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viernes, 21 de marzo de 2014

Manfredo Kemppf declara "los muertos atestiguan" es parecida la sentencia a la de un criminalista famoso "los muertos hablan" y es que cada cadáver de un asesinado, delata a sus matadores y ante tales signos no se puede ocultar la verdad. es el caso de la masacre del Hotel.

No hay donde perderse. Los muertos que permanecieron 15 horas tendidos en el Hotel Las Américas de Santa Cruz, son los que acusan. Ahí están las pruebas incontrastables que niegan el presunto terrorismo cruceño, que ha dado origen a un interminable acoso judicial lleno de matufias, abusos y trampas. Es el tiempo, finalmente, como en muchas otras circunstancias, quien pone las cosas en su lugar. Lo que se sabe es que existió un terrorismo de Estado.
El Gobierno continúa afirmando, a través de sus máximas autoridades, que se produjo un intento secesionista en Santa Cruz, tema, que, como hemos explicado hasta el cansancio, es totalmente falso. La intención fue obvia en su momento: acusar a los cruceños de pretender desmembrar Bolivia, lo que significa un acto de traición a la patria. Ante una acusación de esa naturaleza la dirigencia de Santa Cruz quedó confundida, se llenó de incertidumbre, no daba crédito al infundio pero receló que en la acusación pudiera existir alguna verdad. Tal fue la maestría con que el gobierno masista jugó sus piezas. Tal fue el cuidado con que se montó la confabulación que estaba destinada a descalabrar toda resistencia cívico-política en el departamento.
Ya se había ejecutado un acto criminal en Porvenir, Beni, cuando desde el Gobierno se lanzó turbas armadas con palos, machetes y fusiles, hacia Cobija, con el ánimo de deponer al gobernador Leopoldo Fernández, hombre a quién se temía porque con su presencia en Pando todo esfuerzo oficialista por romper la entonces llamada “media luna” hubiera sido vano. Se hizo otro montaje profesional para hundir a Leopoldo Fernández y no importaron los muertos que hubiera. Lo lograron.
Eso mismo, por otros medios, en otra forma, con una intención mucho más dañina se armó en Santa Cruz. Igualmente no importaban los muertos, no interesaban las formas, había que embadurnar a la sociedad cruceña con la vieja historia del separatismo y el plan iría hacia un éxito seguro. En Pando, los masistas lo lograron. En Beni no pudieron ante el coraje de hombres como Ernesto Suárez. En Santa Cruz fracasaron no sin antes provocar grandes temores, pero, pese a su fracaso, el Gobierno, a través de sus fiscales, no ha cejado en su afán de, por lo menos, dejar el estigma secesionista ante la vista todos los compatriotas.
La madrugada del 16 de abril del 2009, un grupo especial de la Policía ingresó sigilosamente al Hotel Las Américas de Santa Cruz, y, de acuerdo al plan, los hombres armados se dividieron en grupos para dirigirse a las habitaciones que les habían señalado, donde dormían Eduardo Rózsa, Árpad Magyarosi y Michael Dwyler, ex combatientes en los Balcanes. Entraron a sus dormitorios y los acribillaron a tiros en sus camas, sin preguntar nada. Ninguna de las víctimas tuvo posibilidad de defenderse.
Antes del asalto de los organismos de seguridad del Estado, se había paralizado el circuito de las cámaras de vigilancia para que no quedara constancia de nada, y además se borraron las grabaciones que hubiera en el sistema informático y se eliminaron los registros del hotel. No hubo la presencia de ningún fiscal y sólo estaban alojados en habitaciones vecinas, estratégicamente ubicadas, uno o más funcionarios de inteligencia del Ministerio de Gobierno. Flagrante nocturnidad.
Al día siguiente, pasadas quince horas, con los cadáveres todavía en el lugar del crimen inexplicablemente, se allanaban los predios de Cotas en EXPOCRUZ y se incautaban viejas armas de guerra, “sembradas” previamente, y empezaba la peor cacería de ciudadanos cruceños acusados de terrorismo y separatismo de que se tenga memoria. Entre tanto, en Caracas, a esas horas, S.E. informaba a Hugo Chávez y Raúl Castro, en la Cumbre del ALBA, que se había desbaratado una intentona de golpe de Estado de tinte separatista en Santa Cruz y que él había dado la orden, antes de su viaje, de actuar.
Luego de los asesinatos en el hotel se instaló un juicio despiadado, con persecuciones y exilios por doquier. Se acusaba a los cruceños de haber montado un plan terrorista que desembocaría en la desmembración de Bolivia. Hasta ahora, que sepamos, hubo tres muertos en este presunto intento secesionista. Los tres individuos fueron baleados por policías de elite encubiertos. Los procesados que están presos desde hace casi cinco años, no dispararon ni un tiro ni mataron a nadie. Sin embargo, son quienes están acusados de terrorismo.
Si los únicos muertos los produjeron elementos del Gobierno, los terroristas no son los inculpados de hoy. No pueden ser terroristas quienes no apretaron el gatillo. Ni quienes tampoco lanzaron la bomba donde el cardenal Julio Terrazas. Sólo el ex fiscal Soza podía sostener tanto embuste, tanta calumnia, hasta que, rico pero agobiado, se rindió y huyó. Ya era un sujeto descartable para la alta dirigencia gubernamental. Ahora, con los muertos en el Hotel Las Américas como testigos, hay que desembozar y juzgar a los instigadores del infundio.

