Este asunto de relaciones sexuales condenables es tema doloroso en todas las sociedades.Sin embargo, ¿fue preocupación de García Linera en sus escritos, discursos, agendas?
Todavía es posible recordar el rostro meditativo y los ojos semicerrados de Álvaro García Linera comentando sobre Vladimir Ilich Lenin o sobre Pierre Bourdieu, ataviado acorde con esos personajes, habitante virtual del París setentero. Entonces nadie dudaba, ni siquiera él, que era licenciado, matemático, sociólogo, intelectual.
Qué distante imagen a la última que emiten sus amigos dueños de canales televisivos. El cabello desordenado, los ojos desorbitados, la camisa rosada imitación Dolce & Gabbana, y amenazando con cadena perpetua para delitos sexuales. Su discurso aludió especialmente a presuntos sacerdotes pedófilos y sus posibles víctimas. “Denunciad” convocaba iracundo y desde ese momento, ¿sorpresivamente?, el Ministerio de Justicia y el Ministerio Público se acordaron del tema y se prepararon para recibir denuncias, “así sea de los últimos 15 años”.
Este asunto de relaciones sexuales condenables es tema doloroso en todas las sociedades, más las urbanas, pero también las rurales, en el norte y en el sur. Sin embargo, ¿fue preocupación de García Linera en sus escritos, discursos, agendas?
A menos que reservó aquello para su privacidad. Su biografía detalla su paso por varios colegios católicos. De pronto supo algo y no se animó a denunciar como hicieron otros colegiales en países capitalistas. También tuvo ocasión de delatar lo que pasa en las cárceles donde muchos presos sufren vejaciones sexuales, como reveló la Pastoral Penitenciaria en Cochabamba hace más de una década.
Lo insólito es que también guardó silencio cuando la población conoció casos de violencia sexual cometida por diputados, militantes, activistas del Movimiento Al Socialismo. Como ya escribí en otra oportunidad, “como nunca antes” el país se estremeció con ejemplos tan aberrantes como la acción colectiva de asambleístas oficialistas contra una joven en pleno hemiciclo en Sucre. ¿Por qué no unió su voz a las campañas que pedían el máximo rigor en el castigo?
Al parecer, el estado rabioso de García Linera lo lleva a sucesivos errores. Al pedir la cadena perpetua, aprobada ¿sorpresa? por la Cumbre de Justicia, él desconoció los convenios internacionales ratificados por Bolivia. Como autoridad del más alto nivel, debió leer antes la doctrina moderna sobre la pena de muerte y la cadena perpetua, los estudios criminológicos; así nuestras emociones quieran castrar a los violadores o lincharlos como sucede en el Chapare.
En el segundo episodio, el Vicepresidente reitera sus acusaciones contra la prensa, aquella que invocaba para garantizar su seguridad cuando estaba preso. Primero nombra a varios periodistas, ninguno de los cuales es dueño de ningún medio. Luego dice que conoce hasta cómo respiran, entonces, ¿de sus medios paraestatales conocerá hasta las manchanchas? Finalmente, recordarle que no todas las presentadoras son Marianelas, la con sombrero, la sin sombrero.