Vistas de página en total

miércoles, 23 de junio de 2010

PAISES POBRES...PAISES RICOS

Oscar Pereyra
opereyras@hotmail.com

Me gustaría complementar el artículo de mi querido profesor Lic. Armando Mendez, comparando la situación de una persona con la de un país:

Un hombre de recursos escasos, normalmente no se endeuda y sí lo hace, es en pequeñas proporciones, debido a que su capacidad pago es insuficiente, cuando contrae un crédito cumple con la obligación, sin embargo, en todo momento está con mayores necesidades que recursos propios pueden cubrir.

Un hombre rico generalmente está endeudado, parece una paradoja que si alguien dispone de US$100.000.- en su cuenta, recurra a un crédito por decir de US$ 30.000.-, significa que no quiere perder su liquidez o el costo de oportunidad del dinero, pero también utiliza el endeudamiento para asegurarse legalmente en alguna operación de compra o inversión. Para este hombre endeudado no significa ninguna dificultad otorgar un préstamo de US$ 2.000.- a una persona de escasos recursos; es más el apalancamiento financiero -entiendase como la relación entre capital propio y crédito invertido en una operación financiera. Al reducir el capital inicial que es necesario aportar, se produce un aumento de la rentabilidad obtenida. El incremento del apalancamiento también aumenta los riesgos de la operación, dado que provoca menor flexibilidad o mayor exposición a la insolvencia o incapacidad de atender los pagos- Debemos entender que a mayor endeudamiento mayor rentabilidad y mayor riesgo, con recursos ajenos.

Esta misma lógica considero que se aplica a los países ricos que tienen una gran capacidad de generar ingresos y por tanto vivir endeudados, lo cual no representa un problema, es mas el acreedor somete a su voluntad al deudor cuando se trata de un pobre; si se trata de deudas entre ricos... son temas de negocios, ninguno se deja someter por qué ambos tienen sus contrapartidas y están en condiciones de negociación similares.

El problema surge cuando un hombre rico al igual que un país rico se endeuda por encima de su capacidad de generar ingresos, en este caso se crea un efecto dominó que repercute sobre la gente de menores recursos o países en vías de desarrollo, consecuentemente en situaciones como esta son los pobres son los que más pierden y los ricos habrán perdido una pequeña porción de su riqueza. Por lo tanto el rico atraviesa crisis financieras, pero difícilmente crisis económicas que lo reduzcan a la condición de pobre, seguirá siendo rico de rodas maneras y con poder.

Por lo tanto, crisis financiera no es sinónimo de crisis económica.

domingo, 20 de junio de 2010

En Bolivia lo mismo que en Venezuela.

con triquiñuelas se quita de en medio a opositores


La flamante Ley del Órgano Electoral dio nacimiento al verdadero Cuarto Poder del Estado, dejando totalmente desvirtuado aquello de que la prensa es el cuarto poder. La prensa no fue, no es ni será un poder del Estado. Fue, es y será un mecanismo de servicio a la sociedad para informarla correcta, adecuada, veraz y oportunamente y es un instrumento de fiscalización de los que ahora son cuatro poderes del Estado Plurinacional de Bolivia.

El Cuarto Poder constituye una de las más importantes representaciones del cambio que vive el país y que, con otras cuatro leyes orgánicas en proceso de aprobación, continuará el camino hacia la consolidación de su transformación.

La leyes del Órgano Electoral, ya aprobada, y la del Régimen Electoral, que volvió a la Cámara de Diputados, fueron tratadas en el Parlamento con el acelerador pisado a fondo, debido fundamentalmente a la urgencia de tener el marco legal fundamental del nuevo Estado. Esa velocidad es sólo comparable con la que se aprobó la actual Constitución Política del Estado (CPE) en Sucre y Oruro.

Los tres proyectos de ley que faltan están en fila esperando su turno para ser considerados por el Parlamento. Podrán correr la misma suerte de las dos anteriores que ya son blanco de críticas por los vacíos que tienen y las contradicciones que se advierten con la propia Constitución Política del Estado y los convenios internacionales.

El apuro puede llevar, y de hecho está llevando, a omitir algunos aspectos importantes que afectan a la sociedad. Ahora nos damos cuenta de que el plazo establecido para su entrada en vigencia era demasiado corto. El propio Presidente del Estado Plurinacional ha anunciado que deberá aprobarse una ley cada semana. Faltan aún la Ley del Tribunal Constitucional, la Ley del Órgano Judicial y la Ley de Autonomías.

Unas leyes son más complicadas que otras y requieren de un profundo análisis, como la Ley de Autonomías que modificará significativamente el sistema político nacional. Pero el escaso tiempo que queda hasta el 22 de julio está eliminando un debate serio, responsable y valioso.

Oficialistas y opositores están impedidos de evaluar con detenimiento cada uno de esos instrumentos que son y seguirán siendo aprobados a fardo cerrado. No importa si contienen incongruencias y errores.

Para el Gobierno y para los legisladores, que en su mayoría son oficialistas, lo que sí importa es que cada una de las leyes tenga un mecanismo para que el Presidente no sólo mantenga, sino amplíe, su poder y, con ello, darle al Órgano Ejecutivo la autoridad de ejercer, con pocos precedentes en democracia, el poder absoluto. De ahí la potestad que esas leyes otorgan al Mandatario del Estado de nominar a dedo a un representante en cada asamblea departamental y a un vocal por cada una de las cortes departamentales electorales. A ello se sumará el poder que pretenden los oficialistas en los municipios mediante acciones forzadas, destinadas a destituir a alcaldes elegidos por el voto popular y el copamiento de las cambiadas instituciones con su militancia, como sucederá con el nuevo Registro Cívico.