Hasta ahora todo parecía indicar que el reclamo por la muerte del irlandés Michael Dwyer y los otros dos ciudadanos europeos que fueron masacrados en el hotel Las Américas, era un asunto de los familiares y de algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Sin embargo, durante la estadía del presidente Morales en Dublin, la capital irlandesa, el canciller Charles Flanagan hizo una representación formal exigiendo respuestas convincentes y con respaldo legal acerca de la muerte de Dwyer, quien fue acribillado mientras dormía, según las investigaciones que han hecho autoridades de aquel país, que contradicen la versión del gobierno boliviano que indicó en su momento que la muerte se produjo en un intercambio de disparos con la Policía.
En primer lugar se confirma nuevamente que ni en Irlanda o en Hungría creen en las explicaciones y en las investigaciones realizadas en Bolivia. En segundo lugar y gracias al conocimiento que hemos obtenido por los trámites que realiza el Estado Boliviano ante los tribunales de La Haya, se puede afirmar que las acciones de la diplomacia, y en este caso de la cancillería de Irlanda, pueden tener consecuencias jurídicas. En tercer lugar, nuestro gobierno nos ha llevado a confiar en la justicia internacional y obviamente, los irlandeses tienen el mismo parecer.
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