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viernes, 11 de abril de 2008

Katiuska Vásquez de la redacción de Los Tiempos nos ofrece una crónica sensacional acerca del asesinato de Christian y del testimonio invalorable de un testigo que además ofrece el nombre del asesino y "su sobrino" que inclusive le habría robado los zapatos deportivos a la víctima. Por su innegable importante reproducimos el trabajo de Katiuska de innegable valor testimonial.
Podemos decir que no hay crimen que no se descubre, ni culpa sin pena.

Una carta anónima de una persona que asegura haber visto el homicidio de Christian Urresti (18) el 11 de enero de 2007 y cuyo contenido salió a luz recientemente provoca revuelo en las partes afectadas. La carta señala como autor del crimen a un dirigente vecinal, cuyos rasgos descritos coinciden con los del dirigente vecinal del barrio Colquiri Rómulo Durán. Localizado, éste reconoció que participó del conflicto de la crisis de la Prefectura, pero negó enfáticamente tener participación en el homicidio. Declaró que más bien él fue herido durante la confrontación de ese día en El Prado en una reyerta con una muchedumbre. En la carta, el presunto testigo, que guarda su nombre en reserva, señala al autor del crimen como "Romario o Rómulo Durán", dirigente del barrio "Camiri o Colquiri". Rómulo Durán reconoció ser dirigente del barrio Colquiri y haber estado el 11 de enero en el conflicto junto con su sobrino. Añadió que, como entonces tenía un taller de metal mecánica cerca de la plazuela de Cala Cala, dos personas aparentemente cambas le encargaron que hiciera 70 lanzas metálicas para el movimiento de los cívicos. Al acabar, increpó a los jóvenes, por el uso que pretendían dar a los barras. Por ello, según él, se sumó a la marcha que el 11 de enero, bajó de la zona norte a El Prado. La carta Según el anónimo, "ese día cerca de la (plaza) Colón, en medio del enfrentamiento, el joven Christian intercambió palabras con un hombre que era de cabello ondulado de estatura mediana, que estaba armado con un palo y acompañado de un muchacho que llevaba un arma parecida a un hacha, pero con una punta como filoso gancho", reza parte de la carta. Prosigue: "Christian se le enfrentó para ayudar a un señor de edad (…), el joven Christian solo con los puños le propinó un tremendo puñetazo, que tumbó al hombre y su cara de inmediato se le hinchó. Christian le dijo que lo conocía y que lo volvería a ver. Pero, éste pidió ayuda de un grupo que venía del lado de la plaza e hicieron retroceder a los que estábamos defendiendo la Colón". "El cobarde (…) viendo que la gente escapaba y aprovechando que estaba de espaldas le dio un garrotazo por la espalda al joven (Urresti) y se cayó malherido". En la carta se relata además que "Christian fue auxiliado por otros y se lo llevaron. El cobarde los siguió y se quedó frente a la casa en la que entraron para auxiliarlo. Este cobarde estaba como loco y decía a todos los cocaleros que pasaban por ese lugar que en esa casa estaban los matones de Manfred y la nación camba". "Un grupo incluso pateó la puerta. Después salió una señora, que les pidió que le permitieran llevar a un herido al hospital. La gente aceptó y, cuando salieron, la gente y el cobarde con su familiar arremetieron con golpes a palos en medio de una turba de campesinos y trotskos ayudados por el otro que le decía tío. Era un muchacho casi de la edad de Christian. Estaba con una gorra y un hacha", añade el testigo. En el epílogo el narrador dice: "Christian, herido indefenso, fue arrastrado y victimado por el cobarde. Cuando me alejaba, pude ver cómo el muchacho que le decía tío le robaba sus tenis al Christian. Su tío hacía escarnio del cuerpo arrastrándolo del cuello. Creo que ya estaba muerto, porque ni se defendía". Según el testigo el supuesto autor del hecho se marchó hacia la plaza 14 de Septiembre, donde se encontró con unos campesinos a quienes les contó lo ocurrido. Fue ahí, cuando el presunto testigo oyó la identidad del probable agresor. Explica que recién da su testimonio porque a los pocos días se fue del país y regresó hace poco. "Me pegaron con las cañerías que preparé" El dirigente Rómulo Durán, cuyas características coinciden con la descripción de la carta anónima, reconoció que estuvo el 11 de enero en el conflicto, pero niega estar implicado en la muerte de Christian Urresti. ¿Qué hizo el 11 de enero? Vinieron dos hombres cambas a mi taller y trajeron como 200 barras de cañería y me hicieron cortar de unos 70 centímetros. Yo me di cuenta, como había este conflicto, y les dije "¡cómo van a hacer esto!". Me dijeron "hay que matar indios". Me pagaron unos 200 bolivianos por el trabajo y se los entregué. Ese mismo día. Llamé a la Policía. Me contacté en el puente de Cala Cala con un mayor. Él tomó el número de placa, porque a mí me preocupaba. Fui al puente de Cala Cala, le di el número de placa al mayor. Era una camioneta negra. Voy a la concentración a ver y se desbandó en el puente de la Ramón Rivero. Yo estaba por donde el kiosco. Me han agarrado y me han herido. ¿Quiénes lo hirieron? No sé. Era tanto el tumulto y con la misma cañería que yo preparé. Con eso me han dado. ¿Qué tipo de heridas le han hecho? Con golpes y también parece que era con un cuchillo. Fui a la clínica Sagrado Corazón de Jesús de la Simón López. De ahí herido, me he retirado. ¿Cómo es que aparece en el centro? Era difícil era ir a la zona norte, era mucho el problema. Bajé por la España, he llegado a la plaza 14 de Septiembre y me he ido hacia la Federación del Trópico. Ahí me han curado primeros auxilios los cubanos. Luego, agarré un taxi y me he ido a la clínica en la Simón López. ¿Estaba solo o lo acompañó alguien? Con mi sobrino. ¿Del caso Urresti qué conoce? Por la prensa me he enterado de los muertos, ya en la clínica. ¿Tuvo alguna pelea con algún joven el 11 de enero? Nunca. ¿Los que lo han golpeado no eran jóvenes? Sí, jóvenes, mezclados. Los que me han golpeado eran jóvenes, me han hecho caer ahí en las rejas, del kiosquito (Ramón Rivero entrando al Prado). De eso, me levanté. Si no largaban gases los policías yo creo que ahí nos tenían que matar. ¿Qué pasó con su sobrino? Él se ha perdido cuando la gente se desbandó ¿Cuando se va a la España tuvo algún problema? No, ninguno ¿Por qué cree que un testigo lo acusa de la muerte de Urresti? No sé. Desconozco los motivos, tienen que justificar eso.

