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jueves, 7 de octubre de 2010

pocas veces se lo ha visto tan obsecado y furibundo
el día de santa cruz

Pocas veces se lo ha visto a Evo Morales tan empecinado en una decisión, como ha ocurrido con la Ley antirracismo. Esta vez no decidió viajar ni esconderse detrás de las grandes concentraciones que le suelen organizar sus colaboradores para mantener en alto el ego del caudillo y de paso, abstraído de la realidad nacional. Todo indica que se les fue la mano y lo que han conseguido es un presidente desaforado, como se pudo comprobar el pasado domingo en un campo de fútbol, donde abiertamente expresó el desprecio que siente por sus adversarios, el desdén que manifiesta hacia las normas y los árbitros, y por último, la determinación plena y absolutista, de que en “su cancha” las leyes las impone él y el que tenga la osadía de enfrentarlo, corre el riesgo de ser expulsado. Así de literal, así de drástico.
El Presidente sabe muy bien qué tipo de gobierno quiere imponer en Bolivia (se lo vio muy claro en la cancha el otro día) y el problema es que tanto en el país como en el mundo ya se han dado cuenta hasta dónde puede llegar un liderazgo de esta naturaleza. La urgencia de Evo Morales es ocultarlo cuanto antes y para eso necesita cerrar medios de comunicación o cuando menos ponerles una mordaza para evitar que se divulguen todos los “rodillazos” que le ha estado dando este régimen a la democracia.
Como nunca antes en el país, la totalidad de los involucrados en la actividad de la comunicación, es decir, trabajadores de la prensa, periodistas, propietarios, órganos escritos y electrónicos, de todos los departamentos de Bolivia han hecho la mayor demostración de unidad en defensa de la libertad de expresión, amenazada por una norma que supuestamente está destinada a combatir la discriminación. El presidente Morales los ha despreciado, los ha acusado de estar manipulados política y sencillamente, cree que atentar contra el derecho a la información es asunto de unos cuantos.
Obnubilado por el poder que detenta, el Primer Mandatario, quien le ha ordenado al Congreso mantener el texto original de la Ley antirracista, no ha evaluado el impacto que tendrá en la sociedad en su conjunto la eliminación de una libertad fundamental para la democracia. La libertad política y la libertad de conciencia justamente van de la mano de la libertad de expresión y al violentar un derecho que supuestamente ejercen sólo los periodistas, se estará atacando también al pleno de la sociedad y eso resultará intolerable y merecerá naturalmente una respuesta contundente y masiva, con repercusiones internacionales, pues se están violando pactos y convenios multilaterales.
La meta del Presidente no es sólo ocultar lo que ya es evidente, tiende a empeorar, sino también imponer en el país el estilo de la “voz única” que ha reinado en Cuba durante los últimos 50 años. Hoy, las primeras planas de los principales diarios del país lucen en blanco, sin titulares, sin noticias sin fotografías. Es una forma de protestar por lo que se pretende imponer como una constante en el futuro del país. ¿Qué tipo de sociedad puede prosperar en estas circunstancias? ¿Cuál es el cambio que nos espera a partir de hoy?.La meta del presidente no es sólo ocultar lo que ya es evidente, sino también imponer el estilo de la “voz única” que ha reinado en Cuba.

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