Vistas de página en total

sábado, 13 de febrero de 2016

Lupe Cajías como periodista moderada y algo tibia se destapa hoy, contundente titula "La Derrota del MAS" la derrota del derroche, el racismo, la sumisión de la hembra al marcho, la izquierda trepadora (hacia la riqueza malhabida) es la derrota de la apuesta de quimérica zurda, del indigenismo transformado en alcohól, en sexo, drogas, chantajes o sea perversión. de las "gabrielas teñidas y operadas que no se aceptan como son"

Sobre todo es la derrota de la lucha contra el racismo porque Gabriela no es la única masista que se tiñe el cabello y se modifica el cuerpo para no parecer lo que es (como)  las otras Gabrielas que ponen a sus hijos en colegios de gringos o los mandan a Europa con el sueño de que dejen de ser indios, de que sean “karas”, lindos, ricos y muy rubios
La derrota del Movimiento al Socialismo (MAS), de sus actuales dirigentes políticos y sindicales, no es tanto el torrente de los votos por la opción NO del próximo domingo 21, sino, e irreversiblemente, la derrota de la utopía que representó hace 10 años para miles de bolivianos y latinoamericanos. Es la derrota del llamado Hombre Nuevo por la Mujer Nueva, aquella que simboliza el derroche, el racismo exacerbado al punto de rechazar el propio origen, la sumisión de la hembra al macho, la izquierdista que busca enriquecerse a como de lugar y con los símbolos más evidentes del decadente capitalismo.
La derrota profunda del MAS no es la pérdida de sus plazas fuertes como La Paz o El Alto, sino la derrota de varias generaciones que se nutrieron con ideas de lucha armada, de revolución, de instrumento político, de cambio…, desde los años 60, la resistencia a las dictaduras de los 70, la desilusión por el fracaso de la socialdemocracia, la sobrevivencia en los años neoliberales, los siempre listos para la guerra que ahora saben que una cirugía es más poderosa que la pertenencia étnica.
Es la derrota de aquellos que apostaron por una izquierda diferente, austera, con una forma de vida cotidiana acorde con las necesidades básicas, igualitaria, contraria al derroche y al consumismo, y que ahora sabe con más certeza que todos los signos que aparecieron en esta década y que se negó a verlos porque le decían que era propaganda de la CIA son terriblemente reales: el amor de los nuevos ricos por el lujo, sean cocaleros, loteadores, dirigentes del   Fondioc, líderes de movimientos sociales, adolescentes amorosas.
Es la derrota del indigenismo que en sus inicios construyó un imaginario del originario, andino o amazónico, honesto, casi puro, conservador de la tradición, de la familia, del respeto intergeneracional. En 10 años, como NUNCA, NUNCA antes, por primera vez- como gusta decir el MAS- hemos visto escenas escabrosas de alcohol, sexo, drogas, chantajes involucrando a funcionarios públicos de alto rango.
También los marxistas están derrotados porque su teoría indicaba que los procesos históricos no dependen de una o dos personas, pero ahora el MAS apuesta a cargar con un tinte mesiánico todo el peso en los hombros de un individuo y su partener como los iluminados del siglo; firman la carta exministros, exdirigentes sindicales comunistas, exactivistas que hasta hace tan poco defendían la independencia de clase de los mineros, de la Central Obrera Boliviana.
Pero sobre todo es la derrota de la lucha contra el racismo porque Gabriela no es la única masista que se tiñe el cabello y se modifica el cuerpo para no parecer lo que es, ya lo hizo la esposa del expresidente de   YPFB, las otras Gabrielas que ponen a sus hijos en colegios de gringos o los mandan a Europa con el sueño de que dejen de ser indios, de que sean “karas”, lindos, ricos y muy rubios.

viernes, 12 de febrero de 2016

excelente ediorial de El Dia, sólo se equivoca en el título "Redes de Mentiras" en cambio debía ser "Redes de la Verdad" porque en Facebook, los hechos se decantan. se filtra la verdad que va quedando parada para mostrar con una luz brillante y revelarse ante nuestros ojos y nuestra mente como "el hecho noticioso indesmentible" por cierto esta red, hace temblar a los poderosos y da de latigazos a los que mienten.

