El tema no es que usara el certificado de nacimiento de su hijo para lograr beneficios y utilizar predios y bienes estatales para fines personales; tampoco es que instalada en las que fueran en otros tiempos las oficinas de la Primera Dama, desde allí lograra contactar con importantes empresas haciéndose pasar por funcionaria. Todo eso es una barbaridad y ha de significar el cometer varios delitos, eso es cierto, pero una vez acordados los contratos y pagadas las comisiones, no era ella la que firmaba los decretos y resoluciones de invitación o contratación directas, eso lo hacían otros.
¿Cual era el mecanismo que utilizaba Zapata para que Evo Morales, otros ministros o gerentes, aprobaran lo que ella decidía y acordaba? ¿Algo así como una radiación fotosintética incrustada en los rayos del sol por la mañana? ¿La telequinesis proyectiva de proyectos doblepreciantes o algo así? ¿Siniestra telepatía o poderes ancestrales ocultos?
Déjense de joder. Esta señora se sentaba en un despacho de la presidencia, recibía a empresarios petroleros, del litio, del hierro y de cuanta cosa más hubiera para conseguir concesiones y contratos en Bolivia (lo que ya es público) y después tomaba el teléfono y llamaba a quien tuviera que llamar, de tal manera que salían los contratos y los decretos y las resoluciones ministeriales, firmados por quienes los tuvieran que firmar.
No se necesita haber ido a Harvard para intuir o imaginar esto, hasta un personaje sin título, hasta un bachiller, como García Linera ha llegado a deducirlo. En realidad lo sabía desde hace tiempo y le daba mucha rabia (¿se estará vengando?), porque antes de ella era él quien decidía (lo que también es publico) porque el buen Presi se lo delegaba, ya que eso era demasiado para él, que tenía que concentrarse en el próximo partido de futbol, en el próximo discurso y besamanos, o en la próxima quinceañera que estuviera por aparecer.
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