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sábado, 27 de agosto de 2011

Virginia Moyano desde OPINION muestra "un desarrollo de mentira" en el tema del TIPNIS olvidando la declaración de la cumbre de Tiquipaya cuya loable meta no pasó de un discurso para las fotos




Aún permanece en la memoria el recuerdo de la Cumbre sobre medio ambiente realizada en Cochabamba; su objetivo primordial, era el logro de un pacto a nivel mundial que garantizase el cambio del modelo capitalista por otro que propiciase la armonía entre el hombre y la naturaleza. Por ahora, tan loable meta, no ha pasado de ser un noble discurso que ha servido para las fotos y el show. Bajo la desgastada bandera del desarrollo, los intereses económicos y políticos hablan más alto porque, en el bolsillo de la comunidad internacional, hacen falta acciones que prioricen intereses capitalistas. El mundo está en crisis y no hay espacio para discursos poéticos que, sin retórica alguna, muestran una utopía contraria a la necesidad.

En medio de este panorama, de acusaciones e intereses, el asunto del TIPNIS se caldea. Es una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento por falta de inteligencia y consecuencia con lo que se ha venido pregonando. Preguntar, consultar, llegar a acuerdos sin dar espacio a que los vivillos y los más vivillos se aprovechen de la situación sembrando mayor división y caos, era lo más acertado. Si bien es cierto que Bolivia necesita mejorar su infraestructura caminera, lo engorroso de este asunto reside en la serie de aristas que hay de por medio ante la incredulidad de si será, realmente, una vía para el desarrollo del país. 

Basta con ver lo ocurrido en el Chapare, distando mucho de aquel paraíso vacacional que otrora fuera, en detrimento de inversiones e inversionistas. El momento en que el camino en cuestión se abra, llegarán con él los colonos, los narcos y el narcotráfico, la inseguridad ciudadana, los sindicatos queriendo aprovechar la situación para granjearse mayor poder y no sólo la conexión interdepartamental. 

Entonces, me pregunto ¿qué hubiese pasado si, este proyecto, se le hubiese dado curso durante anteriores gobiernos?; lo más seguro, sería que las actuales autoridades de gobierno estuviesen marchando de la mano de los indígenas por aquello que dicen que “una cosa es estar montado en el burro y otra verlo pasar”. Fácil resulta achacar culpas con el desgastado discurso “del imperio norteamericano queriendo desestabilizar al gobierno”. Deliran con quitarle el sueño a Obama, preocupado por insensateces y desatinos de sus homólogos del sur. Lo que hay en juego aquí, son posturas políticas, intereses económicos y la réplica ante la falta de palabra y consecuencia de autoridades que han olvidado o simplemente ignorado que no se trata sólo de extender carreteras, construir y construir; son acciones que deberían ir acompañadas de educación, respeto, concertación, búsqueda de metas conjuntas y, verdaderamente, de trabajo en armonía y conjunción con la madre naturaleza, posibilitando una vida mejor. Progreso y desarrollo son imaginarios que responden a matrices sociales bien impuestas por el sistema. Hace falta cambiarlas y sustituirlas por otras que respondan a las necesidades de la gente, a la forma en cómo quiere vivir. De lo contrario, se seguirá en ese interminable círculo vicioso entre intereses económicos versus la gente, situación que genera pobreza y separabilidad. Ojalá se reflexione sobre ello. 

viernes, 26 de agosto de 2011


tradición de conquista y dominación con método similares a los usados para someter a las etnias del oriente que se rebelan y rechazan la intromisión de productores de coca en sus dominios. con la coca llegará "la maldición" y quieren la carretera fuera de su territorio del TIPNIS, identifican a "los nuevos conquistadores" (Editorial de El Dia., SC)

Cuando llegaron los conquistadores a América utilizaron dos métodos muy eficaces para dominar a los nativos. Les arrebataron sus mujeres para destruir el núcleo familiar de los pueblos y en segundo lugar, destruyeron su hábitat para matarlos por inanición o en todo caso, facilitar la esclavización de los varones. En la zona de Cuyo, en Argentina, los colonizadores mataron de esta manera a más de 100 mil indígenas de la etnia Huarpe, cuya base alimentaria era el fruto del algarrobo, especie muy abundante en la región. Cortar y quemar todos los árboles fue la manera más efectiva de aniquilar a este pueblo pacífico, que ya había sido conquistado siglos atrás por los incas.

Evo Morales, heredero de la tradición conquistadora e imperialista de los pueblos andinos, ha propuesto los mismos métodos que usaron los opresores del pasado para destruir a las etnias del oriente boliviano que consiguieron sobrevivir al avance incaico y la posterior invasión española. A los nuevos “colonizadores” bolivianos, es decir, a los cocaleros de origen quechua y aymara que expanden sin control sus cultivos y ayudan a diseminar la industria del narcotráfico en el país, les ha encomendado la tarea de dominar sexualmente a las nativas que habitan el parque Isiboro Sécure, extensión de un millón de hectáreas que pretende, con denodado ahínco, partir en dos, lo que facilitará el exterminio.