jueves, 10 de abril de 2008

La revolución del Patujú

El adelanto de las acciones del futuro gobierno departamental, han sido expuestas por el Prefecto Costas. Producción, salarios e impuestos. Una lógica básica de la que debe partir todo aquel que se considere un gobernador, es decir, un administrador de la cosa pública. Esta sencilla receta, es la que el gobierno del señor Morales no entiende. Por eso resulta remarcable el futuro autonómico de Santa Cruz.
¿Cómo entender una revolución sino es asumiendo la realidad objetiva que lleva a la necesidad del cambio porque las fuerzas sociales quieren construir una nueva manera de gobernarse? Las revoluciones no nacen se hacen. El éxito de las mismas se mide por la profundidad del cambio en la misma estructura que lo compone. Son pasos inevitables, que se sitúan por encima de sus propios dirigentes y esa es la verdadera fuerza que los moviliza.
En nuestra historia tan plagada de "revoluciones" que más bien eran giros en contrario, las verdaderas han sido pocas pero ciertamente profundas. ¿Hubo ciudadanos que pensaron que en abril de 1952 las masas movilizadas eran cosa de "unos cuantos" y de las oligarquías que defendían su statu quo? Seguro que sí. Y se vieron superadas por los acontecimientos sin poder hacer nada en su contra.
Los cabildos cruceños de este siglo fueron avisos claros de una voluntad social cansada de vivir bajo los moldes de un presidencialismo agobiante e ignorante de la realidad nacional. Esa voluntad social no se logra con prebendas, porque estas no alcanzan cuando el pueblo está movilizado y asume su papel. La determinación de sus decisiones fueron tan claras que sólo una ceguera obcecada y soberbia puede pretender negarla.
Lo que no tiene lógica es que un Gobierno que se llama revolucionario, que proclama el cambio y se trata asimismo como ícono de la nueva historia no haya podido dimensionar y calibrar lo que se venía como una ola gigantesca desde el oriente. Los revolucionarios se convirtieron en contras revolucionarios y defensores del statu quo. Niegan la voluntad de los pueblos y defienden la legalidad de una constitución, que desde su propia lectura, es una constitución burguesa. ¿Cómo entender esta rara posición ideológica y conducta - de quienes se entiende – saben hacer la revolución?
¿Acaso no convocaron a una Asamblea Constituyente porque la constitución vigente ya no servía para nada? Y resulta que ante la posición de los pueblos autonómicos que no se detienen ni apoyan en esa constitución que les niega su derecho a ser autónomos, para seguir su propio camino del cambio estructural, los “revolucionarios” se colocan al frente y combaten la voluntad del pueblo en defensa de la constitución. ¡No son más burgueses porque no se entrenan!
Pero lo cierto es que se han convertido en ciegos militantes del centralismo, del presidencialismo y la contra revolución. De ahí la pérdida del sustento social que le dio el voto creyendo en que eran revolucionarios en democracia. No lo son ni lo fueron, apenas alcanzaron a ser enanos bravucones y protectores de la coca – para la- cocaína.
Cobardes además, porque ni siquiera pudieron defender con hechos su nacionalización fallida y terminaron de rodillas ante las transnacionales que dicen combatir, porque no tienen tamaño ni fuerza para imponer su constitución escrita por indigenistas de sombrero y poncho ensangrentado, que a la hora de la verdad niegan ser autores de nada y buscan "diálogos" para salir del apuro en que se han metido.
Gallinas de cacareo subido de tono que hablan de cambios y se orinan en sus pantalones cuando miran la movilización del oriente y la tierra chapaca enarbolando las banderas de la revolución real con decisión. Ahora se cobijan en las sotanas de la iglesia, piden socorro a los que calificaron de colonialistas y verdugos de indios. ¿Quién pude creen en estos "revolucionarios"? Lo que sucede en Santa Cruz y se consolidará el 4 de mayo es una verdadera revolución social y económica. Son las masas, convertidas en movimiento que apoyan y defienden su derecho a definir sus niveles de vida, basados en el uso de sus recursos. ¿Hay algo más revolucionario que esto? Es que para el gobierno parece que sinónimo de revolución es hacer la guerra étnica, destruir la economía y las relaciones internacionales, movilizar grupos de choque, discursar desde balcones y repartir dineros de dudoso origen.
Nunca un revolucionario de verdad calificaría esto como revolución. Por eso han perdido el sentido de la historia y no tienen respuesta para la Revolución del Patujú. Estamos cerca de los días más importantes en la vida republicana y en vez de acompañar el parto de una nueva Bolivia, el Gobierno se empeña en negarlo y quiere más bien destruirlo. Sólo la estupidez embriagada de Poder puede creer que tendrá éxito en esto. (De Dante Pino en hoyBolivia)

