra región mantiene sus más sólidos vínculos comerciales.
Como ya es habitual, la feria medirá el pulso vital de Cochabamba. Será el más fiel indicador del estado actual de la realidad económica, social y cultural de nuestro departamento. Será, el parámetro más representativo de las fortalezas y debilidades del sector empresarial local, de las inquietudes que animan a nuestra sociedad y de sus proyecciones hacia el porvenir.
Como ya es habitual desde hace algunos años, quienes tienen a su cargo la organización ferial presentarán las avances que se hicieron durante los últimos meses. Este año se puso especial énfasis en mejorar los servicios básicos. Se renovó las redes de agua, iluminación y comunicaciones y se estrenará un sistema de seguridad dotado de cámaras de última tecnología.
Según estimaciones de los organizadores, este año se han invertido alrededor de medio millón de dólares en la remodelación y ampliación de la infraestructura ferial, monto que si bien es inferior al de años pasados, confirma la tendencia hacia un constante crecimiento.
Feicobol, la institución que tiene a su cargo la organización de la Feria Internacional de Cochabamba, espera que como todos los años los esfuerzos se plasmen en un aumento de la cantidad de visitantes y, lo más importante, en mejores resultados para los expositores. Se espera superar las 4.920 citas de negocios logradas en 2015 y llegar a los 157 millones de dólares en intenciones de negocios. Para ello se hizo una ampliación de 12 mil metros cuadrados en el espacio del recinto de los cuales 2.500 están en el pabellón Cochabamba.
Este año, como el anterior, el principal esfuerzo estará enfocado a la asimilación de nuevas tecnologías. Se puso especial atención a la interactividad con los visitantes, a través de “Feicobol App”, aplicación que fue actualizada con más alternativas para esta ocasión. A esas mejoras a cargo de los organizadores, se suman las que serán presentadas por las principales empresas expositoras.
Todos esos esfuerzos, lamentablemente, han sido puestos en grave riesgo por el vigor que en nuestra ciudad ha recuperado, desde hace un par de semanas, uno de los peores enemigos de la normalidad de las actividades económicas legales. Nos referimos a la facilidad con que dos o tres organizaciones logran paralizar la ciudad cada que les da la gana y, lo que es aún peor, a la condescendencia con que no sólo se tolera esa criminal prepotencia, sino, incluso se la alienta, como ocurrió hace un par de semanas.
Como es por demás evidente, el éxito de actividades como la Feria Internacional es absoluta y totalmente incompatible con la cultura del paro y los bloqueos. Es de esperar, por eso, que quienes todavía creen que hay algo que justifique ese tipo de medidas comprendan de una vez que se trata de un mal ante el que no hay contemplación que valga.

viernes, 29 de abril de 2016


Evo no sólo será recordado como el más ignorante y torpe de los presidentes de Bolivia.
Evo será recordado como el más inculto, inconsecuente, inmoral y corrupto.
Evo será condenado a las historias de anécdotas sueltas y cortas como ha sucedido con Melgarejo.
Evo será el permanente personaje de chistes y de cuentos ridículos.


Especialmente será recordado como el MAS cruel, e INHUMANO por su conducta frente a los minusválidos a quienes hizo blanco de gasificación policial y violencia armada.


Uno de los expertos en la historia del 21 de julio de 1946, cuando Villarroel fue colgado de un farol en plena Plaza Murillo ha escrito, que por mucho menos pecados mortales de Evo, llamados La Calancha, Hununi, Cochabamba, Hotel Américas, Chaparina y el escándalo Evo Zapata, Zapata Evo, después de las muertes de Chuspipata, el rumor en La Paz, nació en los barrios populares "Al farol...al farol" y que ese rumor ha empezado a cundir por debajo sin que nadie pueda poner freno....

jueves, 28 de abril de 2016

réplica altiva, oportuna e intransigente de la realidad, con el predicamento tosudo, populista, demagogo y altanero expresado por García Linera. la réplica de LTD hoy.

