Una reunión de dos presidente no había sido cancelada nunca con tan poca anticipación como la que debía realizarse ayer entre el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el de Perú, Ollanta Humala.
La inverosímil versión de la ministra de Comunicaciones, Amanda Dávila, dijo que todos los países de la región tienen sus agendas “un poco festivas” por estos días y que el encuentro se haría después de carnaval, aunque no dio fecha.
La demasiado ingenua política exterior boliviana había señalado que, en vista del triunfo peruano en La Haya en su diferendo marítimo con Chile, Bolivia debía volver a mencionar el puerto de Ilo como la alternativa a los puertos chilenos.
Ajeno a las sutilezas, el gobierno boliviano estaba pasando por alto algunos detalles que en el resto del mundo son de dominio público:
• Perú y Chile forman parte de la Alianza del Pacífico, convertida ahora en la asociación de integración económica más vigorosa de América.
• Por un acuerdo más obvio que reservado, los dos países decidieron tomar La Haya como un punto de partida para una nueva era en sus relaciones, pensadas sobre todo en el desarrollo económico.
• Perú es el principal destino de las inversiones chilenas en el extranjero, lo que fortalece los acuerdos tácitos.
• Los repentinos y pasajeros entusiasmos de Bolivia con el puerto de Ilo han dejado interesar a los peruanos.
• Los diplomáticos que tiene Bolivia en Lima son de tan poca capacidad intelectual que no han podido elaborar una agenda apropiada. Igual característica tiene la legación boliviana en Santiago, donde el cónsul es casi un desconocido.
En estas circunstancias, usar nuevamente la treta de Ilo era, definitivamente, un juego destinado a la derrota.
Anunciar la reunión con el presidente Humala era una expresión de optimismo ilusorio, como ha quedado demostrado con el desplante peruano.
Fuentes diplomáticas dijeron en La Paz en los últimos días que Perú estaba preparándose para confirmar su antigua postura ante la causa boliviana, con lo que mostraría su actitud amigable hacia Chile en las nuevas circunstancias.
Mientras tanto, como demostrando que las cosas están fuera de control, la Cámara Boliviana de Transporte anuncia para el 10 de marzo un paro general, con el bloqueo específico de las carreteras que comunican con los puertos de Chile y Perú.
El gobierno boliviano no ha protestado como correspondía ante los bloqueos que impidieron el uso de los puertos chilenos, ni ha mencionado el incumplimiento del Tratado de 1904 ante organismos internacionales.
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