Claro que me gustó ver a los republicanísimos expresidentes Eduardo Rodríguez Veltzé y Carlos Diego Mesa encabezando el equipo jurídico en La Haya; ¡cómo no! Me agradó ver y saber que los excancilleres Murillo de la Rocha, Toto Fernández y Loayza reforzaron con presencia, sapiencia y conocimiento al buen equipo contratado por el Estado para hacer la defensa argumental del justo reclamo de nuestro país.
Cómo no me va a gustar… la verdad es que desde que se instaló la Audiencia, leí casi todo lo que salió sobre el tema y en mi buen ánimo, “hasta me hice el opa” cuando vi a Sacha Llorenti acompañando a la delegación gubernamental que, no desentonó.
En efecto, el Canciller Choquehuanca (reconozco que me dio miedo que se declare el último Inca vivo “y en vivo”) y los ministros que, como es de rigor, debían estar ahí y fueron discretos, dejando el protagonismo a los que correspondía. Bueno, hasta no me estorbó (yo que soy quisquilloso) ver a los parlamentarios… ya está… lo hicimos bien… todos.
Casi todos, en realidad, porque aquí, en nuestro país la cosa no salió igual: don Evo lo hizo muy mal metiéndose en asuntos internos de Chile (esto lo van a festejar cuando les toque cobrarlo, los trasandinos) con su Constitución, con su sistema político/económico interno, con el asunto de los Mapuche encarcelados en el vecino país…
¡¡¡Por favor!!! ¿Evo Morales viene a hablar de irrespeto a los Derechos Humanos Indígenas? Él, cuyo Gobierno no termina de esclarecer lo ocurrido en Chaparina y que insulta a los indígenas del Oriente llevando a Sacha Llorenti a la mismísima La Haya, ¿reclama por indígenas ajenos? ¡Trate bien a los propios, señor Presidente y listo!
Apoyo, por supuesto, la participación nacional en La Haya pero, no soy de los corifeos acríticos que asumen, por miedo o por convencimiento, que es ser antipatria quejarse o ser crítico con los desaciertos internos cuando estamos en un acto de importancia nacional como el ocurrido en La Haya (por eso los trapitos sucios se lavan en casa).
¡Me niego! no quiero callarme por los desaciertos del Presidente en sus conferencias de prensa referentes al tema marítimo y su arremetida personal contra Chile; lo que los chilenos hagan con su Constitución (aprobada en Plebiscito, por si acaso), con su organización económica, con la administración de su Estado, es asunto de ellos y de sus pueblos y eso se llama “intromisión”, cosa que el presidente Morales exige permanentemente que no se haga con el país; se predica con el ejemplo… digo.
El autor es comunicador.