Concluida la 42 Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) se puede efectuar un primer balance sobre los logros y los errores que se cometieron a lo largo del tiempo que insumió su organización y realización.
De principio se puede afirmar que las alcaldías de Tiquipaya y Cercado extremaron esfuerzos para mostrar una ciudadanía hospitalaria. La limpieza y el arreglo de las avenidas y aceras, y la buena organización de los efectivos policiales y militares durante los días que duró el evento, merecen un reconocimiento y, lo más importante, el compromiso de la ciudadanía cochabambina y tiquipayeña de cuidar los arreglos hechos y continuar mejorando el aspecto de las ciudades. Como reconocieron los visitantes, la gente se mostró agradable y amable, y los servicios han sido, en general, eficientes.
La nota mala se la adjudica el Gobierno por su sectarismo y agresividad. La buena voluntad mostrada por el Canciller y su equipo fue opacada por la innecesaria hostilidad en la sesión inaugural, que parecería haber sido aprovechada con fines electorales internos. Así lo demuestran el documental sobre la gestión del MAS, el discurso presidencial de confrontación con parte de los invitados (siendo anfitrión) y la intervención, no prevista en el programa, de un cineasta. También afectó la actitud de los países de la ALBA, incluida la llegada el Mandatario ecuatoriano, tratando de imponer una posición autoritaria, como el ataque a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CDH) y a la Relatoría de Libertad de Prensa.
Es de esperar que en la mente de los visitantes quede con más fuerza la hospitalidad de la