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sábado, 5 de marzo de 2016

da en el clavo Julio Aliaga, describe el rol "de una primera dama con real poder", pero que no firmaba los contratos, ni dictaba las resoluciones por las que sí, cobraba dinero contante y sonante. Gaby actuaba en consonancia con Evo, salta a la vista!

El tema no es que usara el certificado de nacimiento de su hijo para lograr beneficios y utilizar predios y bienes estatales para fines personales; tampoco es que instalada en las que fueran en otros tiempos las oficinas de la Primera Dama, desde allí lograra contactar con importantes empresas haciéndose pasar por funcionaria. Todo eso es una barbaridad y ha de significar el cometer varios delitos, eso es cierto, pero una vez acordados los contratos y pagadas las comisiones, no era ella la que firmaba los decretos y resoluciones de invitación o contratación directas, eso lo hacían otros.
¿Cual era el mecanismo que utilizaba Zapata para que Evo Morales, otros ministros o gerentes, aprobaran lo que ella decidía y acordaba? ¿Algo así como una radiación fotosintética incrustada en los rayos del sol por la mañana? ¿La telequinesis proyectiva de proyectos doblepreciantes o algo así? ¿Siniestra telepatía o poderes ancestrales ocultos?
Déjense de joder. Esta señora se sentaba en un despacho de la presidencia, recibía a empresarios petroleros, del litio, del hierro y de cuanta cosa más hubiera para conseguir concesiones y contratos en Bolivia (lo que ya es público) y después tomaba el teléfono y llamaba a quien tuviera que llamar, de tal manera que salían los contratos y los decretos y las resoluciones ministeriales, firmados por quienes los tuvieran que firmar.
No se necesita haber ido a Harvard para intuir o imaginar esto, hasta un personaje sin título, hasta un bachiller, como García Linera ha llegado a deducirlo. En realidad lo sabía desde hace tiempo y le daba mucha rabia (¿se estará vengando?), porque antes de ella era él quien decidía (lo que también es publico) porque el buen Presi se lo delegaba, ya que eso era demasiado para él, que tenía que concentrarse en el próximo partido de futbol, en el próximo discurso y besamanos, o en la próxima quinceañera que estuviera por aparecer.

viernes, 4 de marzo de 2016


Solidaridad con Carlos Valverde

Del diario cochabambino Los Tiempos. sub-editorial
La aparentemente irreductible decisión de las autoridades de Gobierno de no aclarar el presunto caso de tráfico de influencias a partir de una relación sentimental del Primer Mandatario, las lleva a cometer una secuencia incontrolable de errores y contradicciones, y utilizar un lenguaje muy agresivo y sin sustento.
Esta decisión les impide comprender que reconocer errores, excusarse por ellos y rectificar conductas sería el mejor camino para recuperar algo de la confianza de parte de la ciudadanía que, más bien, se siente cada vez más insultada y despreciada.
En ese proceso que se va envileciendo, han convertido en uno de los principales objetos de ataque a quien informó primicialmente de ese caso. Se trata de Carlos Valverde, productor de un programa diario de televisión y radio, que goza de gran audiencia en Santa Cruz y ahora en el país, precisamente por esos ataques, quien también es columnista, entre otros periódicos, de Los Tiempos.
Pero, la agresión ha trascendido lo verbal. La noche del miércoles, efectivos de seguridad  se instalaron en las afueras de su vivienda presumiblemente con la intención de arrestarlo, como éste denunció, provocando que de inmediato mucha gente llegue al lugar para garantizar su integridad. Las explicaciones que han dado  las autoridades de esta operación policial han sido, una vez más, deleznables.
En ese contexto, desde Los Tiempos expresamos nuestra plena solidaridad con Carlos Valverde, reiterando, por un lado, que los problemas no se solucionan matando al mensajero, sino rectificando y transparentando conductas. Por el otro, que  no parece ser correcto el rumbo que han tomado las  autoridades desde que se rechazó la reforma constitucional por ellas impulsada, porque éste no es, de ninguna manera, el que las urnas han señalado.

jueves, 3 de marzo de 2016

El Dia se refiere a "los zarpasos desesperados del régimen" para esconder sus fechorías y arremete contra todo lo que puede, miente, dice medias verdades, lanza amenazas y reprime con fiereza. es una nueva demostración de poder ante el ciudadano y nuestras FFAA? muy bien gracias, cambiándose uniformes y marchando...qué verguenza!



