Aunque “El Batán” no ha pasado de ser un proyecto mal elaborado, las facturas ya están siendo pagadas por la ciudadanía. Esperemos que la sensatez detenga la multiplicación de los perjuicios
Una de las carencias más apremiantes que sufre nuestra ciudad, y con ella los municipios aledaños, sólo comparable con la falta de una red de agua potable y alcantarillado digna de tal nombre, es la inexistencia de un sistema moderno de recojo y tratamiento de la basura.
Un ejemplo de lo dicho es la nueva movilización de los pobladores de 11 Organizaciones Territoriales de Base de K’ara K’ara que han vuelto a bloquear el acceso al botadero. Esta vez, la causa de su indignación y protesta es la noticia según la que los 7 millones de bolivianos destinados a los proyectos comprometidos se desviaron a la expropiación de terrenos para el estadio “El Batán”, mediante una reformulación del Plan Operativo Anual (POA) de la Alcaldía Municipal. Como si eso fuera poco, el nuevo POA habría echado mano a recursos originalmente destinados a obras de mitigación ambiental, empedrados y mejoramiento de vías, además de centros infantiles y servicios de salud.
Tal situación, deplorable de por sí, lo es mucho más si se considera que el proyecto de “El Batán” está estancado porque fue tan mal concebido que no reúne ninguna de las condiciones legales, arquitectónicas, ingenieriles, urbanísticas o financieras que harían falta para su ejecución en condiciones adecuadas.
Ante tan elocuentes hechos, corresponde recordar que hace algo más de dos meses, poco después de que el presidente Evo Morales conminara a las autoridades del municipio y la Gobernación de Cochabamba a acelerar los trámites para proceder a la expropiación de los predios del Club Hípico de Cochabamba, en este espacio editorial, bajo el título “El Batán, un proyecto inaceptable”, expusimos nuestros cuestionamientos sobre la necesidad y conveniencia de que nuestra ciudad destine sus escasos recursos a lo que en su momento fue calificado, y con justa razón, como un “monumental desacierto”.
Decíamos en aquella oportunidad –y ahora insistimos– que una ciudad que no tiene ni una red de agua potable y alcantarillado adecuada a sus requerimientos no puede darse el lujo de gastar 60 millones de dólares en una cancha de fútbol rodeada de 60.000 butacas. Si a eso se añade que Cochabamba tampoco tiene un sistema moderno de recojo y tratamiento de basura, que la precariedad de servicios de salud pública nos pone al nivel de las ciudades más pobres, que la contaminación ambiental por falta de áreas verdes y adecuada planificación urbana nos ubica como la cuarta urbe más insalubre de Latinoamérica, sólo por mencionar nuestras carencias más apremiantes, resulta que en verdad “El Batán” es un proyecto inaceptable.
Cabe también recordar que el 17 de enero el presidente Morales dio un plazo de dos meses para que concluyan los trámites de expropiación y se proceda con el inicio de las obras. Transcurrido ese tiempo, dijo, “me lavaré las manos”, y anunció que destinaría a otros fines el dinero ofrecido para el estadio.
Casi tres meses han transcurrido desde entonces. Y aunque “El Batán” no ha pasado de ser un proyecto muy mal elaborado ya las facturas están siendo pagadas por la ciudadanía. Esperemos pues que el Primer Mandatario cumpla su palabra y se dé por cancelado el proyecto antes de que se multipliquen los perjuicios que causa.