El presidente Evo Morales eligió una entrevista con CNN en español para revelar que el torpe operativo contra la Octava marcha de los indígenas del oriente en defensa del Tipnis, el 25 de septiembre de 2011, fue una iniciativa exclusiva de los policías bolivianos.
Pero además dijo, respondiendo a preguntas de la periodista Patricia Janiot, que su entonces ministro de Gobierno y ahora embajador en la ONU, Sacha Llorenti, le informó que jóvenes indígenas estaban disparando flechas contra los policías.
La entrevista se realizó en los días en que el mandatario estaba de visita en Nueva York, donde debía asistir a la Asamblea anual de la Organización de las Naciones Unidas.
Para comenzar, estas revelaciones vienen a mostrar que el señor presidente está dispuesto a entrevistas con periodistas extranjeros, pero jamás con periodistas bolivianos, que tendrían muchas cosas que preguntar acerca de esos y otros detalles.
Ese es un aspecto de poca importancia, aunque muestra que Evo Morales tiene preferencia por los periodistas extranjeros, y mejor si son de Estados Unidos, para prestarse a las entrevistas.
Lo realmente importante en esta circunstancia es el hecho de que el jefe de Estado revela que su Gobierno no ha elegido todavía una buena explicación para justificar, si fuera posible, aquella brutal acción contra indefensos marchistas del oriente que solo estaban defendiendo un parque nacional que es importante para la salud ambiental de toda Bolivia.
Sobre este desagradable episodio el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que él sabía quién había ordenado la operación, pero se quedó sin revelar el nombre.
Esta vez los jefes de la Policía, algunos de los cuales estaban en ejercicio en aquellos días del año pasado, han recibido en silencio la acusación del presidente Morales.
Pero lo más grave de todo esto es que, según él, la Policía rompió la cadena de órdenes, según la cual esta clase de operaciones son ordenadas por el propio presidente, el vicepresidente, el ministro de Gobierno, mientras que la Policía es solamente el brazo operativo.
Con esta revelación del primer mandatario queda en duda todo lo relacionado con los preparativos que debieron hacerse para el operativo.
Investigaciones de prensa establecieron que toda la acción fue concebida en todos sus detalles por funcionarios de la cadena de mando, incluso para la compra de las cintas de embalaje, que entonces fueron llamadas ‘masking’, para que los policías usaran sobre la boca de los indígenas o para sujetarles las manos y las piernas.
Estaban incluso contratados los autobuses en los que serían evacuados todos los indígenas y se estaban preparando los aviones en los que, luego, debían ser llevados a sus lugares de origen. Este es un detalle que fue revelado por la entonces ministra de Defensa, Cecilia Chacón, que renunció al cargo y que ahora sigue pidiendo que se esclarezca aquel lamentable hecho.
Lo que no tiene sentido es que el presidente Evo Morales haya elegido una tribuna internacional para dar a conocer esta desinteligencia de su Gobierno. Dentro de Bolivia el tema parece cerrado, pero se observa que sigue pesando en la conciencia de los gobernantes, aunque solo en respuesta de periodistas extranjeros.
Pero además dijo, respondiendo a preguntas de la periodista Patricia Janiot, que su entonces ministro de Gobierno y ahora embajador en la ONU, Sacha Llorenti, le informó que jóvenes indígenas estaban disparando flechas contra los policías.
La entrevista se realizó en los días en que el mandatario estaba de visita en Nueva York, donde debía asistir a la Asamblea anual de la Organización de las Naciones Unidas.
Para comenzar, estas revelaciones vienen a mostrar que el señor presidente está dispuesto a entrevistas con periodistas extranjeros, pero jamás con periodistas bolivianos, que tendrían muchas cosas que preguntar acerca de esos y otros detalles.
Ese es un aspecto de poca importancia, aunque muestra que Evo Morales tiene preferencia por los periodistas extranjeros, y mejor si son de Estados Unidos, para prestarse a las entrevistas.
Lo realmente importante en esta circunstancia es el hecho de que el jefe de Estado revela que su Gobierno no ha elegido todavía una buena explicación para justificar, si fuera posible, aquella brutal acción contra indefensos marchistas del oriente que solo estaban defendiendo un parque nacional que es importante para la salud ambiental de toda Bolivia.
Sobre este desagradable episodio el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que él sabía quién había ordenado la operación, pero se quedó sin revelar el nombre.
Esta vez los jefes de la Policía, algunos de los cuales estaban en ejercicio en aquellos días del año pasado, han recibido en silencio la acusación del presidente Morales.
Pero lo más grave de todo esto es que, según él, la Policía rompió la cadena de órdenes, según la cual esta clase de operaciones son ordenadas por el propio presidente, el vicepresidente, el ministro de Gobierno, mientras que la Policía es solamente el brazo operativo.
Con esta revelación del primer mandatario queda en duda todo lo relacionado con los preparativos que debieron hacerse para el operativo.
Investigaciones de prensa establecieron que toda la acción fue concebida en todos sus detalles por funcionarios de la cadena de mando, incluso para la compra de las cintas de embalaje, que entonces fueron llamadas ‘masking’, para que los policías usaran sobre la boca de los indígenas o para sujetarles las manos y las piernas.
Estaban incluso contratados los autobuses en los que serían evacuados todos los indígenas y se estaban preparando los aviones en los que, luego, debían ser llevados a sus lugares de origen. Este es un detalle que fue revelado por la entonces ministra de Defensa, Cecilia Chacón, que renunció al cargo y que ahora sigue pidiendo que se esclarezca aquel lamentable hecho.
Lo que no tiene sentido es que el presidente Evo Morales haya elegido una tribuna internacional para dar a conocer esta desinteligencia de su Gobierno. Dentro de Bolivia el tema parece cerrado, pero se observa que sigue pesando en la conciencia de los gobernantes, aunque solo en respuesta de periodistas extranjeros.