En el Gobierno han dejado en claro que los únicos que tienen derecho a ser descabellados en Bolivia, son ellos. En medio de la ola de protestas que ha estado arreciando en el país por el aumento de los precios, la escasez de alimentos y en demanda de aumento salarial, el vicepresidente García Linera salió por primera vez a pedir perdón por el gasolinazo y exigió que la población no se aproveche de ese error. A su vez, el presidente Morales ha calificado como “descabellada” la propuesta de la Central Obrera Boliviana de un incremento de sueldos del 40 por ciento.
No deja de ser un gesto de hidalguía reconocer las equivocaciones y pedir perdón por ello, pero eso no libra a nadie de correr con las consecuencias, peor aún, cuando se trató de una acción fallida que ha ocasionado una espiral inflacionaria que tiende a convertirse en una bola de nieve incontenible. La locura del decreto 748 ha servido de parámetro para que todos en el país actúen en la misma dimensión, incluso los cocaleros, que acaban de subirle un 40 por ciento al precio de la coca para acullicar. Claro que de esas “chifladuras” no habla el Gobierno.
Evo Morales dice que fue descabellado dejar la producción de maíz y de azúcar en manos de privados y que el Estado debió intervenir con mayor fuerza en la producción de estos dos artículos tan básicos. Tal vez se refiere al ímpetu con el que intervino en la industria petrolera. Nadie se atrevería a pensar que hubiera pasado si a Emapa le hubiesen dado las mismas dimensiones, responsabilidades y atribuciones que le otorgaron a YPFB. Hay que admitir que, en este caso, el MAS no actuó con la misma enajenación que aplicó Hugo Chávez, donde la expropiación de tierras productivas y de establecimientos agroindustriales ha ocasionado un desabastecimiento tal, que ahora los venezolanos importan casi el 80 por ciento de lo que llevan al plato.
Es totalmente justo pedirle a la población, especialmente a los sectores que acechan con medidas de protesta, con bloqueos y paros que no sean descabellados. Como lo han dicho algunos analistas, esa es una marca patentada que no deberían arrebatársela al presidente Morales, promotor, movilizador e inspirador de las acciones más insensatas que se han tomado en los casi 30 años de democracia. Cómo seguir los pasos del líder que mantuvo un bloqueo de un mes en la principal carretera de Bolivia; que arruinó el mayor proyecto energético del país; que destruyó la industria petrolera nacional; que mandó a aprobar una constitución que es un adefesio jurídico; que ha hecho todo lo posible para demoler el aparato productivo agropecuario; que ha inundado de coca el país (y de narcotráfico); que ha generado enfrentamiento entre bolivianos y que, por último, está llevando la economía nacional a la hecatombe, porque nadie en su Gobierno había sabido nada de estos asuntos, porque en definitiva, haberles dado semejante responsabilidad fue lo más descabellado que han podido hacer los bolivianos.
Quién puede ahora librar al país de los actos descabellados que ocurren a diario y que nos fastidian la vida a todos. En el último año, el Gobierno de Evo Morales ha enfrentado casi el mismo número de conflictos por mes que sus colegas Hernán Siles Suazo y Carlos Mesa. Algunos ya hablan de que el actual presidente podría correr la misma suerte y no sería extraño en esta descabellada historia boliviana.
Es totalmente justo pedirle a la población, especialmente a los sectores que acechan con medidas de protesta, con bloqueos y paros que no sean descabellados. Como lo han dicho algunos analistas, esa es una marca patentada que no deberían arrebatársela al presidente Morales, promotor, movilizador e inspirador de las acciones más insensatas que se han tomado en los casi 30 años de democracia.
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