La Iglesia Católica pedía no echar más leña al fuego en el caso Zapata y sonaba como si se estuviera compadeciendo de los que han usado el Estado como si fuera un club social donde pueden ingresar los amigos e invitados a disfrutar de las instalaciones, hacer negocios y agrandar sus cuentas bancarias.

A estas alturas todos los bolivianos, hasta el más cándido, sabe exactamente lo que ha ocurrido y conoce muy bien la conducta de nuestros gobernantes, mientras estos discurren con torpeza y mucho nerviosismo, poniendo en peligro la estabilidad del país, que suficiente tiene con los nubarrones económicos que ya se están posando en nuestro horizonte.

Hace bien la Iglesia en hacer este pedido, que equivale a no hacer leña del árbol caído y, sobre todo, no pelear con el gato panza arriba, pues resulta riesgoso. Ante los continuos descubrimientos y revelaciones que aparecen todos los días, van surgiendo propuestas que atentan contra la libertad, como la idea de limitar el uso de las redes sociales o la de crear un organismo de control político, al mejor estilo de los gobiernos de facto del pasado.

Es tal la desesperación de las autoridades que ya perdieron credibilidad y que están al borde de extinguir la confianza de los bolivianos, que en este momento son capaces de cualquier maniobra para deslindar responsabilidades y sostener la teoría del complot, con argumentos cada vez más infantiles. Lo más lamentable de todo este espectáculo grotesco ha sido la utilización de un niño que está bajo el acecho mediático. En una sociedad medianamente decente, ese menor ya hubiera estado bajo la protección de organismos competentes para evitar el extremo de llevarlo ante las cámaras de televisión como si fuera un animalito de circo, idea que ha estado cobrando fuerza en las mentes enfermizas de quienes ahora deben pagar las consecuencias de sus actos.

Es obvio que no se puede confiar en ninguna comisión parlamentaria, en fiscales o cualquier otro funcionario que meta mano al asunto. No se trata de justicia, leyes ni racionalidad, sino de pulseadas, golpes bajos y rabietas que tienen su origen en los resultados adversos del referéndum del 21 de febrero, que necesariamente tiene que producir estos zarpazos y un reacomodo de los cuadros internos del oficialismo. La idea no es ignorar lo que está ocurriendo, pero tampoco cargar las tintas. Ellos saben muy bien, que pese a todo el aparato propagandístico que sacan a relucir permanentemente, el deterioro marcha indefectiblemente, por razones que la ciudadanía entiende muy bien, más allá de los cuadros explicativos y las prolongadas exposiciones del elocuente segundo mandatario.

Por más que hagan todo por evitarlo, la suerte del poder hegemónico está echada y aunque tengan posibilidades todavía de torcer las leyes e inventar alguna movida de salvataje, la credibilidad perdida ya no se puede recuperar; no mientras sigan mintiendo y continúen manejando los dineros de la gente con tanta discrecionalidad.

Por más que hagan todo por evitarlo, la suerte del poder hegemónico está echada y aunque tengan posibilidades todavía de torcer las leyes e inventar alguna movida de salvataje, la credibilidad perdida ya no se puede recuperar; no mientras sigan mintiendo y continúen manejando los dineros de la gente con tanta discrecionalidad.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Ajuste y Desbarajuste llama El Dia a este "negro período que vive Bolivia atestiguando el bochorno de los enredos de alcoba" en que nos ha metido EMA, y llama la atención de los problemas económicos pendientes y lo que se viene.

