A más de cuatro años del final de su tercer mandato, los movimientos sociales y políticos afines al MAS han puesto en marcha un polémico operativo político para lograr una nueva reelección de Evo Morales. Para ello, los seguidores del presidente apuntan a modificar la Constitución Política del Estado (CPE), ya que el actual texto impide que pueda volver a presentarse en las elecciones de 2020. El contexto más claro es que el oficialismo no cuenta con un líder suficientemente fuerte para garantizar la continuidad del actual proceso político y Morales aparece como la única garantía para permanecer en el mando.
El artículo 168 de la carta fundamental establece que el periodo de mandato del presidente y del vicepresidente es de cinco años. Estipula también que la reelección puede darse solo una vez de manera continua. En la actualidad, Morales cumple su tercer periodo como primer mandatario. El primero fue desde 2006 hasta 2009 y el segundo duró desde 2010 hasta enero de 2015. El tercer mandato de Morales corre desde el 22 de enero de este año hasta 2020 y el mandatario lo justifica por considerar que el primero, entre 2006 y 2009, no debe contabilizarse ya que formaba parte de otro Estado que hoy ya no existe y el que cuenta como primero es el que se inició en 2010 bajo la nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia. Polémica interpretación que fue rechazada por amplios sectores de la oposición y que señala una voluntad empecinada por prolongar su mandato indefinidamente.
La alternancia en el poder es uno de los principios básicos de cualquier democracia moderna. La mayor parte de los países que tienen democracias sólidas prevén el cambio de mando entre los partidos que mayor apoyo recojan en la población. Lo contrario lleva a una perniciosa concentración del poder. El ciudadano de a pie espera que el presidente Morales se concentre en garantizar una buena gestión de Gobierno, justamente, al inicio de su tercer periodo. La situación económica de Bolivia sigue siendo frágil en un contexto internacional complejo y desafiante, con bajas significativas en los ingresos de recursos debido a la caída en los precios de las materias primas.
Activar estas maniobras políticas no hace más que desgastar su imagen y abrir sospechas sobre una visión hegemónica y monolítica del poder. Ojalá que la racionalidad, que es resaltada a escala internacional en la gestión económica, también prime en el plano político. No hay democracia sin participación real de las diversas partes y de las visiones que constituyen una sociedad
La ciudad de Cochabamba, su gente, sus calles y plazas. Sus ríos y montañas. Su historia y geografía, su futuro promisorio. Su siempre renovada imagen.
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jueves, 2 de julio de 2015
lo pone muy claro El Deber, "otra vez Evo" al intento de reponer su candidatura por la cuarta vez, un equívoco tremendo, "ojalá que la racionalidad prime en el plano político" explaya el diario mayor, se podría agregar. lanueva situación Cuba abrazándose a los EEUU, Venezuela en medio de la mayor crisis de su historia, Correa navega en un mar de impopularidad y descontento, Evo no puede ser la excepción si persiste en "yo o ningún otro" para perpetuarse.
miércoles, 1 de julio de 2015
nunca mejor un título "el ocaso de los dioses" para señalar el término del chavismo, "no hay mal que dure cien años..."el fin de Maduro de Cristina, de Lula Da Silva, ecuador y en Bolivia con signos inequívocos de acabarse el masismo...según Marcelo Ostriallegará pronto la hora de restaurar las instituciones, los derechos y la libertad
No se trata de la obra de Juan Gil Albors sobre la religión, la Iglesia y
la existencia de Dios. Es el otro ocaso; es el de los políticos-brujos
que prometieron tanto y que, ahora, enfrentan el fracaso y van hacia su
inevitable desaparición de la vida pública. La situación de los
gobiernos afiliados al Foro de San Pablo se ha vuelto difícil y de ellos
quedará el recuerdo de las violaciones a los derechos fundamentales y
las campañas de odio contra personas, instituciones y países, a los que
vieron como enemigos, no solo del populismo, sino de la estirpe humana.
Son los que buscaron dominar las instituciones de sus países y conservar el poder indefinidamente por el engaño y por el fraude. Es más, ninguno se ha librado de acusaciones creíbles de actos de corrupción. También son los que procuraron –y casi lo han conseguido– quebrar la institucionalidad y la solidaridad hemisféricas; primero, como lo propuso el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, se intenta hacer desaparecer la OEA y, ahora, ungiendo, como principal funcionario del organismo continental, a un secretario general opaco, sectario y funcional al populismo, que seguramente ya sacará las garras.
Como siempre, se está cumpliendo el refrán popular: “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”. El régimen ‘bolivariano’ de Venezuela se debate en una espantosa crisis terminal económica y política y ya se sabe que “el chavismo nunca ha enfrentado una elección más difícil que esta” (Luis Vicente León, presidente de Datanálisis).
Tampoco hay buenas noticias para el Gobierno de la presidenta argentina, que acaba de sufrir un revés electoral en la provincia de Mendoza, lo que anuncia que en octubre el kirchnerismo, luego de 10 años en el poder, probablemente será derrotado. Por su parte, la presidenta brasileña, heredera de Lula da Silva, se hunde cada vez más en las encuestas como expresión del descontento. Y no la tiene fácil el presidente ecuatoriano, pues, mientras guerrea con la prensa –a la que no consigue acallar–, crecen las protestas en las principales ciudades de su país. En Bolivia se advierten signos de ese ocaso: los intentos de desestabilizar a los opositores electos, como a la alcaldesa opositora de El Alto –ciudad que fue reducto del oficialismo–, han fracasado, aumentando la desazón del régimen.
