"tomar al toro por las astas...evitar bajarse los pantalones" reflexiona centa reck
Si los prefectos firman esto, decía Morales señalando el acuerdo que agitaba en sus manos, si Santa Cruz quiere celebrar su fiesta, que Costas firme y levantamos el cerco.
Los observadores comprados por Chávez contemplaban impasibles la brutal presión que el mandatario boliviano ejercía sobre sus opositores, mientras Insulza se relamía pensando en el premio que seguramente va a obtener por todos estos trabajitos que está realizando al lado de sus amigos convidados de piedra al banquete de la dictadura boliviana.
Morales no quiere diálogo, quiere que le firmen el contrato de claudicación, y ha ido al diálogo apostando a que los prefectos le den pase libre a su proyecto constitucional aprobado con sangre e ilegalmente. En realidad el Ejecutivo todavía no ha comenzado a dialogar, piensa que tiene prefectos, técnicos y observadores rehenes de sus imposiciones dictatoriales.
Morales y su vicepresidente García han perdido toda compostura y actúan de cuerpo entero como bravucones dispuestos a pegarle al primero que no se someta a sus caprichos. Ambos vociferaron y se envalentonaron ayer mientras daban sus respectivos comunicados de prensa buscando atemorizar a los prefectos y también a los cruceños para que definitivamente y de una vez por todas se bajen los pantalones.
Pero, aunque sería muy promisorio llegar a un pacto, estamos sin embargo totalmente conscientes que para que este acuerdo tenga alguna validez tiene que ser equilibrado y no ventajero, porque si el "acuerdo" es en realidad una capitulación de nuestros pueblos, no nos debe amilanar el que nos invadan, no nos deben acobardar las bravuconadas. Finalmente debemos jugarnos por enfrentar el problema de una vez por todas, tomar el toro por las astas sin evasiones ni dilaciones y dejar que el cerco llegue hasta donde los violentadores e invasores quieran llegar.
Bajo las condiciones y condicionantes actuales, no sería favorable que los prefectos firmen un supuesto pacto que se convertiría en realidad en una exigencia de capitulación, porque esto no nos permitirá zafar de la barbarie que se pretende instaurar y sería mayor el efecto coercitivo si va acompañado de un documento endosado por nuestros representantes.
Llegado a este punto resulta imprescindible mostrar que aunque esta situación es también fruto de errores de nuestra propia dirigencia, entre los que debemos remarcar la aceptación del referendum revocatorio, sería más grave que nuestros representantes volvieran a cometer otros errores que nos llevaran a apurar la caida en las garras de la tiranía.
En este contexto citamos a Winston Churchill, quien fue un convencido de que no se puede forzar la pacificación a expensas de entregarse, lo que expresó en su pensamiento: "Si no luchas por el derecho cuando puedes ganar fácilmente sin derramamiento de sangre, si no luchas cuando la victoria es segura y no tan costosa, puede llegar el momento en que tengas que luchar con todos los pronósticos en tu contra y con sólo una precaria posibilidad de supervivencia. Puede haber un caso peor. Puede que tengas que luchar cuando no haya posibilidad de victoria, porque es mejor perecer que vivir como esclavo".
Y en la medida que escuchamos a los ciudadanos, al pueblo cruceño, nos damos cuenta que este ha tomado la decisión de no entregarse, mucho menos a nombre de la paz, porque en la convicción de nuestro pueblo, en su convicción irrenunciable de la libertad, la paz no puede existir si no existe la garantía de tener la condición de vivir como hombres y mujeres libres.
Es importante recalcar que lo que está en juego no son sólo las autonomías departamentales, y que no aspiramos sólo a que nos den un lugarcito en el texto fangoso del Masismo. El acuerdo no se refiere sólo a reacondicionar las autonomías departamentales, sino a reacondicionar el texto constitucional en su conjunto, a subsanar sus errores de concepción, sobre todo en los aspectos en los que vulnera nuestros derechos, en los que nos convierte en esclavos sin nacionalidad, en los que nos expone a sufrir vejámenes a título de la justicia comunitaria, en los que nos vulnera en nuestra condición de ciudadanía y de derechos humanos. Por todo esto, exigimos un verdadero diálogo, asumimos la necesidad de llegar a una negociación real y no a una claudicación que encima lleve el rótulo de pacto.
Para concluir volvemos a una cita de Winston Churchill: "Un apaciguador es uno que alimenta a un cocodrilo, con la esperanza de que será el último en ser comido". Con lo que recalcamos que no es suficiente postergar el momento de caer en las fauces del cocodrilo, puesto que debemos aspirar a estar seguros de que estamos cavando una fosa para que el cocodrilo no pueda después atacarnos a mansalva.
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