martes, 18 de marzo de 2014

la historia es cabrona y desalmada, algunos escapan pero a otros les cae el filo de la guillotina, afirma Claudio Ferrufino con su afilado textos sobre "los vulgares delincuentes" que no son sólo los de la foto sino de sus mandantes. "los comerciantes deben esconder su mercadería para lavar las huellas del delito"

Me tratan como a un vulgar delincuente", se queja Marcelo Soza, fiscal, exfiscal, o cualquier pomposo título que detentara. Era, y sigue siendo dada su herencia, parte de un tenebroso juego de enriquecimiento y delincuencia que se apoderó de la región bajo el emblema del cambio.
Mientras Evo Morales se menea donde más puede y por cuanto más quiere, el país, defendido por el Fondo Monetario Internacional como ejemplo -obviando los altos matices de ilegalidad que pululan en la economía boliviana- va derecho al foso. Si bien costaría enorme esfuerzo buscar por políticos probos en la historia nacional, es fácil encontrar quiénes fueron los peores. Y son, y dudo que alguien les arrebate el título de mayores depredadores y antropófagos en lo que alguna vez fue república.


Lejos está el tiempo en que Morales apelaba a la modestia del pobre indito con chompita barata para encandilar a la imbecilidad europea. Ahora parece y se mueve como un magnate en la pasarela. Acompañado del escurridizo y astuto Choquehuanca, en incomprensible lógica y notable prostitución política apareció en Santiago de Chile para asistir a la entronización de otra por ahora moderada populista, Bachelet, que tendrá que decidir si juega con las blancas o las negras en un ajedrez que se ha complicado para los de su laya.
Volvemos a Soza, quejándose de que lo traten como lo que es: un tipo vulgar, un delincuente, emblemático de la oclocracia reinante, el supuesto gobierno popular, al arbitrio de "deregentes" y aullantes meretrices. Lodo pegajoso del que será difícil escapar y que tendrá que ser extirpado como cáncer en su momento, de raíz.
El fiscal del "Caso terrorismo" ha solicitado asilo en Brasil. Dudo que eso lo proteja del largo brazo del crimen. Sabe demasiado y Brasil está muy cerca para que no deseen acallarlo. Ya se lo escuchó cantar en grabaciones escondidas. Aunque tal vez sea otra manipulación del gobierno para sacarlo de en medio de la controversia. Permitirle algunos deslices y taparle la boca con un premio que es siempre mejor que un tiro en la cabeza. El tiempo dirá.
Muevo el cursor geográfico hacia Macha, población altiplánica donde se inauguró una estatua de Manuel Belgrano. Qué insulto para el gran americano, uno de los originales "tupamaros" con Castelli, Moreno y Monteagudo, ser conmemorado por García Linera y por Boudou. Nadie más lejos de él que estos aprovechadores. Pero de esos retazos van tejiendo su historia de "revolución y cambio", haciendo creer a la gente, desinformada de entrada y no con muchas ganas de aprender. Cómo no van a dorarse con la aureola del argentino. Siguiendo la historia de principio a fin, de la gloria hasta el olvido, vemos que no existe punto de convergencia entre el notable hombre de ideas y dos comerciantes de terno y corbata, chuteros de la rebelión, oligarcas y tartufos.
Me dicen que remo contra un río que viene en avenida, que arrecia su caudal. Tal vez sea un empedernido optimista. Eternidad: la creyeron con Banzer y Barrientos. La anunciaron con Hitler: el Reich ario... o el Reich aymara. No existen tales mil años, o el "vinimos para quedarnos". La historia es cabrona y desalmada. Algunos escapan pero a otros les cae el filo helado de la guillotina. Como jugar lotería, pero no sea que esta vez sea suerte sin blanca y no haya salida. Cuando los déspotas caen, la grey exultante y ruin que vitoreaba se convierte en los que arrojan piedras a la carroza, que vociferan por la cabeza del rey, con mayor vehemencia que cuando lo ensalzaban.
Los que no tenemos nada que perder o que ganar revolvemos el café tranquilos y esperamos. Estamos incólumes como Belgrano. Los comerciantes deben esconder su mercadería y lavar con estropajo las huellas del delito. Pobres ellos que tanto acumularon y que pronto van a perder u otros usufructuar.