No vamos a hablar de la sórdida telenovela que estamos obligados a presenciar los bolivianos, cuyo ingrediente más bizarro no es precisamente la historia de la amante, el niño y el padre, sino del derroche de estrategias envolventes que se visualizan por detrás para aferrarse con uñas y dientes al poder, sin importar las leyes, la decencia y menos la dignidad que tanto han estado pregonando. “Todo o nada”, parece ser la consigna apocalíptica que ellos mismos están construyendo como si fuera una profecía destinada a cumplirse.
Sea cual fuere el argumento y el desenlace de este thriller, queda claro que el epílogo será un complejo desbarajuste, aunque felizmente ellos mismos lo están apresurando, así que no queda más que ir preparando el ajuste, un proceso que deberá aplicarse a la manera de una purga muy amarga, con buenas dosis de recortes, despidos, ahorro, eliminación de subsidios, cierre de empresas deficitarias, paralización de obras faraónicas y rogativas a los organismos internacionales que, como cualquier banquero que se precie, siempre piden devuelto el paraguas justo cuando empieza el aguacero.
Es posible que no tengamos que vivir las vicisitudes que están sufriendo argentinos y brasileños y menos todavía el drama de los venezolanos, pero al paso que marcha el descuido de los asuntos públicos (ahora todos andan pendientes de los conflictos de alcoba y buscando cómo salvar el “proceso de cambio”), no tenemos por qué dejar de avizorar días difíciles y además Bolivia tiene un negro prontuario en materia de crisis y desastres económicos. 
 Un analista internacional que observaba el incontenible desinfle de los populismos latinoamericanos, fenómeno atribuido a factores externos, especialmente a la caída de los precios de las materias primas, decía que en lugar de aferrarse al poder como lo están haciendo algunos exponentes del Socialismo del Siglo XXI deberían prepararse para el próximo ciclo que vendrá después del ajuste, es decir, cuando Mauricio Macri y otros como él en el resto del continente, hubieran terminado de aplicar sus políticas de adaptación al periodo de vacas flacas, hayan acabado el periodo de siembra y todo esté listo para la cosecha. 
Será  justo en ese momento, tal vez dentro de unos quince años o más, que los populistas volverán a levantar cabeza, cuando hayan acumulado el descontento de las masas prebendalistas y rentistas que siempre añoran los tiempos del derroche descontrolado. Volverán cuando otra vez haya plata para repartir y mucho espacio para armar el desbarajuste. 
Parece un cuento negro, una predicción malvada, pero lamentablemente esa es la historia de nuestro continente, especialmente de Bolivia, que ha nacionalizado tres veces y ha privatizado otras tres, que ha fundado y fundido torres de babel como Comibol, YPFB y que ha construido más elefantes blancos que nadie. ¿Vamos a seguir repitiendo esta historia? La única forma de evitarlo sería aplicando algo más que purgantes y parches y pasar al nivel de las políticas públicas, los candados al presupuesto y la constitución para que en el futuro, los gobernantes aprendan a comportarse con mayor racionalidad.
Sea cual fuere el argumento y el desenlace de este thriller, queda claro que el epílogo será un complejo desbarajuste, aunque felizmente ellos mismos lo están apresurando, así que no queda más que ir preparando el ajuste, un proceso que deberá aplicarse a la manera de una purga muy amarga, con buenas dosis de recortes, despidos, ahorro, eliminación de subsidios, cierre de empresas deficitarias y paralización de obras faraónicas.

martes, 1 de marzo de 2016

escándalo mundial Evo-Gabriela llama el genial Paulovich a su artículo con los 10 mandamientos "decálogo Moral" que deberían cumplir nuestros gobernantes los de ahora y los que vengan. notable la ironía y el sarcasmo