Cuando hayan desaparecido los brujos, se podrá, con cordura, sensatez y espíritu solidario, restaurar las instituciones, los derechos y la libertad. Será, entonces, el comienzo de una nueva era en América
Son los que buscaron dominar las instituciones de sus países y conservar el poder indefinidamente por el engaño y por el fraude. Es más, ninguno se ha librado de acusaciones creíbles de actos de corrupción. También son los que procuraron –y casi lo han conseguido– quebrar la institucionalidad y la solidaridad hemisféricas; primero, como lo propuso el desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez, se intenta hacer desaparecer la OEA y, ahora, ungiendo, como principal funcionario del organismo continental, a un secretario general opaco, sectario y funcional al populismo, que seguramente ya sacará las garras.
Como siempre, se está cumpliendo el refrán popular: “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”. El régimen ‘bolivariano’ de Venezuela se debate en una espantosa crisis terminal económica y política y ya se sabe que “el chavismo nunca ha enfrentado una elección más difícil que esta” (Luis Vicente León, presidente de Datanálisis).
Tampoco hay buenas noticias para el Gobierno de la presidenta argentina, que acaba de sufrir un revés electoral en la provincia de Mendoza, lo que anuncia que en octubre el kirchnerismo, luego de 10 años en el poder, probablemente será derrotado. Por su parte, la presidenta brasileña, heredera de Lula da Silva, se hunde cada vez más en las encuestas como expresión del descontento. Y no la tiene fácil el presidente ecuatoriano, pues, mientras guerrea con la prensa –a la que no consigue acallar–, crecen las protestas en las principales ciudades de su país. En Bolivia se advierten signos de ese ocaso: los intentos de desestabilizar a los opositores electos, como a la alcaldesa opositora de El Alto –ciudad que fue reducto del oficialismo–, han fracasado, aumentando la desazón del régimen.
Cuando hayan desaparecido los brujos, se podrá, con cordura, sensatez y espíritu solidario, restaurar las instituciones, los derechos y la libertad. Será, entonces, el comienzo de una nueva era en América
lunes, 29 de junio de 2015
a pocas semanas de la aparición de José Luis Baptista como columnista de fuste en los temas de su dominio el Derecho Constitucional y Político, sus textos enriquecen nuestro conocimiento como hoy que trata de las "Monarquías Constitucionales" que son un ejemplo de convivencia, de tolerancia y de respeto a la Ley y a las personas. Para conservalo sin duda.
Recientemente, según publicaciones de prensa, en Milán, en una universidad, el presidente Evo Morales manifestó que no puede entender que los Estados Republicanos de América se vean obligados a recibir y atender a reyes o príncipes cuando se presentan en ocasión de posesión de nuevos mandatarios. Las mismas publicaciones informan que él, en julio de 2014, se refirió a los sistemas monárquicos como “insulto a la humanidad y a la vida”.
No es admisible que un Jefe de Estado trate de ese modo a los representantes oficiales de otros Estados. La existencia hoy de regímenes monárquicos en Europa no puede calificarse como insulto a la humanidad y la vida. En ninguno de los Estados europeos constituidos bajo régimen monárquico subsiste un régimen absolutista.
Inglaterra, España, Dinamarca, Noruega, Suecia, Holanda y Bélgica, al contrario de algunos de los Estados Republicanos de América, son modelo de comportamiento democrático. Las monarquías constitucionales resultaron ser factores de unidad, de concordia. Están consideradas como encarnación de sus países porque, en gran medida, la historia de tales países es la historia de las familias de esos reyes que representan la memoria que conecta al individuo con la idea de patria. El hecho de que tales monarquías sobrevivan, es expresión de un auténtico sistema democrático, pues surgieron de la voluntad soberana de sus pueblos.
Respecto al régimen monárquico constitucional en Inglaterra, cuyo carácter parlamentario y plenamente democrático subsiste sin variantes desde 1701, se ha afirmado con razón que allí las oposiciones de clases o partidos son menos peligrosas que en otros países, porque es muy antigua la costumbre que tienen sus habitantes de inclinarse ante las decisiones de la mayoría.
En España, después de la muerte de Francisco Franco (1975), se produjo el cambio político de la dictadura a la democracia. Se organizó el Estado bajo la modalidad de monarquía parlamentaria. En una primera fase (1976) se implantó el sufragio universal y un parlamento bicameral como consecuencia de un referéndum con resultado de amplia mayoría. En 1977 fueron legalizados el Partido Socialista y el Partido Comunista.
Se disolvió a la Falange. Se legalizaron los sindicatos y se aprobó el derecho de huelga. Para la promulgación de una nueva Constitución Política del Estado se conformó una comisión integrada por delegados de todos los partidos políticos y las distintas regiones. Analistas políticos consideran que la Constitución de España es la más liberal de Europa. No hay religión oficial. Se asigna a las Fuerzas Armadas un papel rigurosamente limitado. Queda abolida la pena de muerte.
Tan arraigado está el sistema de monarquía constitucional en Dinamarca, que, en 1926, cuando los socialistas llegaron al poder, suprimieron por voluntad propia el punto de su programa que proponía la abolición de la monarquía. En Suecia, país en el que hace muchos años que los socialistas tienen proyecto republicano, no se vislumbra la aparición de ese sistema. Se mantienen igualmente sólidas las monarquías bajo régimen parlamentario en Noruega, Holanda y Bélgica.
*Abogado, fue profesor universitario y ministro de la Corte Suprema de Justicia.
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