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viernes, 26 de septiembre de 2008

Chile: el mar, el gas y el MAS
Dante Pino


En octubre de 2003 Evo Morales, acompañado de una caterva de dirigentes acostumbrados a generar caos social y anarquía institucional, amnistiados por el “gran traidor” Carlos Mesa dijo a los ciudadanos de El Alto que Gonzalo Sánchez de Lozada quería venderle gas a Chile y que eso era “traición a la patria”.
Al grito de ¡Gas ni a Chile ni por Chile! cavaron zanjas de dos metros de profundidad, dinamitaron las calles de la ciudad, bloquearon las rutas centrales de comunicación con La Paz, llevaron gente armada a Río Seco, no permitieron el auxilio de ciudadanos heridos (caso de Adrian Barrenechea) cercó a la ciudad de La Paz y no permitieron que llegue ni gas ni gasolina ni medicinas.
Poco tiempo después de haber jurado como Presidente este señor fue a darle un abrazo a la Presidente de Chile, envió a las Fuerzas Armadas a visitar ese país y recibió a sus pares en Bolivia con todos los honores. Instruyó a sus Ministros a comenzar a negociar el envío de gas a Chile, declaró en foros internacionales su respeto por esta nación y se olvidó de la “traición a la patria”.
¿Dónde se produjo la resistencia social a Chile en octubre de 2003? En el altiplano boliviano, que es precisamente donde Evo Morales tiene apoyo social importante, que le ha otorgado su confianza y que desea que gobierne por siempre. Conocedores de esa realidad los chilenos, han decidido procurar no romper los lazos políticos con Evo Morales. Paradójicamente con él. Pues saben que si logran vencer la resistencia altiplánica a la venta de gas a Chile, tienen una ventanilla de oportunidad que en el marco de sus intereses geopolíticos es de un peso importante.
Chile no puede ignorar por mucho tiempo más la interdependencia energética que debemos establecer y con tal mira de propósito acude solícito a dotar al gobierno de Evo Morales de un colchón amortiguador en la crisis que está atravesando. Es en este contexto que debemos entender lo actuado en UNASUR, que entre otras cosas no es sino el Foro de San Pablo que agrupa a Jefes de Partido, allí estuvieron en esa calidad antes que como Jefes de Estado.
Y es en esta estrategia chilena que debemos comprender el inusitado entusiasmo para facilitarle salidas políticas al Gobierno. Chile quiere despejar las piedras que Evo Morales colocó en su camino cuando era opositor y trata de allanarle el camino ahora que es gobierno.
El MAS no tiene una estrategia de relacionamiento internacional más allá de sus nexos con Venezuela y Cuba, no sabe ni puede operar por sí mismo un encuentro de personalidades para invocar su respaldo. Ante esta ausencia opera Hugo Chávez como protector de Evo Morales, lo cual no deja de ser molestoso e incómodo para el resto sudamericano. Brasil que las tiene muy claras sobre el proceso político boliviano; sabe que Evo Morales es importante en el delicado equilibrio de las fuerzas políticas en Bolivia, pero no imprescindible. Y cualquier ruptura de su mandato constitucional ocasionaría una inminente paralización de las exportaciones de gas a San Paulo, con los desajustes en su economía y los efectos multiplicadores de esto en la región.
Para Chile como para el Brasil es importante que Evo Morales culmine su mandato, para la Argentina de los Kirchner la estabilidad boliviana es gravitante y para Hugo Chávez Evo Morales debe prologarse en el tiempo tanto como él. ¿Cómo extrañarnos el apoyo urgente que le brindaron con estos apremiantes afanes en los que se encuentran?
La UNASUR sabe porqué apoya a Evo Morales, pero éste no. Cree que ese apoyo lo engrandece y lo convierte en un semidiós andino, figura con la cual puede imponer sus caprichos y medias verdades repetidas como letanía cansadora que ya no goza de auditorio alguno.
Evo Morales camina en zigzag y en avances y retrocesos sin fin. No sabe aún por qué y para qué está en la Presidencia. Algo muy común en la comunidad aimara que hasta ahora no se explican los 500 años que reclaman para sí.(fuente: http://www.hoybolivia.com/)

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