La propuesta de crear un Concejo Político-económico paralelo al Gabinete de Ministros para “definir” políticas de estado y de gobierno, es el reconocimiento explicito del fracaso del Proyecto Evista.
La presencia masiva de la representación del empresariado cruceño en la cumbre de Cochabamba con quienes el Gobierno ya estableció antes una estrategia conjunta para el impulso de la producción de azúcar, pollo y leche, ha sido elocuente en sí misma.
Otra vez la economía, esa terca disciplina cuya determinación en última instancia la definió Carlos Marx a mediados del siglo antepasado, ha puesto las cosas en su lugar.
El Proyecto ideologizado del estatismo a ultranza, de la subvención y las bonificaciones sociales,-lo mejor del modelo- de la subvención del diesel y la gasolina, del sostenimiento a empresas estatales deficitarias tuvo la virtud de sostenerse un tiempo gracias a los ingresos sin precedentes por exportación de materias primas.
La demanda agregada estimulada por las subvenciones y el sistema de bonos de carácter social han presionado a las arcas públicas con el riesgo de rebrote inflacionario inminente.
Ello no se ha producido porque la estructura de producción de un modelo económico exitoso, el modelo de desarrollo productivo, democrático, nacional y autonómico del oriente boliviano cubrió a tiempo ese flanco estratégico del proceso de cambio.
Sin producción sostenida en el tiempo no hay proceso que resista por más revolucionario que se auto-califique.
En su manía especulativa de hiperideologización, el gobierno del Presidente Evo Morales pretendió destruir desde sus cimientos el modelo democrático productivo, y autonómico del Oriente Boliviano.
Toda una “avalancha” de normativas perversas para destruir el modelo productivo y reemplazarlo por el colectivismo agrario rechazado desde sus inicios por el pueblo campesino trabajador del campo que quiere ser propietario y productor.
Desde luego que si se constituye el Concejo paralelo de economía y desarrollo y no se concreta la alianza estratégica entre la élite conductora empresarial del oriente con la del poder y del gobierno el Plan fracasará,
En tanto que si se concreta la alianza y el gobierno retorna a los márgenes de la racionalidad, la reposición de los derechos ciudadanos que quiere decir democracia sin represión, sin perseguidos, encarcelados y exiliados, es justo que la ciudadanía conceda al emprendimiento el beneficio de la duda.
Como eufemismo se podría hasta hablar de un potencial triunfo de la democracia que tanto costó al pueblo boliviano rescatar
Hasta se podría hablar del final de una contienda compleja sin “vencedores ni vencidos” pero no, la potencial victoria será del pueblo más castigado, de la región más emprendedora y de los demócratas más sufridos, encarcelados y perseguidos.
El pueblo clama amnistía política y reconciliación; la imagen que podría dar la vuelta al mundo sería la de la excarcelación con juicio justo del ciudadano Leopoldo Fernández.
¿Por qué no?
¡La Política es el arte de lo imposible!