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miércoles, 2 de marzo de 2016

Ajuste y Desbarajuste llama El Dia a este "negro período que vive Bolivia atestiguando el bochorno de los enredos de alcoba" en que nos ha metido EMA, y llama la atención de los problemas económicos pendientes y lo que se viene.

No vamos a hablar de la sórdida telenovela que estamos obligados a presenciar los bolivianos, cuyo ingrediente más bizarro no es precisamente la historia de la amante, el niño y el padre, sino del derroche de estrategias envolventes que se visualizan por detrás para aferrarse con uñas y dientes al poder, sin importar las leyes, la decencia y menos la dignidad que tanto han estado pregonando. “Todo o nada”, parece ser la consigna apocalíptica que ellos mismos están construyendo como si fuera una profecía destinada a cumplirse.
Sea cual fuere el argumento y el desenlace de este thriller, queda claro que el epílogo será un complejo desbarajuste, aunque felizmente ellos mismos lo están apresurando, así que no queda más que ir preparando el ajuste, un proceso que deberá aplicarse a la manera de una purga muy amarga, con buenas dosis de recortes, despidos, ahorro, eliminación de subsidios, cierre de empresas deficitarias, paralización de obras faraónicas y rogativas a los organismos internacionales que, como cualquier banquero que se precie, siempre piden devuelto el paraguas justo cuando empieza el aguacero.
Es posible que no tengamos que vivir las vicisitudes que están sufriendo argentinos y brasileños y menos todavía el drama de los venezolanos, pero al paso que marcha el descuido de los asuntos públicos (ahora todos andan pendientes de los conflictos de alcoba y buscando cómo salvar el “proceso de cambio”), no tenemos por qué dejar de avizorar días difíciles y además Bolivia tiene un negro prontuario en materia de crisis y desastres económicos. 
 Un analista internacional que observaba el incontenible desinfle de los populismos latinoamericanos, fenómeno atribuido a factores externos, especialmente a la caída de los precios de las materias primas, decía que en lugar de aferrarse al poder como lo están haciendo algunos exponentes del Socialismo del Siglo XXI deberían prepararse para el próximo ciclo que vendrá después del ajuste, es decir, cuando Mauricio Macri y otros como él en el resto del continente, hubieran terminado de aplicar sus políticas de adaptación al periodo de vacas flacas, hayan acabado el periodo de siembra y todo esté listo para la cosecha. 
Será  justo en ese momento, tal vez dentro de unos quince años o más, que los populistas volverán a levantar cabeza, cuando hayan acumulado el descontento de las masas prebendalistas y rentistas que siempre añoran los tiempos del derroche descontrolado. Volverán cuando otra vez haya plata para repartir y mucho espacio para armar el desbarajuste. 
Parece un cuento negro, una predicción malvada, pero lamentablemente esa es la historia de nuestro continente, especialmente de Bolivia, que ha nacionalizado tres veces y ha privatizado otras tres, que ha fundado y fundido torres de babel como Comibol, YPFB y que ha construido más elefantes blancos que nadie. ¿Vamos a seguir repitiendo esta historia? La única forma de evitarlo sería aplicando algo más que purgantes y parches y pasar al nivel de las políticas públicas, los candados al presupuesto y la constitución para que en el futuro, los gobernantes aprendan a comportarse con mayor racionalidad.
Sea cual fuere el argumento y el desenlace de este thriller, queda claro que el epílogo será un complejo desbarajuste, aunque felizmente ellos mismos lo están apresurando, así que no queda más que ir preparando el ajuste, un proceso que deberá aplicarse a la manera de una purga muy amarga, con buenas dosis de recortes, despidos, ahorro, eliminación de subsidios, cierre de empresas deficitarias y paralización de obras faraónicas.

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