Por primera vez el Gobierno no se estrella contra los medios tradicionales a propósito del escándalo que matizó las grises fiestas carnavaleras, empobrecidas por el bloqueo previo que mantuvo interrumpido el tráfico durante una semana en todas las rutas del país. La gente prefirió quedarse en sus casas a “tuitear”, “feisbuquear” y “wasapaear” las novedades relacionadas con el escándalo de la denominada “Dama de azul”. Nunca antes la gente se había adueñado tanto de una noticia, la primera que confirma que en el Gobierno parece no haber quién cierre la puerta.
Por primera vez el régimen, dueño de un inmenso aparato de comunicación se sintió indefenso ante el poder de las redes sociales, que difundieron profusamente una información que fue enfocada con extremada mesura por los diarios, canales de televisión y radioemisoras, la mayoría controlados de alguna u otra manera por la mano oficialista. 
En Bolivia pasó exactamente lo mismo que en España, cuando las redes sociales publicaron una fotografía del rey Juan Carlos junto al elefante que acababa de cazar. Medios poderosos como El País, El Mundo o ABC se portaron extremadamente complacientes con el monarca, atendiendo a una tradición que obliga a usar mano de seda con la realeza, mientras que los usuarios de las nuevas herramientas de comunicación fueron implacables, porque no conocen reglas ni códigos y porque tampoco se rigen por esos rarísimos cánones que miden la objetividad y la verdad de los hechos. Lamentablemente la prensa tradicional ha perdido el norte porque muchos periodistas ya no creen en la verdad y se dejan atrapar por las versiones y las opiniones, en su mayoría provenientes de los ámbitos del poder, para los que siempre es mejor conservar las cosas en la oscuridad. Todos sabemos lo que ocurrió con el rey y también lo que está pasando con la prensa española (y con toda la prensa en el mundo), cada vez más carente de lectores.
“Con internet ya no se puede mentir”, dice un famoso gurú de la comunicación política, asesor de famosos líderes latinoamericanos. Parece raro que lo diga, porque hoy es más fácil inventarse algo y gritarlo a los cuatro vientos, por todos los medios, redes sociales y sistemas de amplificación, que encima son gratuitos y accesibles para cualquiera. El problema es que justamente gracias a esas herramientas y porque casi toda la humanidad está conectada a la red, las patas de las mentiras son cada vez más cortas y algunas no llegan a sobrevivir ni siquiera unos segundos.
Se podría decir que no sólo los mentirosos están al borde de la extinción, sino también aquellos totalitarios que todavía creen en la máxima del nazismo: “miente, miente que algo queda”. Ni siquiera todo el poder y la tecnología de Estados Unidos pudo frenar el vendaval que llegó con WikiLeaks o el caso Edward Snowden. Eso derivará necesariamente en generaciones más exigentes con sus gobiernos, más intolerantes con la corrupción y la falta de transparencia. Es la era de las redes sociales que obligarán a los políticos a ser más decentes, más honestos y apegados a la verdad.
Gracias a las redes, donde casi toda la humanidad está conectada, las patas de las mentiras son cada vez más cortas y algunas no llegan a sobrevivir ni siquiera unos segundos. Eso derivará necesariamente en generaciones más exigentes con sus gobiernos, más intolerantes con la corrupción y la falta de transparencia. Es la era de las redes sociales que obligarán a los políticos a ser más decentes, más honestos y apegados a la verdad.

miércoles, 10 de febrero de 2016

en qué ha quedado la solemne promesa de "Seremos iguales a Suiza" 10 años más tarde estamos a años luz de la quimera. otro ilusión perdida y van ciento.

En julio de 2007, el presidente Evo Morales, al ser entrevistado por un medio extranjero, dijo: “Si continuamos avanzando como ahora en 15 años igualaremos o seremos mejores que Suiza”. Lo repitió varias veces, inclusive en su mensaje de ese año ante el Congreso. Tras una década de gestión y casi ocho años de la promesa de equiparar Bolivia con la Confederación Helvética (CH), resulta válido comparar para ver si la expresión se está convirtiendo en realidad o no. Lamentablemente para nuestra querida Bolivia, duros números de la realidad muestran que aún estamos a distancia sideral de la ultradesarrollada Suiza.

Cualquier lector puede acceder al programa www.nationmaster y desde allí efectuar comparaciones entre distintos estados del mundo. Quien haga ese ejercicio verá por sí mismo las diferencias que nos separan de nuestros amigos suizos. Las cifras resaltan en las áreas de seguridad, educación, salud y educación. Ni hablar en términos de industria, servicios múltiples, finanzas y otros indicadores del progreso. La distancia es apabullante. Hasta con su marina mercante Suiza nos gana de lejos, pese a ser un país históricamente mediterráneo. Los buques suizos navegan por los siete mares, lagos interiores e hidrovías europeas. Nunca se los ha encontrado portando sustancias peligrosas o armas, como sucede frecuentemente con barcos bolivianos. Y eso porque, al contrario de Bolivia, la CH no vende bandera, administra soberanamente su propia flota. Las carreteras suizas son espectaculares y nudo de enlace de Europa occidental. En Bolivia, caminos de pésima calidad diariamente se caen a pedazos, a veces ni siquiera podemos contactarnos dentro del propio territorio.

