en defensa del LAB. en contra del monopolio estatal aeronáutico.
A dos semanas de que la ATT expidiera el certificado de defunción formal del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) y a un año del cierre de operaciones de Aerosur, el monopolio estatal del transporte aéreo de pasajeros muestra ineficiencias, aunque también declara grandes utilidades y la ampliación de su flota de aviones. El LAB, según dijeron sus ejecutivos, dispone todavía ahora de dos aeronaves, que bien podrían ayudar a resolver los problemas referidos a la falta de aviones que, presumiblemente, es la causa de las fallas demasiado frecuentes que se presentan en los servicios de Boliviana de Aviación (BoA). De Aerosur probablemente se pueda hablar de más naves disponibles, aunque ahora abandonadas en los aeropuertos, pero que igualmente podrían servir para llenar los vacíos del actual servicio dejado en manos de un monopolio.
Se supone que el criterio con que deben actuar las autoridades es velar por el bienestar público. Los odios, las vendettas, las revanchas, tendrían que dejar de ser consejeros en las tomas de decisión que tienen que ver con servicios públicos. Si el LAB estaba en condiciones de operar y de esa manera resolver en parte, aunque sea, el déficit que se presenta ahora, la autoridad debía haber guiado sus pasos pensando en resolver falencias que perjudican al país.
En el último medio año, el LAB hizo saber que estaba en condiciones de reanudar operaciones. Ese anuncio debía haber sido recibido como una buena noticia, en vista de que la empresa monopólica no puede atender toda la demanda. Pero ocurrió que, apenas hecho el anuncio, de diferentes reparticiones del Gobierno surgieron voceros que mostraban una firme decisión política de impedir el renacimiento del LAB. Incluso se adujo que la deuda con las AFP impedía las operaciones de la línea aérea más antigua de Sudamérica. Hasta que, hace una semana, se dio el anuncio formal: la empresa estaba muerta porque las deudas eran muchas y por tanto se debía proceder a sepultarla. De nada sirvió que el LAB dijera que operando podía pagar las deudas y, de paso, dar empleo a muchos bolivianos.
Daba la impresión de que esos funcionarios gubernamentales estuvieran cumpliendo órdenes superiores para que de ninguna manera pudiera el LAB reanudar sus operaciones. Y ahora el país está asistiendo, sobre todo en estas fiestas cristianas, a la comprobación de que el monopolio, tan defendido por el Gobierno, es perjudicial y no puede atender con eficiencia el mercado que recibió en bandeja (Texto editorial de El Deber, SC. título del editor)
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