La “marcha hacia el oriente” es un viejo proyecto de la élite andinocentrista boliviana que se ha ido ejecutando de manera pacífica y sobre todo, ha sido dirigida hacia la búsqueda de la consolidación de un Estado nacional sostenible, integrado y autoabastecido de los productos básicos. Pese a todas las luces y sobras de este proceso, el beneficio ha sido mutuo. Las llanuras orientales se han convertido en el granero de Bolivia y, por otro lado, millones de habitantes de las zonas altas encontraron aquí el medio de sustento y prosperidad que habían perdido en el altiplano y los valles, donde las tierras fueron sometidas a un proceso de sobredistribución que terminó volviéndolas improductivas.

El régimen de Evo Morales ha bastardeado por completo ese proceso de integración, dominado por los odios, el resentimiento y por una visión expansionista destructiva y racista, destinada a aniquilar el aparato productivo de las tierras bajas. El proyecto carretero Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, pone en evidencia también, que el proyecto no es solamente clasista, sino también étnico y geopolítico, pues supone aniquilar a las comunidades indígenas de la región, con el fin de aimarizar por completo el país, desde Pando hasta Tarija y de Puerto Suárez a Tambo Quemado.

El conflicto por el Tipnis ha desnudado al verdadero Evo Morales, un colonizador cocalero que no medirá las consecuencias con tal de expandir su negocio en el territorio nacional. Su Gobierno está llevando adelante un proceso de destrucción de la imagen de los pueblos indígenas del oriente, tal como lo hicieron los conquistadores, quienes llegaron al extremo de afirmar que los “indios” no tenían alma. El régimen los ningunea, les dice que son una minoría insignificante, los acusa de ladrones, de corruptos afirma abiertamente que esas tierras que ocupan deberían ser destinadas a otros usos en lugar de seguir siendo “santuarios” naturales al servicio de “nadie”. Tal cual lo hicieron los viejos conquistadores, quienes no ahorraron sangre ni fuego para destruir todo lo que se interponía con sus intereses.
El conflicto por el Tipnis ha desnudado al verdadero Evo Morales, un colonizador cocalero que no medirá las consecuencias con tal de expandir su negocio en el territorio nacional. Su Gobierno está llevando adelante un proceso de destrucción de la imagen de los pueblos indígenas del oriente, tal como lo hicieron los conquistadores, quienes llegaron al extremo de afirmar que los “indios” no tenían alma. 
 

lunes, 22 de agosto de 2011

confrontar consigna con que pasará a la historia


La polarización política, tan cara para el MAS y sus principales dirigentes, hace que medidas que tienen una potencialidad de transformación se conviertan en acciones que durarán lo que duren sus impulsores. Es el caso concreto de la elección de las autoridades judiciales. Desde diversos ámbitos se ha hecho llegar a las autoridades del Gobierno y de la Asamblea Legislativa legítimas y pertinentes sugerencias para perfeccionar este novedoso procedimiento. Pero la incapacidad de éstas de escucharlas y canalizarlas, así como la forma e irregularidades prevalecientes en la selección de los postulantes a ocupar el Órgano Judicial y las diversas manipulaciones que se han hecho para legitimar ese procedimiento, permiten prever —más aún si se revisa nuestra historia— que este procedimiento ha sido condenado al fracaso, pues ese empecinamiento tendrá como resultado que la elección deje de ser sólo eso y se transforme también —simbólicamente se entiende— en un plebiscito sobre la gestión gubernamental.
Así, por lo menos, se desprende de la decisión del Órgano Ejecutivo —asumida el sábado en un encuentro entre los Primeros Mandatarios, ministros, gobernadores y alcaldes del MAS— de ratificar la realización de las elecciones tal como han sido organizadas y de la instrucción emanada de que esas autoridades, junto a su militancia, sean los principales incentivadores del voto en los comicios del próximo 16 de octubre.
Es pertinente aclarar que hay dos temas en debate. Uno, sobre el método de elección: el procedimiento adoptado por la mayoría oficialista para designar a los candidatos significa que es el estamento político-partidario el que determina quiénes serán las autoridades del Órgano Judicial y la ciudadanía deberá elegir, necesariamente, entre los postulantes ya definidos por este estamento. Ello, pese a que las autoridades del oficialismo pretenden convencer a la ciudadanía de que es ella la que los elige. La verdad es que la gente sólo legitima la elección político-partidaria. El segundo tema se refiere a los intentos de prohibir que se convoque al voto nulo. Como han señalado los primeros mandatarios, no es posible establecer esta prohibición. Pese a ello, algunos militantes y dirigentes, con apoyo de algunas autoridades del Tribunal Supremo Electoral y del Ministerio Público, están haciendo filigranas para hacer realidad esta prohibición. Habrá que advertir, en este sentido, que sería inconstitucional e improcedente que las entidades mencionadas intenten penalizar la campaña que están realizando algunos partidos políticos y movimientos cívicos, sindicales, gremiales y culturales convocando a la gente a participar en las elecciones del 16 de octubre anulando su voto como una forma de repudio a la forma en que se ha organizado esta elección. Más aún si desde el oficialismo se ha decido hacer campaña de apoyo.
En todo caso, es de lamentar que una oportunidad como la presente de reformar radicalmente el Órgano Judicial a partir de una forma novedosa de elección de sus autoridades, haya sido desaprovechada por gente de visión de corto plazo que quiere imponer su voluntad y copar ese espacio también. (Editorial de La Prensa, LP. Bolivia)