En la disertación del Vicepresidente del Estado presentando el libro “Pensando el mundo desde Bolivia” afirmó, entre otras ideas, que quienes conforman “gobiernos revolucionarios” en la región  presentan “proyectos de sociedad”, en cambio, la derecha “no cuenta con un proyecto de sociedad” y presenta sus “miserias” por ser “intelectualmente inútiles; económicamente ineptas y regresivas”; políticamente fallidas, pero mediáticamente muy eficaces”.
García Linera parece desconocer, por un lado, que los gobiernos no alineados en la corriente vicepresidencial presentan, de lejos, mejores guarismos sobre combate a la pobreza, mejor funcionamiento de sus instituciones en la lucha contra la corrupción, mucho mejores niveles de respeto a los derechos humanos y ni qué decir del respeto al voto ciudadano como pilar de los sistemas democráticos. Por el otro, muestran gran capacidad de renovación de liderazgo, inexistente en estos gobiernos de “cambio”.
Peor aún, el académico brasileño Emir Sader sostuvo en el mismo acto que el error en Brasil es “no haber democratizado los medios de comunicación y no haber democratizado el mismo Estado ni el Parlamento”, pero que no pierde la esperanza de que todo se superará en función al liderazgo del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (de la corrupción, nada).
Frente a esa negación de la realidad, hay tres acepciones de soberbia que aceptEn la disertación del Vicepresidente del Estado presentando el libro “Pensando el mundo desde Bolivia” afirmó, entre otras ideas, que quienes conforman “gobiernos revolucionarios” en la región  presentan “proyectos de sociedad”, en cambio, la derecha “no cuenta con un proyecto de sociedad” y presenta sus “miserias” por ser “intelectualmente inútiles; económicamente ineptas y regresivas”; políticamente fallidas, pero mediáticamente muy eficaces”.
García Linera parece desconocer, por un lado, que los gobiernos no alineados en la corriente vicepresidencial presentan, de lejos, mejores guarismos sobre combate a la pobreza, mejor funcionamiento de sus instituciones en la lucha contra la corrupción, mucho mejores niveles de respeto a los derechos humanos y ni qué decir del respeto al voto ciudadano como pilar de los sistemas democráticos. Por el otro, muestran gran capacidad de renovación de liderazgo, inexistente en estos gobiernos de “cambio”.
Peor aún, el académico brasileño Emir Sader sostuvo en el mismo acto que el error en Brasil es “no haber democratizado los medios de comunicación y no haber democratizado el mismo Estado ni el Parlamento”, pero que no pierde la esperanza de que todo se superará en función al liderazgo del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (de la corrupción, nada).
Frente a esa negación de la realidad, hay tres acepciones de soberbia que acepta el Diccionario de la Lengua Española que se pueden aplicar en este caso: “Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros”; “Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás”; “Cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas”, y todas conducen, cuando de política se trata, al abismo...

miércoles, 27 de abril de 2016

reclama El Deber mayor atención al tema de la corrupción. materia no avanzada en la década masista, al contrario agravada en el campo del narcotráfico, que sigue acusando déficits alarmantes.

No pudieron las consignas de campaña que prometían erradicar el flagelo. No pudieron los pomposos zares anticorrupción. No pudieron los ministerios, viceministerios y direcciones armados para combatir este mal. ¿Podrán los ‘agentes encubiertos’? La corrupción es una enfermedad endémica en la política boliviana que ha traspasado gestiones gubernamentales y niveles de gobiernos, y afecta a los recursos públicos, con graves daños para todos los bolivianos.

La propuesta legislativa del MAS para una reforma del sistema procesal penal apunta a unificar todos los códigos y leyes penales vigentes, e incluye la creación ‘agentes encubiertos’, no solo para el narcotráfico y terrorismo, sino también para corrupción pública. Además, genera la subdivisión de tres tipos de procesos: contra crímenes, delitos y faltas, para descongestionar los juzgados, según un informe periodístico.