martes, 8 de abril de 2008

Juan Lechín Oquendo líder de la revolución boliviana

René Guarachi


El testimonio que regularmente un año tras otro ofrezco a los lectores, especialmente a los trabajadores bolivianos, me fue transmitido de viva voz por el maestro Lechín. No escuché la historia por una vez, si no que fueron repitiendo a lo largo de una relación ininterrumpida y siempre que se daba la ocasión de hablar del 9 de abril.Tras las primeras horas del amanecer Juan Lechín Oquendo se dirige a la fábrica Forno donde pide a los trabajadores el apoyo a la revolución popular, luego se dirige a la fábrica Soligno posteriormente se dirige a la cervecería, desde allí a la fábrica Said, empresa de vidrios y todos los fabriles encabezaron una marcha por la Buenos Aires, Tumusla. Centenares de trabajadores fabriles en torno de Juan Lechín Oquendo el indiscutible ‘hombre de abril’. Estos compañeros fabriles procedían de todos los barrios marginales y su lucha fue tan decisiva que dieron fin con regimientos militares acantonados en La Paz, El Alto, Viacha, Corocoro y Guaqui, donde la rosca minero-feudal los tenía pertrechados y entrenados para reprimir al pueblo. Esa madrugada centenares de carabineros dirigidos por el Gral. Seleme se rebelan, es oportuno destacar que Juan Lechín Oquendo y Antonio Seleme, eran ambos hijos de inmigrantes árabes, amigos de muchos años y fueron capaces de unir a trabajadores y policías para ejecutar durante tres días las tareas de resistencia. Juan Lechín dirigió personalmente a los revolucionarios que lograron capturar el arsenal de la plaza Antofagasta, ya con las armas en las manos se fue ganando la ciudad palmo a palmo, de cuadra en cuadra. Los grupos obreros, con las armas en la mano recorrieron los barrios incitando al levantamiento. Los contrarrevolucionarios a cuya cabeza se ubica el Gral. Tórrez Ortiz en El Alto amenazan con bajar a la ciudad y dar fin al alzamiento, aplastar al movimiento popular con derramamiento de sangre. Las tropas de la rosca minera provocaron muchos muertos, heridos, pero no logran aplastar al trabajador armado, a los nobles combatientes mineros fabriles. Esa tarde del 9 de abril un centenar de trabajadores de Milluni encabezados por Natalio Mamani que con valentía y coraje cercan la Ceja de El Alto sorprendió a los refuerzos del ejército masacrador que llegaban de Oruro y se apoderaron del armamento y munición. También en Villa Victoria un barrio de fabriles y artesanos tienen lugar los primeros enfrentamientos con saldo de víctimas fatales, en este mismo sector de Villa Victoria un año antes el ejército ahogó en sangre una revuelta fabril. Los revolucionarios cortan el suministro de electricidad, esa noche El Montículo fue escenario de una terrible batalla, la ciudad en total oscuridad fue iluminada tan sólo por el fuego cruzado de morteros y el tronar de las dinamitas. La lucha prosigue el día siguiente 10 de abril con mayor bravura. En Miraflores se producen enfrentamientos con los uniformados, en las calles Yungas, Corrales, en la Av. Arze, la revolución se extiende a los barrios populares donde están ubicados los regimientos Bolívar y Sucre, allí la lucha se logra desbandar al regimiento Pérez. Sin embargo es al enfrentarse con los cadetes del Colegio Militar donde la sangre generosa de los trabajadores se