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viernes, 9 de diciembre de 2016

el zorrino, de la familia de cuadrúpedos malolientes cuya fetidez se siente desde 50 metros...viene muy cabal, cuando Lupe Cajías titula "el año del zorrino" que orinó sobre el Régimen y lo está dejando expuesto al desnudo. Lupe se refiere a los desastres que malogran totalmente "la maña y figura del vernacular, indígena de Orinoca"



Lupe Cajías


El año ya estaba realmente feo y maloliente, orinado por el zorrino. Pero la explosión fue la muerte de 71 personas por una mala gestión
Tantas veces repetimos sobre la inútil convocatoria al referendo para perpetuar el mandato de Evo Morales. Hace ya un año se sabía que el resultado sería adverso para esa meta del grupo de poder civil militar, a un alto costo económico para el pueblo y aumentando la compleja erosión del partido gobernante.

Si enero fue poco, febrero fue loco. El rey quedó tan desnudo como pocos de sus enemigos podrían haber imaginado. No fue tan grave la revelación de la existencia de un hijo clandestino como las palabras del mandatario que no sabía siquiera quién era esa cara conocida y tampoco si había sido padre o no y si vio alguna vez al niño. Aunque las declaraciones sumisas de sus ministros intentaron justificar tal vergüenza, para la opinión pública mundial quedó evidente que ese hombre no era un padre decente.

El altísimo porcentaje del “No” en las mesas urbanas y en ciudades completas, como fue el caso potosino, dejó sin argumentos al grupo palaciego. Durante meses, el mayor esfuerzo fue intentar revertir el puñetazo que supuso ese “No”. Al mismo tiempo querían explicar por qué pudo la ex del Jefe despachar negocios desde una oficina dependiente del super Ministerio de la Presidencia.

Mientras se pasaban los días, las semanas y los meses sin atender la gestión pública, ya rebasada por una pesada burocracia duplicada en 10 años y olvidada de la meritocracia y del servicio civil. Hace una década inaugurar una cancha de pasto sintético en Curahuara podía ser simpático; seguir el mismo programa 120 meses es un exceso. Como lo es también el teleférico descoordinado, el palacio I y el palacio II, los locales para competir con Viña del Mar, los aviones, los viajes y otros caprichos de nuevo rico.

La crisis del agua aumentó esa sensación del rey desnudo, él y sus equipos de amigos, funcionarios poco serios, irresponsables. Muchos habitantes en La Paz, durante días, sintieron recorrerles un gélido ánimo de desaliento, de impotencia, de contemplar que todos los esfuerzos municipales, institucionales, personales se derriten por el manejo populista y clientelar.

El año ya estaba realmente feo y maloliente, orinado por el zorrino como dice el verso para explicar tantas malas cosas juntas. Pero la explosión fue la muerte de 71 personas por una mala gestión, por un negocio entre amigos donde otra vez aparece el triángulo chinos-venezolanos-grupo palaciego. Ahora ya no pueden culpar al viento, al periodista, al imperio. El mundo entero quedó atónito, y parece ser sólo el preámbulo.

jueves, 8 de diciembre de 2016

precisas. concretas. atinadas preguntas de LTD a las autoridades, a los "protagonistas" del terrible accidente que dejó sin vida a 71 personas, a la FAB que hace rato "finge sordera" y no contesta porque "como parte del Gobierno" está en el poder y "le mete nomás"

Dónde comienza y dónde termina la responsabilidad del Estado? Esa es una de las muchas preguntas que se van abriendo a medida que avanzan las investigaciones sobre los factores que posibilitaron el fatal accidente

¿Por qué, después de cuatro años de fracasos, LaMia traslada a Bolivia la sede de sus operaciones, y su propiedad es transferida a dos pilotos bolivianos? ¿Qué fue lo que se les transfirió, si no fueron los tres aviones que en Venezuela fueron declarados como parte de su patrimonio? ¿A quién pertenecen en realidad esos aviones?

Muy ligadas a lo anterior están las dudas relativas a las relaciones entre LaMia y la Fuerza Aérea Boliviana (FAB). ¿Qué hacían los aviones de LaMia en los hangares de la FAB? ¿Hubo algún contrato legal? ¿Quiénes lo suscribieron y en qué condiciones? ¿Desde cuándo los predios de la FAB están a disposición de LaMia? ¿Cuánto pagó LaMia, y cuánto es lo que debe, por los servicios que la FAB le prestó y todavía le presta?