El proyecto se conoce en la antesala de la próxima Cumbre de la Justicia que apunta a realizar una reforma del sistema judicial boliviano, sumido hoy en una profunda crisis institucional y política. La figura de agentes encubiertos está vigente en el Código Penal y en el de Procedimiento Penal actual para casos de narcotráfico y de terrorismo, desde 2001. Según el Poder Ejecutivo, el procedimiento dio buenos resultados en la lucha contra las drogas, aunque no es muy común porque es bastante caro y peligroso. La oposición remarca, por el contrario, que los deficientes resultados en materia de lucha antidrogas señalan que ni con agentes encubiertos se ha podido frenar el negocio de las drogas en el país. El problema de la corrupción no se resuelve solo con mecanismos policiales, demanda una decisión política en serio que apunte a cortar las raíces profundas de este flagelo. La falta de independencia real de poderes, el manejo discrecional de la Fiscalía General y del Poder Judicial, la falta de control social y político del manejo que realizan los funcionarios públicos y la impunidad que impera para los casos descubiertos señalan que el tema reclama mucho más que unos agentes encubiertos.

Bolivia aparece en el puesto 99 del ranking de Transparencia Internacional, que ubica al país en el pelotón de los países con mayor percepción de corrupción de América Latina, por detrás de Perú, Colombia, Brasil, Chile y Uruguay. Después de 10 años de la actual gestión de Gobierno la situación no ha mejorado mucho. Los casos Zapata-CAMC y Fondo Indígena no son más que las muestras de una situación irresuelta que exigen la mayor atención de parte del Estado y la sociedad.

lunes, 25 de abril de 2016

"la estrategia de la mentira" llama justamente LT a la enganosa manera del MAS de no decir la verdad en los temas de actual discusión. conducta que perfora la Gobernabilidad ya tan deteriorada.

En forma incomprensible, el Gobierno ha dejado pasar algo más de dos meses sin aclarar una denuncia que, por la forma en que las autoridades han actuado y lo siguen haciendo, lo desprestigia cada vez más.
Se hace referencia, obviamente, al denominado caso Zapata, el que, con decir la verdad en cuanto fue denunciado, incluso a estas alturas, pese a lo escabroso que es, pudiera haber pasado al olvido. Más bien, recurriendo a cada vez más groseras mentiras, las autoridades han posibilitado que se generalice la desconfianza en el régimen, pues todas las que han intervenido para tratar de preservar la imagen presidencial, han provocado más dudas aún.
Al parecer, quienes pudieran ayudar a que ese proceso de desgaste sea revertido no tienen acceso al Primer Mandatario o temen contrariarlo incluso pudiendo constatar que desde hace más de dos meses la gestión administrativa del Estado está marcada por la desorientación. Así lo demuestra la reacción de las autoridades en contra de la Carta Pastoral sobre el narcotráfico, el forzado encuentro del Presidente  con el papa Francisco, la incapacidad de negociar con los discapacitados o, en el ámbito parlamentario, la grotesca actuación de los legisladores del MAS en el tratamiento de las denuncias de tráfico de influencias a consecuencia del caso Zapata o la elección del Defensor del Pueblo y el Contralor General del Estado o las propuestas para regular las redes sociales.
En este marco, se puede prever que si se prefiere mantener esta cuestionable estrategia de la mentira en vez de decir la verdad y esclarecer responsablemente los hechos, la desconfianza en las autoridades seguirá creciendo, afectando, como ya sucede, la gobernabilidad del pais.

domingo, 24 de abril de 2016

con gran precisión Carlos Mesa describe la crisis en Brasil, que presidida por el tema corrupción, abarca otros aspectos del poder que están conduciendo al desmoronamiento del régrimen del PT (Partidos de los Trabajadores) que deja a Rousseff con menos del 10% de apoyo.

