¿Qué razones pueden justificar la construcción de un estadio con capacidad de 60.000 personas en un extenso espacio que podría convertirse en un pulmón de la ciudad de Cochabamba y que colinda con cuatro avenidas (una de ellas interdepartamental)?
Pero aún ¿si el actual estadio Félix Capriles, con capacidad para albergar a 30.000 espectadores y con un espacio externo que bien aprovechado puede convertir la zona en una pequeña ciudadela deportiva, no se llena sino un par de veces al año?
A mayor abundamiento, ¿qué decir si se tiene como precedente los inmensos estadios construidos en Brasil para el Mundial del año pasado, varios con la misma capacidad de 60.000 personas y que hoy están sin utilizar al punto que se ha propuesto que sean incluso convertidos en dormitorios populares, y que han tenido el efecto de despertar a esa población de un letargo de aceptación de crecientes niveles de corrupción en el principal partido de gobierno?
Sin embargo, las autoridades quieren construir el susodicho estadio. Incluso, el Gobernador interino ha dicho que se tratará de la “obra más importante que se ha realizado en el país desde 1949” (¿será un lapsus cortesano o de verdad eso creerá la autoridad regional?), mientras que una asambleísta –convertida en esta oportunidad en el niño de “El Rey está desnudo”– le ha dicho al Primer Mandatario que se trata de un despilfarro injustificable.
Ojalá que pasadas las elecciones subregionales, la racionalidad se apodere de las autoridades y la ciudadanía y se debata con argumentos el destino de este espacio cochabambino, de manera que beneficie a la comunidad y no a pequeños sectores interesados.
las razones?
vanidad de Evo. sabe que se va, quiere dejar sus huellas.
ganancia para su entorno, arquitectos, constructores, loteadores
por lo demás: despilfarro, derroche, absurdo. se olvida de Lula y de la Dilma