Si, tal como ahora se ha comprobado, el patrimonio de LaMia era prácticamente inexistente, si no estaba registrada en el Registro Obligatorio de Empresas (ROE), si tenía como antecedentes los rechazos de Instituto Nacional de Aeronáutica Civil de Venezuela, ¿cómo se explica que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) le haya otorgado de manera tan expedita la licencia de operaciones?

Hasta ahí, la tarea de dar las respuestas esperadas corresponde casi exclusivamente a dos partes. Una, la empresa LaMia, y otra, la más, importante, la DGAC y, por consiguiente, el Ministerio de Obras Públicas Servicios y Vivienda, del que esa repartición depende directamente.

Mucho más numerosas y complejas —y mucho más amplio el abanico de personas e instituciones que tendrán que despejarlas— son las preguntas sobre lo ocurrido durante las horas previas a la salida del fatídico vuelo. Este aspecto del caso, que será sin duda el objeto principal de las investigaciones en curso, trasciende con mucho la responsabilidad que corresponde a una empresa privada y el organismo regulador. Lejos de ello, alcanza a los tres Estados involucrados en el caso, Brasil, Bolivia y Colombia —en ese orden— y a sus respectivos organismos encargados de regular la aviación civil.
En el caso de Brasil, la primera pregunta debe estar dirigida a la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC). ¿Por qué se negó a autorizar el vuelo chárter de LaMia entre San Pablo y Medellín? ¿Es verdadero el argumento de la ANAC, según el que esa autorización fue negada en estricta aplicación de normas internacionales que regulan los vuelos chárter, o hubo alguna razón que aún no ha sido expuesta?

En lo que a la responsabilidad boliviana corresponde, muchas de las preguntas pertinentes ya son ampliamente conocidas, pero hay otras que también merecen atención. Entre ellas, se destacan las que se refieren al punto donde comienza y donde termina la responsabilidad del Estado boliviano en vista de que, más allá e independientemente de los detalles técnicos y de la identificación de las culpas personales, un principio básico del derecho público indica que los Estados son responsables por las acciones u omisiones de sus funcionarios.

Y hay muchas más preguntas que a medida que transcurra la investigación serán planteadas…

martes, 6 de diciembre de 2016

Carlos Valverde se refiere otra vez al caso LaMia. lo obrado por la autoridad.

Esto tiene un antes

Cuesta escribir sobre lo ocurrido con el vuelo de LaMia; es casi imposible no pensar en las personas que dejaron la vida en “Cerro Gordo” cuando iban a disputar un partido de fútbol y no referirse a ellas ni a lo ocurrido en el vuelo. Voy a abstenerme, porque pienso que en este momento es necesario analizar lo que pasó, desde mucho antes, en tierra, en nuestro país, donde las cosas no están claras.

Hace un par de días el Ministro de OOPP aseguró que se cambiará al personal ejecutivo de la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC) y de Aasana. A decir verdad, me parece bien que la Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE) del sector asuma responsabilidades que logren desandar el camino y se nos diga cómo se llegó a esto, porque se nos ha informado que LaMia incumplió “disposiciones de la Ley 2902” referidas a sus obligaciones como portador de servicios aéreos y a no reunir los requisitos legales que dieron origen a la concesión o autorización del permiso” (argumentos de la DGAC al suspender permisos de LaMia), pero, debemos conocer desde cuándo no reúne esos requisitos y cómo se obtuvo la primera licencia. De paso, cómo es que LaMia llegó a ser operador en Bolivia.

LaMia, hasta el día de la desgracia, tenía licencia indefinida. La certificación de explotador de servicios aéreos es de carácter indefinido; lo que avala ese certificado es el permiso de operabilidad y eso se lo logra cada año a través de auditorías. Reitero, sería bueno saber si previo a la licencia suspendida por la DGAC efectivamente se cumplió a cabalidad con los requisitos y si estos son claros (no encontré el reglamento para charters en la DGAC) y si las auditorías se hacen como corresponde; no sea que haya sucedido como lo de Aasana, donde se obviaron los requisitos de “combustible extra” para contingencias (nos alcanza bien, así volamos, lo hacemos en menos tiempo… es así nomás, dijo el auxiliar de vuelo), de acuerdo al informe de Celia Castedo, quien se molestó porque  “los despachadores no toman en cuenta las observaciones”.