El escándalo mundial que estalló a raíz del caso Evo-Gabriela nos ha sacudido a todos, incluyéndome a mí (que no soy ningún angelito) y a la cándida cholita cochabambina que me colabora en mis tareas periodísticas. De un largo y profundo diálogo con ella, nació un Decálogo Moral que contiene 10 mandamientos que deberían cumplir todos nuestros gobernantes actuales y los que vinieran.
Primero: Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo sin confundir al pueblo con la adoración a barros y a piedras para no pecar de idolatría.
Segundo: No jurar lealtad a Dios y al Pueblo levantando el puño porque eso ya no lo hacen ni los rusos que fueron los inventores. Tampoco jures cumplir lo que no depende de ti como esa antigualla incaica que dice Ama llulla, Ama sua y Ama quella porque ésas son las debilidades principales de nuestro pueblo.
Tercero: Santifica las Fiestas y no te emborraches en ellas porque el trago te hará ver doble o no podrás reconocer ni a la madre de tus hijos.
Cuarto: Ama a tu Madre y a tu Padre y no creas que el amor filial te manda a realizar negociados para adquirir más casas y más autos y más camiones para agradecer a tus mayores.
Quinto: Pero tampoco te harás el “khasa” ni el del otro viernes cuando alguno de tu subordinados, militar, civil o policía, mate o cause daños a ciudadanos que no están de acuerdo con la política oficialista.
Sexto: No fornicarás delante de 10 millones de testigos que te están mirando durante el día y la noche en cualquier lugar del territorio nacional; si tantas fueran las tentaciones de la carne viaja a cualquier lejano país sin guardaespaldas ni comitiva oficial, justificando así los viáticos oficiales que recibes.
Séptimo: No robarás. Este precepto ya está enunciado en el idioma más universal que tiene nuestro Estado Plurinacional y Folklórico que es el quechua, el idioma de los cochabambinos y de los nacidos en Quillacollo, quienes dicen “ama sua”, pero es la lengua más querida por todos nuestros compatriotas.
Octavo: No mentirás. Este precepto no sirve para nada a quienes gobiernan Bolivia. Por eso no es aplicado en esta crónica. Si no practicaran ese mal no tendríamos Presidente, ni Vice, ni ministros, ni viceministros, ni senadores, ni diputados. O sea, que estaríamos más regados que ahora. Momento de prevenir a mis lectores que este Decálogo es para todos los que nos gobiernan, con alguna rara excepción.
Noveno: No desearás la mujer de tu prójimo porque es tan igualita a la tuya.
Décimo y último: No codiciarás los bienes ajenos. Con excepción del Mar que un día fue nuestro y ahora está, temporalmente en manos de Chile.

lunes, 29 de febrero de 2016

el título está bien puesto "la Guerra de Morales contra los bolivianos" en artículo del Diario de las Américas de Miami y bajo la pluma de Carlos Sánchez quién dirige una Institución por la Democracia.

