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miércoles, 27 de enero de 2010

panorama de la izquierda extrema en latinoamérica

Jackson Diehl • The Washington Post, EE.UU -Durante las últimas dos semanas, justo antes y después del terremoto de Puerto Príncipe, ocurrió lo siguiente: Chávez se vio obligado a devaluar la moneda venezolana, e impuso y revocó cortes de energía masiva en la capital venezolana, mientras el país se estremecía en la recesión, con una inflación de dos dígitos además del posible colapso de la red eléctrica nacional. En Honduras, una crisis de siete meses desencadenada por el intento de un acólito de Chávez de romper el orden constitucional sigilosamente terminó con un acuerdo que le enviará al exilio mientras que un moderado elegido democráticamente es juramentado como presidente.
Por último pero no menos importante, en la elección presidencial en Chile, la economía más exitosa de la región, se produjo la primera victoria de un candidato de la derecha desde que el dictador Augusto Pinochet fue depuesto hace dos décadas. Sebastián Piñera, el empresario y campeón del libre mercado que ganó, ya ha hecho algo que ningún dirigente de Chile o de la mayoría de las naciones de América Latina ha estado dispuesto a hacer en los últimos años: frente a Chávez.
Venezuela “no es una democracia”, dijo Piñera durante su campaña. “Dos grandes modelos se han formado en América Latina: uno está encabezado por gente como Hugo Chávez en Venezuela, Castro en Cuba y Ortega en Nicaragua... Definitivamente, creo que el segundo modelo es mejor para Chile. Y ese es el modelo que vamos a seguir: la democracia, el estado de derecho, la libertad de expresión, la alternabilidad del poder sin el caudillismo”, añadió.
Piñera sólo estaba diciendo lo obvio, pero dijo más de lo que su predecesora socialista, Michelle Bachelet, o el mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva ha estado dispuesto a decir abiertamente...
Las declaraciones de Piñera se producen en un momento en que Chávez ya se estaba recuperando de golpes diplomáticos. Honduras es uno de ellos. Si bien es un país pequeño, la lucha de poder entre la élite política establecida y el acólito Chávez, Manuel Zelaya, se convirtió en una batalla regional entre partidarios y opositores de la izquierda chavista, con Brasil y otras democracias de izquierda en el medio.
El resultado es una victoria para Estados Unidos, que fue prácticamente el único país que apoyó la elección democrática que puso fin al impasse. Honduras es el final de la cruzada de Chávez para exportar su revolución a otros países. Bolivia y Nicaragua seguirán siendo sus únicos aliados seguros...
La tragedia de Haití no hace más que profundizar el hoyo de Chávez. Frente a los ojos del mundo, Estados Unidos está dirigiendo una operación humanitaria masiva y los haitianos literalmente aclaman la llegada de los infantes de marina estadounidenses...
Además, Chávez enfrenta una crisis internamente. A pesar de la recuperación de los precios del petróleo, la economía venezolana atraviesa una profunda recesión y sigue hundiéndose aun cuando el resto de América Latina se recupera. Los economistas estiman que la inflación podría elevarse a 60% en los próximos meses. Mientras tanto, debido a una sequía, Venezuela enfrenta la amenaza de cierre de una central hidroeléctrica que abastece el 70% de la electricidad en el país.... También está la epidemia de la delincuencia, los homicidios se han triplicado desde que Chávez llegó al gobierno, haciendo de Caracas una de las ciudades más peligrosas del mundo.
...Pero los índices de aprobación de Chávez siguen desplomándose: han descendido bajo el 50 por ciento en Venezuela y al 34 por ciento en el resto de la región. El caudillo ha sobrevivido a muchas malas noticias antes y bien puede superar ésta. Pero el punto de inflexión en la batalla entre el populismo autoritario y la democracia liberal en América Latina ha pasado y Chávez ha perdido.

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