La vara de Evo fue desproporcionada e irreal. En lugar de alardear hubiera sido mejor proponer metas asequibles. Igualar a Suiza en 15 años era y es misión imposible, peor si casi todo el tiempo se hace gestión política. Es el caso actual, donde en lugar de asumir los compromisos de una administración vigente hasta 2020, Evo Morales y el MAS se encuentran enfrascados frenéticamente en obtener una victoria en el referéndum del 21 de febrero para seguir en el poder forzando un cambio constitucional. Manosean la propia Constitución que ellos impulsaron.

Es loable emular e intentar superarse, pero haber puesto a Suiza como meta para el cercano 2017 fue algo absolutamente ilusorio. Sí precisamos, con urgencia, tener un país con mejores niveles de bienestar general que esté asentado sobre fecundo trabajo efectivo y cosas reales. Nada se logrará con retórica sin contenido.

lunes, 8 de febrero de 2016

Carlos Valverde bajo amenaza de ser enjuiciado por Evo Morales sale al paso, "es normal que indague, investique y denuncie cómo es que Gabriela Zapata, madre del hijo del Jefe del Estado negocie petróleo, minería, caminos, azucar, cemento por cientos de millones de dólares?" sugerí se investigue tráfico de influencias, es ello un delito? pregunta en El Deber.

Parece ser la intención (en sentido figurado, espero) de los funcionarios de alto nivel del Gobierno que se mueven por medios de comunicación adeptos tratando de posicionar el descrédito de quien denuncia para que lo que importa de verdad pase desapercibido o al menos amaine su gravedad. Ese parece ser mi caso, a partir de una denuncia que hice. 

Comienzo diciendo que supe de la relación del presidente Evo Morales con la señora Gabriela Zapata el año pasado (entre marzo y abril) y de la probable existencia de un hijo de la pareja, y no dije nada porque la verdad es que nunca me interesó la bragueta del presidente ni dónde duerme o con quién se levanta; tengo decenas –no exagero– de denuncias de supuestos hijos de don Evo por todos lados y jamás me referí a ellos; no es, reitero, asunto mío ni hace al periodismo que hago.

Lo que hace al periodismo que hago es la confirmación de que la madre del hijo del presidente es gerente comercial de la empresa china que más negocios tiene con el Estado boliviano, sin ser ingeniera comercial, sin ser administradora de empresas, siendo abogada-contadora y sin mayor experiencia en el campo de la construcción industrial. 

Es normal que un periodista indague, investigue y denuncie; en ese marco es correcto preguntar cómo es que la madre del hijo del presidente (los documentos que prueban tal aseveración están en el Sereci) ocupa un cargo tan alto en la empresa que tiene los mayores contratos con el Estado boliviano, petróleo, minería, caminos, azúcar; recientemente se presentó a la licitación de la Fábrica de Cemento de Sucre y, de la lectura de las noticias generadas a partir del caso, se conoce que tanto la señora como la empresa tendrían otras actividades ligadas o relacionadas a negocios con el Gobierno; eso no obedece a ninguna otra intención que no sea la de hacer periodismo.
Se dice que la relación terminó; aclaro que yo no sugerí que sigue, que no hay tráfico de influencias porque las personas en cuestión ya no tienen relación; eso es relativo, hay un hijo en común y esa es una relación de por vida; además, es posible concluir que esa relación (madre del hijo) tiene mucho peso al momento de ser contratada.

¿Dónde estaría la falta de llegar a esas conclusiones en el marco de lo investigado? En cualquier país se lo haría y cualquier periodista lo denunciaría si tuviera la información completa como la que presenté; lo demás corre por cuenta de quienes debieran abrir una investigación seria sobre la presencia de la señora en una empresa con tantos intereses en el Estado boliviano

domingo, 7 de febrero de 2016

Andrés Gómez bien informado resume los negocios de Carlos Gil, venezolano paraguayo, palo blanco de capitales chavistas que se ha convertido en un potentado multimillonario en Bolivia y de Gabriela Zapata, ex-amante de Evo Morales y que mueve negocios entre el Estado y China por más de 585 millones de dólares...increíble historia de "las mil y una noches"

En Bolivia hay dos empresarios, Carlos Enrique Gill Ramírez y Gabriela Geraldine Zapata Montaño que tienen negocios millonarios en el o con el Estado en la gestión de Evo Morales en Palacio.
   
Carlos Gill es paraguayo venezolano, vinculado al chavismo. Estudió odontología y tiene inversiones en América Latina en los sectores automotriz, financiero, seguros, hotelería, salud y comercial. 

Llegó a Bolivia en 2008 y fue presentado al vicepresidente Álvaro García por el embajador venezolano de entonces en el país, Julio Montes, según el libro Control remoto del periodista Raúl Peñaranda. 