Sin otra opción que reconocer la contundente derrota sufrida en su referéndum del 21 de febrero (21F), Evo Morales ha tratado de mistificar el rechazo que Bolivia le ha expresado, volviendo a mentir, echándole la culpa del resultado a  la guerra sucia, la conspiración y las redes sociales.  Ha anunciado que seguirá con el proyecto político castrista y ha confesado que se trata de una guerra, y que continuará la guerra.  Las declaraciones de presidente de los sindicatos cocaleros y jefe del estado plurinacional de Bolivia son confesión de que la guerra que sostiene desde hace mas de diez años es “la guerra contra los bolivianos”.
“Hemos perdido la batalla pero no la guerra” dijo el derrotado para luego explicar que no está en debate el programa de gobierno anti imperialista.  Exactamente la retórica castrista de confrontación propia de una dictadura e imposible en democracia.  En dictadura el jefe, el iluminado o en este caso el “jefazo” está por encima de todo, de la ley, del estado de derecho, de la libertad y por supuesto de la gente;  solo él tiene la razón y cuando no es complacido en sus caprichos o su fraude electoral no alcanza como en el caso presente, le llama a eso “conspiración”. Cuando el pueblo descubre su corrupción y lo agarran con las manos en la masa, con prueba preconstituida y fehaciente con la que cualquier ciudadano hubiera sido inmediatamente detenido por delitos de orden público con penas de más de 20 años de cárcel, le llama a eso “guerra sucia”.
No hay que olvidar que parte de la franquicia y de la estrategia castristas para las dictaduras del socialismo del siglo XXI –aplicada rigurosamente por Evo Morales- es cometer delitos y acusar de los mismos a sus víctimas, como el caso de las 18 masacres sangrientas cometidas en sus 10 años de gobierno (y otras anteriores), de las que el último testimonio público son los 6 muertos en la alcaldía del El Alto días antes al referéndum del 21F, por la que los acusados serán las víctimas sobrevivientes, mientras que los operadores de la dictadura (que solo repitieron acciones de octubre de 2003) quedan a buen recaudo en el oficialismo.
La derrota de Evo Morales el 21F demuestra que en tiempos de la “revolución tecnológica y comunicacional”, los gobiernos por dictatoriales y concentradores de todo el poder que sean, no pueden con las “redes sociales”; que no alcanzan el control de prensa, la censura de la prensa libre, el despido y persecución de periodistas, la compra de medios de comunicación por los jefes del gobierno con palos blancos y bajo presiones, las extorsiones y arreglos con empresarios para convertir sus canales, radios y periódicos en medios para-oficiales; ni el prevaricato a favor del gobierno para que haga propaganda electoral con dinero del estado,  ni la malversación de fondos públicos para la campaña oficial, ni todos los crímenes que Morales y su gobierno han cometido y cometen a diario para manipular una “opinión publicitada” en reemplazo de la “opinión pública” que existe por las redes de internet que el dictador ya ha empezado a reprimir.
En democracia el oponente o el opositor son “adversarios” a los que se busca convencer o vencer en el marco de la libertad, pero en una dictadura el que no complace al dictador o no vota por él es un “enemigo” y al enemigo hay que destruirlo, aniquilarlo o someterlo.  En ésta diferencia radica el valor de la confesión de Evo Morales -que acostumbra a confesar sus crímenes en conferencias de prensa como el 24 de febrero- diciendo que está en guerra y que “su guerra es contra los bolivianos” que mayoritariamente -más del 70% sin fraude- le han ordenado que deje el gobierno por corrupto, por mentiroso, por violador de los derechos humanos, porque existen presos y exiliados políticos, porque la evo-burguesía y la coca-burguesía ofenden al pueblo, y por un sinnúmero de razones que podrían abarcar todo el código penal.
“Hay guerras que no se pueden ganar” y son las guerras contra la vida, la libertad y el pueblo. Por eso Evo Morales  empezó a perder y va perdido. Lo peligroso del momento que vive Bolivia después del 21F es lo que el derrotado -con todo el poder bajo su control- ha dejado claro que hará continuando con su guerra.  Evo Morales se propone: perseguir, destruir, coaccionar o comprar a los líderes de los movimientos civiles y políticos que lo derrotaron; quiere intervenir y destruir la libertad de las redes sociales en el internet; va a dejar sin presupuesto ni fondos de contraparte a las gobernaciones y municipios donde ha perdido; va a desarrollar los mecanismos que pueda para destruir organizaciones sociales; en suma, más de lo mismo que viene haciendo con intimidación y violencia. Cuando Evo termine, habrá dejado a los bolivianos con la deuda externa e interna más grande de la historia, con el país convertido en narco estado, con el más alto nivel de confrontación entre bolivianos y sin ninguna institución creíble. Si se lo deja seguir su guerra habrá terminado con Bolivia. 
Evo Morales en su guerra contra los bolivianos pretende que no quede nada ni nadie que no lo respalde, o que de lo contrario se “oculte el sol” como amenazó a los campesinos en su fallida campaña de prórroga.  Esta es la manera como los Castro les están ganando la guerra a los cubanos, o como Chávez y Maduro le están ganando la guerra a los venezolanos. Lo que estos personajes no aclaran es que “su guerra es por su impunidad”, porque si la democracia retorna no tienen escapatoria. Por eso lo importante del triunfo boliviano el 21F es que se trata del punto de inflexión que marca el principio del fin  de los enemigos declarados de los bolivianos: Evo Morales, su gobierno dictatorial y sus mandantes castristas en Bolivia que están en guerra contra los bolivianos hace mucho tiempo.
*Abogado y Politólogo.  Director del Interamerican Institute for Democracy

