Hacia una ciudad sin cables
A mediados de los años 90, una de las autoridades ediles de entonces tuvo una iniciativa que en su momento no fue debidamente valorada. Propuso que se retome un proyecto propuesto en los años 60 para que Cochabamba siga los pasos de muchas otras ciudades modernas que integraron en una sola red subterránea los principales servicios públicos.
De lo que se trata es de construir una sola red capaz de canalizar los cables de energía eléctrica, las redes de gas domiciliario, los desagües pluviales, el servicio de agua potable y alcantarillado, los cables telefónicos y de banda ancha para Internet, de manera que todos esos servicios se canalicen a través de un solo sistema de conductos subterráneos.
Casi 50 años han transcurrido desde que la idea fue propuesta por primera vez y nada se ha avanzado en esa dirección. Por el contrario, cada una de las empresas de servicios públicos sigue actuando por su cuenta destinando grandes recursos para hacer sus propias redes. Y lo que es peor: el problema se agrava con cada día que pasa pues ya no son sólo los cables del tendido eléctrico, sino los de servicios telefónicos, de TV por cable e Internet que han irrumpido para multiplicar el problema exponencialmente.
Ahora, cuando nuestra ciudad está a punto de encarar grandes obras, como la reconstrucción de su red de agua potable y alcantarillado y la ampliación de algunas de sus principales avenidas, se encuentra en circunstancias óptimas para iniciar el proceso de cableado subterráneo. Sería sin duda un proceso largo y dificultoso, pero que por algo se debe comenzar.
De lo que se trata es de construir una sola red capaz de canalizar los cables de energía eléctrica, las redes de gas domiciliario, los desagües pluviales, el servicio de agua potable y alcantarillado, los cables telefónicos y de banda ancha para Internet, de manera que todos esos servicios se canalicen a través de un solo sistema de conductos subterráneos.
Casi 50 años han transcurrido desde que la idea fue propuesta por primera vez y nada se ha avanzado en esa dirección. Por el contrario, cada una de las empresas de servicios públicos sigue actuando por su cuenta destinando grandes recursos para hacer sus propias redes. Y lo que es peor: el problema se agrava con cada día que pasa pues ya no son sólo los cables del tendido eléctrico, sino los de servicios telefónicos, de TV por cable e Internet que han irrumpido para multiplicar el problema exponencialmente.
Ahora, cuando nuestra ciudad está a punto de encarar grandes obras, como la reconstrucción de su red de agua potable y alcantarillado y la ampliación de algunas de sus principales avenidas, se encuentra en circunstancias óptimas para iniciar el proceso de cableado subterráneo. Sería sin duda un proceso largo y dificultoso, pero que por algo se debe comenzar.