derrama a raudales, esa misma tarde en Oruro los mineros de Catavi, Siglo XX, Huanuni, Machacamarca, Japo y los de San José combatieron y vencieron a tres regimientos que pretendían trasladarse a La Paz para destruir la Revolución triunfante. En otro escenario se produce una reunión entre Tórrez Ortiz, el movimientista Siles Zuazo y representantes de la Nunciatura Apostólica, el Nuncio del Papa Monseñor Sergio Pignedoli, para acordar una especie de tregua, frente a las batallas que libraban los obreros contra los soldados y los caballeros cadetes.Fueron los mineros y los fabriles los artífices de esta jornada heroica, sin embargo, los “otros actores” hablan en nombre del pueblo y llegan a firmar un documento que se llamó “El Pacto de Laja” que declara que “en aras de la pacificación nacional y para evitar derramamiento de sangre se llegaba a una solución patriótica, dando fin a las hostilidades a partir de ese momento, para luego entrar a la ciudad y sellar la paz y la concordia”. A este documento la verdadera historia de Bolivia le ha llamado “El Pacto de la Traición al Pueblo” que estuvo dirigido contra el auténtico levantamiento que fue protagonizado por los obreros fabriles, por los trabajadores mineros encabezados por el compañero Juan Lechín Oquendo. Quienes en verdad arrebataron los fusiles de las manos de seis regimientos de la rosca minero - feudal fueron los mineros de Lechín, los fabriles de La Paz, que impusieron su programa político consistente en tres grandes medidas. ‘La Nacionalización de las Minas, el Voto Universal, la Reforma Agraria...’. La primera devolvió al pueblo su riqueza, puso en sus manos el control económico del Estado, la segunda reconoció el legítimo derecho del hombre boliviano, de la mujer boliviana de poder elegir y ser elegido y la tercera arrebató la tierra de los señores feudales e instituyó los sindicatos campesinos, hizo al agricultor dueño de la tierra que trabajaba, le dio dignidad y libertad al hombre aymara, quechua, guaraní. Un fuerte olor a pólvora se siente por las calles y las explosiones de dinamita de las fuerzas mineras.El ejército resistió ese día cada vez menos mientras los grupos armados de fabriles y mineros tomaban virtualmente la ciudad y las instalaciones oficiales ese 11 de abril se consolida el triunfo revolucionario cuando una multitud armada con fusiles todavía humeantes levanta en hombros a Juan Lechín Oquendo y lo conducen hasta el Palacio de Gobierno a eso de las 14:00 horas, donde es entonado el Himno Nacional y el único que habla desde los balcones del Palacio de Gobierno es Juan Lechín Oquendo manifestando que el nuevo gobierno cumplirá la trilogía que lanzaron los trabajadores mineros: Nacionalización de las Minas, Reforma Agraria y Voto Universal. Podemos decir que un largo proceso de violento antagonismo precedió al inolvidable 9 de abril de 1952, encabezado por Juan Lechín Oquendo figura indiscutible de la historia de los trabajadores de Bolivia, auténtico líder con, una visión extraordinaria y una valentía todavía no apreciada en toda su dimensión. Esta fecha cambió el curso de los acontecimientos de tal manera que la historia republicana se escribe antes y después del 9 de abril.¡Honor y Gloria a los caídos en la revolución del 9 de abril 1952!
René Guarachi correligionario de Juan Lechín Oquendo.