domingo, 28 de febrero de 2016

Los Tiempos reclama que en el caso de G.Zapata se ha violado la Ley. su detención ha sido ordenada por el Ministro de Gobierno suplantando funciones del Ministerio Público (La Fiscalía) o el Organo Judicial (algún Juez) por otro lado. un grave problema político y represivo

La decisión de ir por fuera de las normas no sólo que es intolerable en un Estado democrático, sino que, además, puede profundizar la desconfianza que ha generado el caso de Camce y la señora Zapata
La detención de Gabriela Zapata por instrucción del Ministerio de Gobierno es un hecho que viola la Constitución Política del Estado (CPE) y la normativa penal del país, así sea que después un fiscal se haya avenido a emitir un mandamiento en su contra bajo la acusación de legitimación de ganancias ilícitas y para evitar una probable fuga, luego de que en un primer momento el Fiscal General del Estado negara que se haya emitido instructivo alguno.
Los incisos III y VI del Artículo 23 de la CPE establecen que nadie “podrá ser detenido, aprehendido o privado de su libertad, salvo en los casos y según las formas establecidas por la ley. La ejecución del mandamiento requerirá que éste emane de autoridad competente y que sea emitido por escrito y que “los responsables de los centros de reclusión (…) no recibirán a ninguna persona sin copiar en su registro el mandamiento correspondiente”.
Hay que recordar que la mencionada ciudadana mantuvo una comprobada relación sentimental con el Primer Mandatario (que hasta ahora genera contradictorias declaraciones) y fue funcionaria ejecutiva de la empresa china Camce, la que ha sido beneficiada con la adjudicación de varios contratos con el Estado por montos que sumados alcanzan más de 500 millones de dólares
Sobre esa base se denunció un presunto tráfico de influencias, por lo que se conformó una Comisión plural en la Asamblea Legislativa para investigar el caso. Pese a ello, y sin informar ni coordinar con sus miembros, el Ministerio de Gobierno instruyó la acción represiva, justificándola en que habría sido solicitada por el Ministerio de Transparencia; es decir, el Órgano Ejecutivo ha asumido, mediante los ministerios de Transparencia y Gobierno, funciones que constitucionalmente corresponden al Órgano Judicial y al Ministerio Público.
No menos importante es anotar que la acusación del Gobierno es por legitimación de ganancias ilícitas y posibilidad de fuga, dejando el tema del tráfico de influencias a la mera retórica. Es decir, se trata de un procedimiento típico de dictadura que al ocurrir en un sistema democrático genera profundo temor por el rumbo que puede seguir la administración del Estado.
Resumiendo, estamos ante una violación de la CPE en un caso que provoca mucha susceptibilidad y preocupación en la ciudadanía tanto por el método utilizado para la aprehensión de Zapata, como porque está en desarrollo la investigación congresal para determinar si hubo o no tráfico de influencias y abrir el proceso penal respectivo.
En ese escenario, la decisión de ir por fuera de las normas no sólo que es intolerable en un Estado democrático, sino que, además, puede profundizar la desconfianza que ha generado el caso de Camce y la señora Zapata, que afecta no sólo al Primer Mandatario, sino a varias autoridades del Órgano Ejecutivo en el nivel central y en regiones como Cochabamba, donde a Camce se ha adjudicado partes de la construcción de obras en Misicuni, en un proceso que, conforme se conoce, provoca nuevas y mayores dudas.
Es pues fundamental aclarar este caso, pero hacerlo en los marcos que fija la ley y no la voluntad de los eventuales poderosos.