Aasana comunicó que no dirá nada “por órdenes superiores”; al contrario, sus directivos aseguran no haber entregado documentación a nadie y dicen que lo que circula “por ahí”, no es documentación oficial (¿hasta que se pruebe que si?) y que esté en manos del periodismo es producto de probables entregas de “malos funcionarios” y eso lleva a concluir que en Aasana tienen la idea de que el buen funcionario es el que mete la tierra debajo de la alfombra o, lo que es peor, el que echa la tierra que ayude a enterrar los cadáveres de la desgracia mientras “los responsables se salvan” y la aeronavegación comercial boliviana y sus muy malos sistemas de control también.
El autor es periodista.

domingo, 4 de diciembre de 2016

"Evo, el mejor de todos los bolivianos" es una consigna, un llunkerío sin disimulo, una forma de pretender frenar la tormenta de impopularidad y el rechazo que provocan las actitudes justamente de este Evo. el texto que sigue de Agustín Echalar

Hace unos tres años tuve la oportunidad de coincidir en el programa Pentágono con la exjefa de gabinete del presidente Evo. La señora me dejó estupefacto cuando sin que nadie se lo preguntara, y a boca de jarro soltó la especie con la que he titulado esta nota semanal. Sí, dijo muy suelta de cuerpo que ella creía que Evo era el mejor de todos los bolivianos. La aseveración era penosísima, sobre todo viniendo de ella, una subalterna del macho alfa de este país.

Luego de terminado el programa me enteré de que ella era la autora de un libro llamado Evito y el Mar, que podía ser considerado como una especie de tesis doctoral de llunquerío. El personaje se me pintó como un ejemplo del arribista que busca consolidar un espacio en base a adulaciones al jefe que es el hombre más poderoso de la patria, y lo archivé como tal.

La semana pasada volvió a mi memoria porque escuché la misma frase, esta vez dicha no por una jefe de gabinete, que es un sinónimo de secretaria, (dicho sin desmerecer ninguna de las dos ocupaciones), sino nada menos, que por la presidente de Diputados, y expresidente de la cámara de Senadores, nada menos que  la primera mujer que ha sido Presidente del Estado Plurinacional, aunque sólo por un week end.

Gabriela Montaño no tiene performances muy gloriosos en su vida pública. Se la ha visto llorar con lo del Satélite, algo incomprensible para las personas racionales, y no se la ha visto molestarse ante las coplas gubernamentales, groseras y ordinarias de un lejano carnaval. De cualquier manera, y a pesar de algunos gafes, y ciertas inconsistencias, es una persona que tiene su espacio y su estatura política. Por eso, escucharla repetir una frase tan tonta como “Evo es el mejor de los bolivianos” tiene que  sorprendernos, siquiera un poco.
La frase es absurda, porque una catalogación de ese tipo simplemente no se sostiene,  es muy general  y extremadamente subjetiva. Que lo diga una subalterna fascinada con su jefe, vaya y pase, que lo repita la presidente de la Cámara de Diputados tiene implicaciones muy serias.

El problema es que ésta no es una ridícula proclama de excesiva admiración hacia el macho alfa hecha por un par de mujeres machistas. Ésta es una consigna y es parte del paquete de endiosamiento de Evo Morales que pretende eternizarlo en el poder. No deja de llamar la atención que esta frase haya sido proferida precisamente en la semana en que la popularidad de don Evo Morales ha debido haber declinado enormemente.

Estamos viviendo una enorme crisis debido a la falta de agua en una de las ciudades más importantes de Bolivia, lo que ha puesto en evidencia que hay una enorme crisis institucional, porque esta falta de agua, producto de la sequía no ha sido prevenida y amainada porque no ha habido ni voluntad ni capacidad política para hacerlo.

El Presidente ha demostrado que no se interesa  o no entiende algunos temas sustanciales, y ha mantenido una agenda donde mezcla sus extravagancias y deseos personales con sus funciones como Jefe de Estado. Su asistencia al funeral  Fidel Castro no tenía ninguna relevancia para el Estado boliviano, y ha tenido lugar en un momento en que se hubiera esperado una actitud de compromiso con los problemas que atañen a una buena parte de la población. Un mínimo de recato habría inhibido al señor Morales  de abandonar el país en esas circunstancias.

Preocupa que la frase de marras no sea una  cursilería de féminas alborotadas, sino parte de un discurso armado para posesionar esa idea en el imaginario boliviano, sobre todo si consideramos lo que el Gobierno gasta en propaganda. Estamos ante una enorme arremetida del culto a la personalidad, elemento antidemocrático por excelencia, y estamos ante la evidencia de que hay una camarilla que es la que en realidad gobierna el país, y desea que las cosas se queden como están. Ellos no permitirán que Evo se retire al Chapare con una quinceañera, y no por respeto a las leyes y a la integridad de las adolescentes, sino por motivos muy mezquinos.
 
El autor es operador de turismo.