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viernes, 27 de noviembre de 2015

el mayor diario del Sur La Nación de Buenos Aires escribe sobre "la insaciable ambición de poder de Evo Morales" que está haciendo lo imposible para alcanzar de nuevo el poder en 2019, utilizando todos los recursos del Estado frente a la impotencia de la ciudadanía para "pararle el carro". meditemos su texto.

El actual presidente de Bolivia, Evo Morales, lleva ya tres períodos consecutivos al frente del Poder Ejecutivo de su país. Lo ocupa desde enero de 2006, cuando fue elegido por primera vez, y desde entonces ha vivido encaramado a un poder que se resiste a abandonar. Su ambición por mantenerse en ese cargo es tan insaciable que ahora procura obtener la posibilidad de una tercera reelección consecutiva, para la cual ha puesto en marcha el proceso jurídico requerido para reformar la Constitución de su país, que hoy, claramente, se lo prohíbe.
Morales pretende continuar en la presidencia hasta 2025. De lograrlo, habrá contabilizado 19 años seguidos al frente del Poder Ejecutivo. En recientes declaraciones, ha dicho que sólo busca un cuarto mandato y no la reelección indefinida y que la mentada reforma constitucional responde “al pedir del pueblo”. Sin embargo, nada garantiza que, de abrirse el proceso reformista constitucional, no se aproveche esa discusión para incluir en el nuevo texto legal la posibilidad de la eternización en el cargo de los mandatarios bolivianos.
Morales, como otros tantos líderes populistas, cree que su presencia al frente del gobierno resulta indispensable. Sin embargo, según las encuestas de opinión, Bolivia se encuentra hoy dividida: aproximadamente la mitad de su población rechaza que Morales continúe al frente de la presidencia por un cuarto período consecutivo. En cambio, defiende la posibilidad de que exista una saludable alternancia democrática en el poder.

Morales, por su parte, está convencido de que no resulta antidemocrático seguir postulándose a la primera magistratura. Sin embargo, la democracia implica esencialmente pluralismo, y ello no existe cuando ocurre la perpetuación en el poder.
El proceso re-reeleccionista desembocará en un referéndum, en febrero de 2016, cuando los ciudadanos bolivianos sean llamados a dar su opinión sobre la modificación del artículo de la Constitución que permita a Morales volver a participar en los próximos comicios. Es el que dispone que el presidente y el vicepresidente sólo pueden ser reelegidos una sola vez de manera continua.
Mediante la manipulación de la justicia, Morales ya había obtenido de la Corte de su país un dictamen que permitió que su primera presidencia no fuera computada para el límite de reelecciones previsto actualmente.
La campaña por la nueva reelección ha comenzado. Morales y los suyos están haciendo una intensa propaganda para tratar de influir sobre la opinión pública. Esa campaña se financia con dineros públicos en un país donde, además, la libertad de expresión e información está severamente restringida. Ante este nuevo atropello, los frentes de muchos edificios de ciudades bolivianas aparecen embanderados, con leyendas que dicen “no”, un mensaje tan escueto como contundente.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Erika Brockmann apela a su vena romántica y habla del amor y las lealtades, temas favoritos del Presi y su Vice cuando se referían a su ministra de Salud, y al evento del 21 de febrero y al deshojar de margaritas por aquello de "me quieres o no me quieres?"...optar por el NO no significa ni traición a la patria, ni desamor sino progreso.

El machismo discursivo de su excelencia gana terreno y es contagioso. Incluso el vicepresidente García Linera perdió la compostura al rebasar los límites de su erudita formación teórica y revolucionaria al desnudar su patriarcal conservadurismo. Todo indica que la perniciosa influencia de telenovelas venezolanas pudo más que los 3.000 libros que algún día inspiraron las convicciones emancipadoras del vicepresidente. En medio de estas polémicas circunstancias que rodearon las alusiones a la joven ministra de Salud, el binomio Morales-García Linera se complica entre tanta disculpa y explicación.

Demuestran una particular manera de entender el amor y la política. Y es que se observan curiosas coincidencias entre los peligros asociados a la ‘prueba de amor’ y la lógica amorosa del Sí a la re-re-reelección. En efecto, mientras uno se refirió a las engañosas ‘pruebitas de amor’, requeridas por hombres irrefrenables en su afán de seducir a desprotegidas doncellas; el presidente Morales insiste en que el Sí a la re-re-reelección y a la reforma constitucional servirá para confirmar “si la gente lo quiere o no lo quiere”. En ambos argumentos subyace el chantaje afectivo y machista. Extrapolados a la política, no solo despiertan los miedos asociados a un futuro incierto en una ciudadanía asumida como pasiva víctima de los dilemas del amor y el desamor. La petición del Sí intenta desactivar la dimensión racional de una decisión eminentemente política, cuya consecuencia será la prórroga en el poder por parte del binomio Morales-García Linera. Poco interesan la premisa democrática de la importancia de los pesos y contrapesos a la concentración del poder. A la ‘entrega total’ se asocia la promesa de un futuro estable, pródigo en obras tal como se demuestra con la distribución de cheques, en la inauguración y anuncio de obras pequeñas y faraónicas que suman al festín prebendal. En medio, la atención a la crisis económica internacional pasó a la retaguardia de prioridades. La consulta del 21 de febrero será costosa. Se proyecta un gasto de algo más de 100 millones de bolivianos para mitigar la ansiedad de un binomio urgido por confirmar el amor de su pueblo. Se los desaprovecha para ampliar la reforma constitucional a otros temas fundamentales para el país y para la salud republicana del Estado Plurinacional. 