En poco tiempo, Gill compró las televisoras ATB, PAT y los diarios Extra y La Razón de La Paz, y los vinculó editorialmente con el MAS. El director de noticias de ATB, Jimmy Iturri, anunció el 29 de octubre del año pasado su decisión de adquirir este medio en 4,5 millones de dólares.

En junio de 2014, el empresario venezolano compró del grupo Genesse Wyoming de Estados Unidos el 50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, que presta servicios en Santa Cruz y Tarija con conexiones a Brasil y Argentina.

14 meses después, en septiembre de 2015, Gill compró del grupo chileno Luksic la mitad de las acciones de la Ferroviaria Andina de Bolivia, que opera en Oruro y Potosí y realiza la conexión con Chile. Ambas vías son fundamentales para el corredor bioceánico que unirá el Atlántico con el Pacífico.

El periódico cruceño El Día informó el año pasado que Gill también es dueño de Gravetal, cuya adquisición tiene una curiosa historia que comenzó en el primer periodo de Morales.

La edición de Los Tiempos del 22 de noviembre de 2009 cuenta cómo el MAS planificó la compra de la principal empresa de producción, logística y comercialización de aceite y otros derivados de soya del país.

Según el matutino cochabambino, el Gobierno boliviano decidió la adquisición con un crédito de Venezuela, pero se le adelantó en el negocio el embajador de aquel país, Julio Montes, quien cerró el trato con una suma millonaria con los dueños colombianos.

Sin embargo, en el directorio de la empresa figura Juan Valdivia Almanza, exdiputado por el MAS, que detenta el 5% de las acciones de Gravetal. También estaba como tercer director titular Sebastián Rivero Guzmán, hermano de la diputada del MAS, Susana Rivero Guzmán. 

El 10 de septiembre del año pasado, Sebastián Rivero transfirió el  0,50% de las acciones de Gravetal, equivalente a 1.506 acciones, a  Katarina María Emilia Gumucio Stambuk.

Katarina Gumucio fue delegada presidencial en Cochabamba en la primera gestión de Morales. Hasta el año pasado ocupó la gerencia de Abya Yala TV,  luego fue reemplazada por el exministro de Culturas Pablo Groux. 
Abya Yala TV fue un regalo del Gobierno de Irán al presidente Morales; el obsequio millonario fue recibido por la Fundación Evo. 

De Gill, sus negocios y sus vínculos con el MAS, nos enteramos hace tiempo. A quien no conocíamos era a Gabriela Geraldine Zapata Montaño, una joven (29) y "exitosa” empresaria, abogada y politóloga, y abiertamente declarada militante del proceso del MAS. La conocimos a través de una denuncia de Carlos Valverde. El presidente Morales reconoció que ella fue su pareja hasta 2007 y que tuvieron un hijo que falleció. 

Al margen de ciertas dudas, Zapata comenzó su meteórica carrera, coincidentemente, después de  que conoció al Presidente. Hoy es la gerente comercial de la empresa china CAMC Engineering, que, según el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, se adjudicó siete proyectos millonarios del Estado por un valor de 556 millones de dólares: 

Compra de tres perforadoras para YPFB (5/2009).
Construcción del Ingenio Azucarero de San Buenaventura (5/3/2012). 
Construcción, montaje y puesta en marcha de la Planta Industrial de Sales de Potasio en el Salar de Uyuni (13/7/2013).
Construcción primer tramo ferrocarril Montero – Bulo Bulo (19/9/2013).
Contrato presa, vertedero y obras subterráneas Proyecto Misicuni (14/8/2014).
Contrato instrumentos de medición Proyecto Misicuni (14/8/2014).
Contrato sistema de comunicaciones, distribución de energía Proyecto Misicuni (8/10/2014).

La cronología realizada por el periodista Wilson García Mérida demuestra que  2013 y 2014 fueron buenos años para Zapata, a tal punto que en un solo día se adjudicó dos contratos.

Algo más, Zapata se adjudicó en 2014 con su empresa Consilium SRL las obras de logística y transporte para el proyecto siderúrgico del Mutún, en los puertos de Tamarinero y Puerto Busch, sobre la Hidrovía Paraguay-Paraná.

Alguito más, Zapata, en su condición de representante legal de la corporación israelí Telemenia, declaró a El Deber, el 30 de octubre de  2013, que se adjudicó en Santa Cruz un proyecto que "consiste en la reconversión industrial de la producción de energía eléctrica en base a fuentes renovables como el bagazo de caña”.
Evo Morales dijo que no volvió a ver a Gabriela Zapata desde   2007 y negó tráfico de influencias.
 
Andrés Gómez Vela es periodista.