Los conflictos desde fuera
Mauricio Aira
Resulta
difícil desde fuera saber con exactitud lo que está pasando dentro de Bolivia.
Es que hay cosas que simplemente no caven en el razonamiento lógico al
comprobar por ejemplo que vive la población un paro “movilizado de la COB”
desde hace 10 días. Que las carreteras están bloqueadas y que miles de
ciudadanos han dejado de trabajar sea porque las dificultades en el transporte
no se lo permiten o porque las oficinas y las fábricas han cerrado sus puertas.
En pocas palabras Bolivia vive quizá el verbo sobrevive es más apropiado en
medio de tales dificultades que una simple columna de 700 palabras no alcanza a
describirlas. Además y esto es para no creerlo, los policías rasos se han
adherido a la movilización de la Central Obrera y se encuentran en una actitud
de “brazos caídos” dentro de sus cuarteles, lo que quiere decir en buenas
cuentas que no actuarán cuando el Gobierno o la Superioridad los necesiten. ¡Oh
colmo de sucesos!
¿Por qué la
movilización de los trabajadores? Solicitan una jubilación similar a la de los
militares que gozan del privilegio de una renta igual al total ganado. O sea
con el salario completo mientras que el resto de los gremios la pasan mal, con
el 70, el 60, el 50% del total ganado y algunos otros como los médicos perciben
tan sólo el 45% de sus salarios. Se dirá que éstos tienen ingresos extras en
consultorios o clínicas particulares y que es allí donde deberían cobrar sus
rentas. La respuesta es que es evidente, muchos médicos la pasan bien a pesar
de la ínfima suma de su pensión, aunque esto de “muchos” vale para unos
cuantos, un bajo porcentaje de ellos, ¿el resto? Está sujeto a la norma.
Mirando
desde fuera jamás hubiésemos creído que la causa de la “jubilación” pudiera
congregar a tantos, a todos los gremios sin excepción, los más aguerridos los
mineros, los fabriles, los maestros, los salubristas, los profesionales
asalariados y hasta los gremialistas y en este momento hasta los policías
suboficiales, sargentos, cabos, clase de tropa. O sea un universo de
descontentos masivo, incontrastable quedando al margen dos colectivos el
militar privilegiado que obtuvo del Poder Central tal beneficio, y los
campesinos, especialmente los cocaleros que no tienen empleador por tanto nadie
los asegura y que trabajan “por riesgo propio” dependiendo del mercado al que
sirven.
Al paso del
tiempo y de la impotencia del Régimen de convocar al dialogo a los trabajadores
con la visión puesta en una solución de consenso, la Iglesia Católica ha salido
a la palestra. “Pónganse de una vez de acuerdo” señalando que el daño inferido
por este estado de cosas es enorme, que todos tienen derecho a una jubilación
digna y necesaria, que es imprescindible deponer el empecinamiento en actitudes
irreconciliables, que el Bien Común está por encima de todo para evitar choques
que a nada bueno conducen.
La solución
no puede ser simple, no puede ser paliativa, lamentablemente existe un pecado
original, un primer error que fue privilegiar al grupo que “lleva los fierros”
como dicen en el lenguaje marxista, y que pudiera ser regresivo, de tal manera
que un porcentaje equis aceptado por las partes sea uniforme a todos los
asegurados, de ahí en adelante se fije una escala aceptable según el monto de
las cotizaciones durante la vida laboral del trabajador. En Suecia uno de los
países más avanzados en el tema social, la jubilación está por el 50% o menos
del último salario. El énfasis está puesto en lograr mejores ingresos, al menos
en los últimos años antes de la pensión, para tener una renta más expectable,
que es mínima para la generalidad y que cubre tan sólo un magro presupuesto con
el que un jubilado está obligado a sobrevivir en medio de gran austeridad, pero
también de dignidad común a todos los ciudadanos.
En suma
votos porque se impongan los criterios expresados por los Pastores religiosos.
Que resulte en acuerdos valederos y realistas que se puedan ejecutar fielmente
sin repetir engaños ni privilegios tomando en cuenta la Igualdad y la Justicia.
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