El conservadurismo prorroguista y manipulatorio del sentimiento ciudadano demuestra que los de antes ya no son los que creímos al desenmascarar su persistente condición autoritaria. Propongo invertir la carga de la prueba de amor. Por estima al presidente debiera archivarse su proyecto reeleccionario y darle un horizonte cierto a la supremacía de la Constitución y no del interés de las personas. En ese caso, optar por el No el 21 de febrero es progresista y no implicaría desamor ni traición a la patria

martes, 24 de noviembre de 2015

debería haber una tarifa. "el escrito recibido 500", transporte del "escito al escritorio de la Secretaria del Juzgado 1000", traslado a la oficina del Juez 5.000. traslado del Juez al Fiscal 6.000.- devolución del Fiscal al Juez 8 mil y firma de la sentencia 10 mil dólares. así los juzgados funcionarían más rápidamente, porque los que no pagan no prosperan, los escritos se quedan durmiendo con el portero...jamás llegan ni siquiera al actuario, menos a los auxiliadres...Jorge Melgar

Un juez anticorrupción pide una coima de 15 mil dólares americanos. Presentada la denuncia por la ciudadana afectada, el coro de voces es de condena a tan vil actuación, a tan poca dignidad de la autoridad y a un pedido unánime de castigo para el funcionario.
Muchos saben que esa forma de proceder, el pedido de incentivo para aplicar la ley, para dar continuidad a un proceso administrativo, a que pase un papel al siguiente escritorio, es común en la vida de los bolivianos. Mas pocos lo manifiestan porque se afecta sus intereses, porque no podría lograr lo que cree le corresponde. En Bolivia se tiene la convicción que la ley es para los otros y es buena cuando les favorece.
Esta denuncia ha logrado lo que pocas cosas lo hacen, la unidad, y no puede ser tratada como un espectáculo y sí como una noticia que da cuenta del estado de indefensión en que nos encontramos; por una parte, ante los poderosos intereses del Gobierno y por otra ante el poder económico que logra el fallo adecuado, siempre y cuando no sea contra el poder político.
El sistema está trastocado porque hay corruptos y corruptores. Si no fuese así, estaríamos en otra sociedad, ordenada, institucionalizada.
Algo debemos hacer. Sí, mas la pregunta es qué, cómo y dónde. La respuesta no es sencilla y las acciones no son menos, pues implica valor civil.
Uno de los aspectos centrales de esta discusión deberíamos situarla en el aspecto educativo. Por tanto, conlleva internalizar que por lo menos dos generaciones deben pasar para ver resultados que nunca será corrupción cero. Eso sí, ella puede ser menor en la medida que los valores éticos calen, sean de todos y exigidos a cada uno de los ciudadanos, como litigante, como operador de justicia, como personal de apoyo, y en todos los ámbitos de este plurinacional Estado.
Hay un fallo conceptual en el sistema de formación de los abogados. Algo pasa allí y por ello la mirada debe fijarse en las facultades de Derecho. Vamos por lo simple, el número de ellas. ¿Serán necesarias tantas? Parece que no. Entonces porque no comenzar con el proceso de renovación con una pausa de por lo menos 10 años en la matrícula de alumnos. Que salgan los que están.
Luego, ese tiempo usarlo para preparar una nueva visión, un nuevo currículo, la forma de ingreso a la cátedra y definir quiénes toman los exámenes de competencia para que sea real que ingresan los mejores. Igual para los estudiantes, quienes serían sometidos a exámenes de ingreso en cada una de las universidades que ofrezcan la carrera, que no serían todas las públicas ni todas las privadas ya que es necesario establecer un equilibrio entre la oferta y la demanda. A exceso de abogados cabe deducir una formación deficiente, menor posibilidad de trabajo y bajo ingreso, que implica una alta probabilidad de corrupción. Hay que ganarse la vida.
Es lógico repensar la carrera judicial, el sistema judicial en su conjunto. Endurecer el ingreso al mismo, pero también garantizar estabilidad laboral y salario que permita el “Vivir Bien” y no el buen vivir a costa de la desgracia ajena.
El Ministerio Público también entra en la danza. Por tanto, la reforma le alcanza. Para que este pueda responder al ciudadano se debería elegir a los fiscales de Distrito por voto popular, reelegibles, lo cual le da independencia del poder político ya que su permanencia o no dependerá de cómo valoren su ética, su compromiso, sus vecinos. Claro, él debe seleccionar sus colaboradores para que asuma responsabilidades.
El autor es periodista .