para el hombre del jersey a rayas se ha descubierto la pólvora.
la homosexualidad y la calvicie vienen del pollo
No me atrevo a llamar a La Moncloa ni a Ferraz porque, quizás, aún no se hayan repuesto del susto que les ha dado Evo Morales al defender a la Pachamama -la Madre Tierra de los indígenas- frente al capitalismo. Pachamama o Muerte. El hombre del jersey a rayas se ha desatado y no sólo ha dejado en la mitad el dicho de que dentro de cien años todos calvos, sino que ha venido a afirmar que Europa se va a quedar sin machos como no cambie de hábitos alimenticios.
A estas alturas, Bibiana Aído debe andar muy atareada encargando algún informe en su Ministerio para rebatir las tesis de Evo Morales sobre el efecto de los pollos criados industrialmente en la desviación de las tendencias sexuales de los hombres. Lo de que dentro de 50 años todos los europeos vamos a estar calvos por comer alimentos transgénicos se lo deja a Elena Espinosa o, por alusiones, a Rubalcaba, a Sebastián, a Cháves o a Moratinos.
Mientras le hacen el informe a Bibiana -que, posiblemente, tarde un poco si se remontan a Sodoma y Gomorra- los Servicios de Protocolo del Gobierno se habrán tenido que movilizar para que, cuando Morales venga a Madrid a la Cumbre UE-América Latina, tenga suficientes cantidades del grano andino quinua y de otros alimentos ecológicos que le hacen tener tan buena pelambrera. Quedan prohibidos en el menú los transgénicos; la Coca-Cola, símbolo del capitalismo, y, por supuesto, el maldito pollo que, además de ser siempre el culpable de la inflación, ahora parece que también lo es de las pérdidas de aceite y de que tanta gente salga del armario, según Evo.
Y Zerolo, ¿qué? Pues no se sabe: o ha quedado abatido tras las palabras de su ídolo boliviano, al que jaleó con entusiasmo hace meses en aquel famoso mitin antiyanqui de Leganés, o se ha consolado pensando que, después de todo, a él lo de los calvos transgénicos no le afecta.
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