La gente se ha cansado, ha perdido la ilusión, se encuentra con un mar de miserias humanas traducido en miles de millones de dólares robados al Estado, es decir a sus propios bolsillos… Lo evidente es que Brasil paga las facturas que su sistema político y empresarial gastó sin pudor alguno durante tantos años.
Escuchando los “argumentos” de varios de los diputados brasileños que votaron en la sesión de impeachment de la Presidenta Rousseff, uno se preguntaba si estaba en un país democrático o en  una teocracia. Las menciones a la protección de Dios, las afirmaciones de fe religiosa, las decisiones tomadas bajo su iluminada palabra se sucedían mezcladas con insólitas citas a los hijos, a las esposas, a los nietos. “Voto por el sí por mi pequeño nieto…”. El cuadro surrealista de la Cámara Baja en Brasilia mostró que no importa el tamaño, ni la influencia regional, ni la dimensión del Producto Interno Bruto. A la hora de la verdad las miserias humanas y las maniobras más obvias salen a la luz del mismo modo en naciones grandes que en naciones diminutas.
La muy probable destitución de la Presidenta se desarrolla en un contexto lleno de ambigüedades, de notas amargas, de manipulaciones y de un alto grado de desvergüenza política.
El expresidente Cardoso, favorable a la salida de Dilma, afirma que todo juicio político (eso es el impeachment) tiene dos componentes indisolubles entre sí, el jurídico y el político. El elemento político tiene en este caso una fuerza extraordinaria que explica la posibilidad del desenlace que está ya casi cantado.
La Presidenta y su partido, el Partido de los Trabajadores (PT) al que Lula llevó a las máximas cotas de popularidad y éxito, atraviesan una crisis dramática, su credibilidad se ha desplomado y la aprobación de la gobernante apenas roza el 10 por ciento. Las razones no son muy difíciles de adivinar, la economía brasileña atraviesa una de las recesiones más dramáticas de su historia reciente, el déficit crece desmesuradamente, el desempleo está en cotas altísimas, los salarios se han desvanecido en su poder adquisitivo y el costo de vida es cada vez más alto para los brasileños más desfavorecidos. Esta realidad ha traído como consecuencia la vuelta de miles de brasileños que habían salido de la pobreza nuevamente a esa condición.
A este escenario, atribuido a varios errores de gestión económica del Gobierno, se suma la evidencia de que el país entero está sumido en una corrupción  desmesurada. La operación “Lava Jato” iniciada por la Policía Federal ha puesto en evidencia hechos de corrupción que involucran para empezar a Petrobras, la otrora niña mimada del Estado, y continúan con muchas megaempresas privadas y a sus cabezas de dirección. Las cifras marean por su tamaño y por la cantidad de involucrados, incluido como investigado el propio expresidente Lula.
Ese contexto parecería justificar la situación de Dilma Rousseff, si no fuera que casi el 40 por ciento de los diputados que votaron por su salida del poder están a su vez acusados de corrupción, si no fuera que quien presidía la sesión del impeachment, la cabeza de los diputados Eduardo Cunha, es tipificado como un gangster por varios líderes de opinión serios de Brasil y está, a su vez, investigado por corrupción.
Está claro que muy pocos pueden lanzar la primera piedra en este caso, pero está claro también que la capacidad de gobernabilidad de la mandataria se ha reducido casi a cero. Sus detractores recuerdan que Rousseff fue ministra de Energía, máxima directiva del Consejo de Dirección de Petrobras y Jefa de la Casa Civil de la Presidencia. ¿Pasó un Elefante delante suyo y no lo vio? Sus defensores afirman, por el contrario, que no hay una sola acusación contra ella que pueda poner en duda su honorabilidad y que la acusación vigente hoy está referida a un manejo cuestionable de las cuentas fiscales del presupuesto brasileño, lo que difícilmente puede tipificarse como un acto de corrupción.
La crisis brasileña es, como se puede ver, muy compleja pero pone sobre el tapete lecciones que no se pueden pasar por alto. Si bien es verdad que la corrupción ha salpicado a casi todos por igual, entre ellos al hoy principal partido de la oposición, el PMDB, el camaleónico partido que igual apoyó a la dictadura que a la izquierda (gracias a los votos que obtiene a pesar de todo), no es menos cierto que esa misma corrupción ha envuelto de modo dramático al PT, que cuando llegó al poder en 2003 hizo de la lucha contra la corrupción una de sus principales banderas. Bandera hecha jirones, principios desgastados, aburguesamiento y complacencia con el statu quo más que evidentes. Son ya 13 largos años de Gobierno, ocho de Lula y cinco de Dilma, que han triturado buena parte de ese discurso de esperanza que mejoró la vida de tantos brasileños sobre todo en la primera gestión de Lula.
La gente se ha cansado, ha perdido la ilusión, se encuentra con un mar de miserias humanas traducido en miles de millones de dólares robados al Estado, es decir, a sus propios bolsillos… Más allá de la ambigüedades, más allá del descaro de parlamentarios sin pudor y con una teatralidad circense, lo evidente es que Brasil paga las facturas que su sistema político y empresarial gastó sin pudor alguno durante tantos años.