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jueves, 30 de abril de 2015

acepta el reto de Los Tiempos y participa con palabra encendida. Erika Brockmann argumenta con solidez y pone en claro que el mastodóntico proyecto de El Batán ya triplicado en el cálculo del costo inicial no es ningún regalo de Evo, será cargado a los ingresos de la región.Y sobre la "dictadura del sindicalismo en el Chapare", sabroso

“Cochabamba, va a ser el epicentro del despliegue de la sociedad del conocimiento (…) es el lugar ideal para arrancar esta nueva fase de la economía boliviana que tiene que regir los destinos de Bolivia los siguientes 100 años” con estas palabras el Vicepresidente del Estado Plurinacional dio por inaugurada la XXXII versión de la Feria Internacional de Cochabamba.
Aludió a la necesidad de invertir y consolidar alianzas entre empresarios, Estado y las universidades públicas y privadas del departamento. Frente a tan promisorio mensaje, imaginaba a nuestra Cochabamba convertida en el centro de la excelencia de servicios de educación y de salud, además de la pequeña y mediana industria, sectores asociados a la vocación regional y a la capacidad de generación de conocimiento y tecnología.
Sin embargo, más temprano que tarde, llegó la hora del desencanto ante el anuncio de la construcción inminente de “el Batán”, megaestadio con una capacidad de 60.000 espectadores para una sola disciplina deportiva –fútbol– como si se tratara de un regalo presidencial a financiarse con recursos del Estado central y no con los de la región. La noticia, lejos de atenuar las razonables críticas técnicas, jurídicas, financieras e inclusive deportivas que ha merecido tan elefantiásica obra, intensificó el clamor de quienes demandamos debatir en torno a la  pertinencia de tan costoso presente. ¿Sabía usted que la comisión de organizadores de los juegos Odesur 2010, que arribó a la Llajta para intercambiar experiencias, comentó que en el Club Hípico –predios donde se emplazaría “El Batán”–  podría caber un complejo para hasta 25 disciplinas deportivas –incluido el deporte de multitudes– similar al construido en Medellín para tal ocasión?
Y es que, “El Batan” además de no ser condición necesaria para la realización de los juegos Odesur no se compadece de sempiternas necesidades de una región metropolitana donde el agua es cara, se dosifica y se distribuye en cisternas. De una ciudad envuelta en una nube de contaminación, con basura mal manejada y con proyectos inconclusos y postergados.
¿No estamos a tiempo de evaluar seriamente una política deportiva que por años improvisa y prioriza lo accesorio para después abandonarlo?”
Un segundo hecho amargo tiene que ver con las sanciones anunciadas por la dirigencia del sector cocalero en contra de aquellos también campesinos del trópico que osaron inscribirse como candidatos de organizaciones políticas distintas a las del hegemónico MAS. Se trata de una práctica punitiva de larga data pero que hoy se devela descarnada e impune. Estamos ante un sindicalismo antidemocrático y violatorio de los derechos políticos, civiles y económicos castigando con el despojo del cato y  las  tierras a sus afiliados librepensantes. ¿Acaso no se dan cuenta de que los estatutos de las federaciones no están por encima de la constitución y las leyes? ¿O es que el trópico cochabambino confirma ser el agujero negro donde impera la ley del más fuerte, siendo el reino del despotismo sindical y del capitalismo salvaje? ¡Desafortunada la actitud del sector que se asume la vanguardia emancipadora del proceso de cambio en Cochabamba y el país!
Paradójicamente, nos encontramos frente a comportamientos conservadores y autoritarios con discursos revolucionarios y antiimperialistas que suenan desgastados, vacíos y estridentemente contradictorios.  Por las razones aquí expuestas y otras más pareciera que “El Batán” llega a tiempo; lo suficiente como para malograr y abatanarnos el conocimiento, la capacidad de asombro y de discernimiento. ¡Lamentable!
La autora es psicóloga, cientista política, exparlamentaria.

domingo, 26 de abril de 2015

repite y refuerza Los Tiempos los argumentos que se oponen a la construcción de "un elefante blanco" estadio mastodóntico para la vanidad de Evo, con el nombre de"El Batán". ahora se sabe que Juegos Odesur no han condicionado la obra a la realización de su evento en 2018. pide y se aplaude la continuación "del debate" bajo el patrocinio de LTD

Puesto que “El Batán” no es una condición para que Cochabamba sea sede de los Juegos Odesur, lo más razonable es hacer una pausa y dar lugar a un debate sereno y desapasionado
Hace casi tres meses, el 31 de enero de este año, bajo el título “El Batán, un proyecto inaceptable”, expusimos en este espacio editorial, y posteriormente en otros similares, nuestros reparos ante la decisión presidencial de “regalar” a Cochabamba un estadio con capacidad de 60.000 personas para que sea la sede principal los Juegos Sudamericanos Odesur 2018.
Los argumentos que expusimos para respaldar nuestro cuestionamiento a la necesidad y conveniencia de ejecutar ese proyecto contemplaban cuatro aspectos: legales, técnicos, financieros y deportivos.
Desde el punto legal, cuestionamos la manera arbitraria, improvisada y contraria a las normas constitucionales y legales vigentes como se está procediendo. Pusimos en duda la viabilidad los diferentes caminos explorados para expropiar los terrenos necesarios y advertimos que se ponía en grave riesgo uno de los fundamentos básicos de un Estado de Derecho como es el respeto a la propiedad privada. La aprobación de Ley N° 668, cuyos cinco artículos son otros tantos atentados contra los mandatos constitucionales que protegen los derechos de las personas confirmó la validez de nuestros temores.
Desde el punto de vista técnico, cuestionamos la ligereza con que se había elegido el proyecto ganador a través de un muy dudoso concurso avalado por el Colegio de Arquitectos, sin que se hubiera hecho ni siquiera un estudio de suelos ni de impacto ambiental y urbanístico de la obra.
Al referirnos al aspecto financiero del proyecto, expresamos nuestros reparos a la decisión de invertir 60 millones de dólares siendo tantas y tan apremiantes las carencias que sufre nuestro departamento. Pusimos en duda la seriedad de los cálculos que fijaban en ese monto el costo de la obra y advertimos sobre la posibilidad de que ese presupuesto se multiplicara a medida que pase el tiempo, tal como ocurre con Misicuni. El cálculo ya se ha triplicado en sólo tres meses sin que se conozca algún estudio que lo respalde, lo que confirma la falta de rigor con que se está procediendo.
En lo relativo a los beneficios que el proyecto tendría para la actividad deportiva, calificamos como un despropósito el afán de destinar tan enorme suma de dinero sólo para construir “una cancha de fútbol techada y rodeada de 60.000 butacas”. “Al no tener ni una pista atlética (…) ni siquiera serviría para los actos de inauguración y clausura de los juegos deportivos”, decíamos.
Ninguno de esos argumentos ha sido rebatido. Por el contrario, se ha puesto en evidencia la falsedad de la relación entre “El Batán” y los Juegos Odesur 2018, el principal argumento esgrimido para justificar los apresuramientos e improvisaciones.
Todo lo ocurrido durante los últimos meses no ha hecho más que confirmar la validez de las dudas y las expresiones de “defensa incondicional” del proyecto, expuestas en un tono innecesariamente agresivo por dirigentes de algunas instituciones futbolísticas, que no han sido suficientes para despejarlas. En tales circunstancias, y puesto que no es verdad que “El Batán” es una condición para que Cochabamba sea sede de los Juegos Odesur, lo más razonable es hacer una pausa y dar lugar a un debate sereno y desapasionado, única manera de evitar que el proyecto se constituya en otro motivo de frustración regional.