lunes, 7 de abril de 2008


ahora mismo tiene lugar en nuestra ciudad, en la casa del Cardenal Maurer un encuentro entre los prefectos de la llamada media luna ampliada, el pastos Julio Terrazas, y algunos Obispos para hacer un esfuerzo común de encontrar el ambiente para llevar adelante un diálogo entre gobierno del MAS y la oposición. como ya lo estableciera el Cardenal el asunto no es nada fácil, porque ha corrido mucha agua bajo el puente, pero tampoco es imposible. tenemos fe porque felizmente Bolivia tiene la tradición histórica de encontrar cómo evitar males mayores sin que haya necesidad de derramar sangre, ni llegar a la violencia. los prefectos han dicho lo suyo, "que acudieron al diálgo, cuando veces les pidió el Presidente", pero que todo resultó siendo un engaño porque el Gobierno no cedió un milímetro y sí les hizo perder mucho tiempo. algunos observadores consideran que si Morales dispone que no se recorte el presupuesto de las prefecturas, que no se limite la exportación de productos, que se deje sin efecto la imposición del texto de la NCPE, entonces quizá se podría cambiar de actitud. roguemos al Dios de la Paz y del Amor y de la Comprensión entre los hombres inspire y anime a los protagonistas para encontrar entendimiento!!!