Urkupiña es la fiesta que recibe la más alta cifra de fieles, no sólo porque es la que atrae a la mayor cantidad de feligreses que viven fuera de Cochabamba, sino también porque tiene una duración de tres días, que concentran una gran cantidad de visitantes. Este año, los organizadores de la celebración esperan la llegada de al menos medio millón de feligreses, aunque el nuevo alcalde, Marcelo Galindo (MAS), es mucho más optimista y cree que llegarán más de un millón.
Esta cifra es más alta que las que se registraron en el Carnaval de Oruro, en febrero de este año, y en la fiesta del Gran Poder en La Paz, realizada en mayo. Los miembros de la asociación folklórica del Carnaval de Oruro calcularon, a base de estimaciones, que esta fiesta tuvo alrededor de 400 mil espectadores, y los de la asociación del Gran Poder creen que tuvieron 350 mil visitantes, incluyendo el flujo turístico.
Ambas celebraciones tienen lugar un solo día, cuando se realizan las entradas y los bailes, en cambio Urkupiña, además de las dos entradas (autóctona y folklórica), también tiene el Calvario, que es el rito central de la celebración, al que asisten miles de feligreses.
En Oruro, bailan 50 mil personas aproximadamente y la fiesta genera un movimiento económico de 24 millones de dólares. Esta fiesta fue reconocida como Patrimonio Histórico de la Humanidad, por la Unesco, pues para lograr la majestuosidad que necesita, los bailarines deben estrenar sus trajes (que les cuestan entre 500 y 3 mil dólares), lo que significa que es casi un pecado alquilar disfraces. Para participar, los nuevos bailarines deben pagar a sus fraternidades alrededor de 250 dólares por persona y las fraternidades, entre 5 mil y 20 mil dólares a sus bandas.
En la paceña festividad del Gran Poder bailan aproximadamente 35 mil personas. Mueve alrededor de 15 millones de dólares como evento turístico, pero como es una fiesta que se gesta desde noviembre de cada año, se calcula que en siete meses de movimiento económico se generan otros 15 millones más, lo que significa que es la más costosa del occidente del país, pues mueve más de 30 millones de dólares.
Los bailarines deben alquilar trajes de primera salida (100 dólares) y para inscribirse, las parejas deben pagar entre 50 a 150 dólares. Las bandas cobran igual que en Oruro.
En Urkupiña, se calcula que participan unos 15 mil bailarines, que gastan entre 50 y 60 dólares en el alquiler de sus trajes. Aunque también hay quienes se mandan a coser nuevos, en Oruro se invierten entre 200 y 400 dólares. Los bailarines deben pagar entre 100 y 300 bolivianos por afiliarse a una fraternidad y las bandas, entre 3 mil y 6 mil dólares. Las autoridades de Quillacollo, además de los miembros de la Asociación de Conjuntos Floklóricos, consideran que se mueve más de 20 millones de dólares en la entrada. También informaron que durante la realización del Calvario, por la gran cantidad de comercio informal, todo el movimiento económico de esta celebración gira en torno a los 50 millones de dólares.