Oración por: Christian Urresti
mártir de la juventud boliviana
Hénos aquí para recordar que aún sin haber cumplido los 17 años, en pleno despertar de la vida, henchido de grandes ideales, excelente hijo y mejor amigo, respiraba solidaridad y compañerismo a quién tuve ocasión de conocer cuando visitó la casa que nos hospedaba hogar de sus jóvenes amigas que se sentían halagadas por su amistad y su camaradería.
No vamos a sumirnos en lágrimas de desconsuelo al revivir lo horroroso de su ajusticiamiento por una turba anónima de energúmenos manifestantes llegados a la llajta desde el trópico, posiblemente para defender lo que consideraban justo, furibundos y ahítos de sangre, en la exégesis de sus bajas pasiones osaron levantar las armas que cercenaron una vida ejemplar e inocente. Vamos a pedirte que perdones su crimen, sin dejar de protestar por la Justicia que debe señalar y castigar a los culpables. No corre prisa, aún cuando se ha escamoteado la búsqueda de los detalles para identificar a los criminales, escondiendo las pruebas y haciendo desaparecer los textos iniciales y hasta destruyendo las evidencias. Nos asiste la seguridad que la Justicia Divina que actúa inexorable, contundente, destrozará la conciencia de los que quisieran que la ciudadanía olvide el episodio del 11 de enero, que el nombre de Christian desaparezca y que se entierre esta fecha bajo tierra, lo que no ha de suceder jamás. Te pedimos Señor Justicia y el Castigo de los culpables.