Evo y las voces ciudadanas
Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo pusieron en marcha la estrategia mediante la que pretenden se permita que el mandatario pueda ser candidato a la Presidencia por cuarta vez consecutiva.
Si bien el año pasado avisaron sobre cuatro caminos para lograrlo, no dejó de ser sorpresiva la noticia de que la bancada masista y dos disidentes de UN presentaron un recurso de inconstitucionalidad para anular los artículos que hablan de una sola reelección para el presidente, vicepresidente, gobernadores, alcaldes, asambleístas y concejales. Tales disposiciones están contenidas en la Ley de Régimen Electoral y también en la misma Carta Magna, precisamente la que el MAS abanderó en 2009 como la renovación de Bolivia, que desde entonces se convirtió en un Estado Plurinacional.
Hace ocho años se dio luz verde a una Constitución que dispone la duración del mandato de los gobernantes en cinco años y limita la permanencia en el poder al establecer una sola reelección de manera continua. Ahora el MAS sostiene que esta Constitución viola los derechos políticos y se basa en el artículo 23 del Pacto de Costa Rica sobre Derechos Humanos, que expresa que todos los ciudadanos deben gozar del derecho de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país.
Esta vía planteada el lunes por el MAS surge después del referéndum del 21 de febrero de 2016 en el que se consultó democráticamente a la ciudadanía si estaba de acuerdo con otra postulación de Evo Morales a la Presidencia. Entonces ganó el No por una estrecha mayoría, pero suficiente, de acuerdo a las normas nacionales, para ser vinculante. La nueva estrategia del poder pretende omitir la voz del pueblo al pasar la decisión directamente de la Asamblea Legislativa Plurinacional al Tribunal Constitucional, sin que medie un referéndum.
El presidente ha dicho que su vida ya no le pertenece y que hará lo que diga el pueblo, lo que sería bueno para el país si escucha la diversidad de voces y no solo las de los movimientos sociales afines al MAS. Lo contrario podría llevarlo a un distanciamiento con los gobernados y hacerle perder el capital político que le queda. Querer quedarse en el poder sin importar el método puede desdibujar su gestión de inclusión y de transformación.
Si bien el año pasado avisaron sobre cuatro caminos para lograrlo, no dejó de ser sorpresiva la noticia de que la bancada masista y dos disidentes de UN presentaron un recurso de inconstitucionalidad para anular los artículos que hablan de una sola reelección para el presidente, vicepresidente, gobernadores, alcaldes, asambleístas y concejales. Tales disposiciones están contenidas en la Ley de Régimen Electoral y también en la misma Carta Magna, precisamente la que el MAS abanderó en 2009 como la renovación de Bolivia, que desde entonces se convirtió en un Estado Plurinacional.
Hace ocho años se dio luz verde a una Constitución que dispone la duración del mandato de los gobernantes en cinco años y limita la permanencia en el poder al establecer una sola reelección de manera continua. Ahora el MAS sostiene que esta Constitución viola los derechos políticos y se basa en el artículo 23 del Pacto de Costa Rica sobre Derechos Humanos, que expresa que todos los ciudadanos deben gozar del derecho de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país.
Esta vía planteada el lunes por el MAS surge después del referéndum del 21 de febrero de 2016 en el que se consultó democráticamente a la ciudadanía si estaba de acuerdo con otra postulación de Evo Morales a la Presidencia. Entonces ganó el No por una estrecha mayoría, pero suficiente, de acuerdo a las normas nacionales, para ser vinculante. La nueva estrategia del poder pretende omitir la voz del pueblo al pasar la decisión directamente de la Asamblea Legislativa Plurinacional al Tribunal Constitucional, sin que medie un referéndum.
El presidente ha dicho que su vida ya no le pertenece y que hará lo que diga el pueblo, lo que sería bueno para el país si escucha la diversidad de voces y no solo las de los movimientos sociales afines al MAS. Lo contrario podría llevarlo a un distanciamiento con los gobernados y hacerle perder el capital político que le queda. Querer quedarse en el poder sin importar el método puede desdibujar su gestión de inclusión y de transformación.