Del litio en un estado Plurinacional
Del litio sólo sé que sirve para combatir la depresión. Por eso deduzco que tenemos un Estado plurinacional antidepresivo, tan dichoso que no cabe en sí de gozo porque, de hoy en adelante, nuestras Fuerzas Armadas gritarán: “¡Patria o muerte, venceremos!”. No hay que acojonarse, pues todos moriremos, con patria o sin patria. Lo de ¡venceremos! ya es discutible.
A partir de ahora, Chile temblará de miedo ante la arenga castrense plurinacional y el presidente Sebastián Piñera se verá obligado a devolvernos el mar y la abuela que Eduardo Abaroa carajeó en el programa de Carlos Valverde. Nuestro Presidente plurinacional asistió al acto de posesión de Piñera, jugó al fútbol con el flamante mandatario y, en homenaje a la “hermana” Bachelet y a su “primo” Insulza “el bolivariano de la OEA” encabezó una manifestación de los ponchos rojos por las calles de Santiago, al grito de ¡Muera Chile!, ¡a Chile ni gas ni agua! como en los mejores días de la guerra contra Goni y su plancito de exportar gas por Chile.
Y Petrobras se pondrá de rodillas ante sus “nacionalizadores” al temer una nueva ocupación militar de sus oficinas e instalaciones al grito de ¡Patria o muerte, venceremos!. Y Perú morirá de pánico tan sólo de pensar que el Ejército plurinacional le inflija una nueva derrota parecida a la de Ingavi. Y Paraguay solicitará una tregua anticipada antes de que el Ejército plurinacional pise fuerte en el Chaco. Y Argentina desplegará toda su fuerza naval para evitar que nuestra Armada tome las Malvinas. De hoy en adelante, Obama y sus “marines” sabrán a qué atenerse.
En 1992, las multinacionales Litco (Lithium Corp.) y Quiborax abandonaron el salar de Uyuni ante la presión de los sindicalistas potosinos. Éstos se arrepintieron después, pero ya era tarde. Los cerdos capitalistas yanquis se habían instalado en Chile y Argentina. A pesar de todo, somos felices porque en Bolivia se halla la mayor reserva mundial de litio. Con litio, coca y marihuana, estamos chochos de la vida.
El auge de las baterías de litio para autos eléctricos e híbridos ha encarecido el precio de este mineral raro que valdrá, dentro de nada, 7.000 dólares/t. Además de ser antidepresivo, el litio tiene otras aplicaciones: la fabricación de teléfonos celulares, ordenadores portátiles, cámaras digitales y energía nuclear. Ante esta perspectiva, una delegación de empresarios japoneses llegó a Bolivia y como llegó se fue, “sin haber recibido la información que vinieron a buscar” y decepcionados por el escaso conocimiento de los funcionarios bolivianos sobre la industria del litio (EL DEBER, 19/03/10). Tales funcionarios plurinacionales no son ignorantes, son “opapícaros”. ¿Y si, en el fondo, lo que hacen es reservarle el negocio al “hermano” George Soros y a los “hermanos” chinos, rusos e iraníes? ¿A cambio de qué?
La revista española Historia y vida (No. 504/ Marzo de 2010) acaba de publicar un artículo sobre el litio en Bolivia, firmado por Julián Elliot. Este periodista nos informa de que la ONU considera que “el litio podría convertir Bolivia en la Arabia Saudí del siglo XXI, es decir, una Arabia colla en un desierto de sal con llamas en vez de camellos, y con “mallkus” que lean el Corán en aimara, mientras viajan en Rolls Royce y jets privados. ¡Patria o muerte, venceremos!" ¿A quién?