lunes, 17 de marzo de 2014

le asiste razón a LTD cuando nos hace ver que Misicuni no va. hace 4 meses que está parada la obra. la Empresa volvió a dar una fecha y volvió a fallar. ni siquiera saltar la Ley y proceder a contratos director ha podido funcionar. las organizaciones cívicas y profesionales están cansadas de tanta dilación.

Un mes más ha transcurrido y no se vislumbra la posibilidad de que el proyecto Misicuni salga de la parálisis en que está sumido
Hoy se cumple el cuarto mes desde que el 17 de noviembre del año pasado la Empresa Misicuni tomara la decisión de rescindir el contrato con el Consorcio Hidroeléctrico Misicuni y por consiguiente de paralizar la construcción de la represa. Y una vez más, tal como viene ocurriendo desde hace mucho tiempo, son las más pesimistas previsiones las que han sido confirmadas por los hechos, mientras los informes oficiales y los siempre frustrados anuncios sobre el reinicio de los trabajos han vuelto a poner en evidencia que el proyecto está a la deriva, condenado a sufrir una y otra vez las consecuencias de la improvisación.
Hasta hace algunos días, cuando los ejecutivos de la Empresa Misicuni reconocieron que era mejor no volver a fijar una fecha para la reanudación de las obras, tal actitud podía haber sido interpretada como un primer paso hacia el reconocimiento de los errores prometidos y, por consiguiente, como una señal esperanzadora sobre la posibilidad de que por fin se produzca el cambio de actitud sin el que será imposible poner fin a las continuas postergaciones y reajustes presupuestarios. Lamentablemente, esas esperanzas fueron nuevamente frustradas pues sin que medie explicación razonable alguna, se ha anunciado que la primera semana de mayo marcará el fin de la parálisis.
Para posibilitar que tal plazo se cumpla la Empresa Misicuni habría tomado la decisión de pasar por encima de todas las formalidades legales y proceder al contrato por invitación directa de no una, sino varias de las 20 empresas que según versiones oficiales habrían expresado su interés en hacerse cargo de la conclusión de las obras. La decisión de que los trabajos pendientes sean distribuidos entre varias empresas invitadas se justificaría, según las explicaciones oficiales, por la necesidad de evitar que sigan sumándose los meses y años adicionales a los originalmente previstos.
El otro aspecto del problema ocasionado por la falta de rigor técnico, administrativo y legal con que está siendo ejecutado el Proyecto Múltiple Misicuni, que es la extraordinaria flexibilidad con que se hacen reajustes presupuestarios no parece ser motivo de la misma preocupación. En efecto, con la misma facilidad con que se dan por derrochados los 16 millones de dólares entregados al Consorcio Hidroeléctrico Misicuni, ahora se da por supuesto el financiamiento de otros 40 millones de dólares. Y aunque se afirma una y otra vez que el Tesoro General de la Nación se hará cargo de ellos, no hay nada que indique que tras tal anuncio hay algo más que un buen deseo o, lo que sería peor, un desconocimiento de elementales criterios financieros, técnicos y legales.
Siendo esa la situación actual, y tan poco alentadores los antecedentes del caso, todo parece indicar que el transcurso de los meses no sólo no es suficiente para la reanudación de las obras sino que con cada día que pasa las dificultades no hacen más que crecer. Mientras tanto, aparentemente ya resignadas y rendidas, las principales instituciones de Cochabamba no salen de su mutismo y observan la situación como si de un asunto ajeno se tratara, lo que condena a los cochabambinos a seguir siendo testigos pasivos de la mayor frustración colectiva.