grandísima chambonada en Cancún
Hace algo más de un año, en vísperas de la inauguración de la XV Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague (Dinamarca), Bolivia, pero especialmente el Gobierno y el presidente Evo Morales parecían a punto de anotarse un triunfo diplomático sin antecedentes en nuestra historia. Es que parecía estar reuniéndose un conjunto de factores adecuados para que el presidente Morales asumiera el liderazgo de lo que por entonces era todavía una muy vigorosa corriente de opinión internacional.
Ahora, 12 meses después, el resultado es el diametralmente opuesto. La delegación boliviana no sólo que no consiguió ningún éxito en Cancún, sino que fue protagonista de una de las situaciones más vergonzosas que pueda imaginarse. Recibió una sonora bofetada y, lo que es peor, no hubo nadie, ni siquiera sus más cercanos amigos, como los Gobiernos de Venezuela o Nicaragua, que dieran una muestra, aunque sólo fuera un gesto, de solidaridad. Lo de Cancún fue, simplemente, un monumental papelón.
¿Cómo se explica tan paupérrimo resultado después de 12 meses durante los que tan afanosamente estuvo preparándose, invirtiendo para ello ingentes cantidades de dinero, nada menos que el advenimiento de Evo Morales como líder del anticapitalismo y del ambientalismo mundial? No es fácil hacerlo, pero sin duda las explicaciones de los burócratas que durante los últimos años se dedicaron a montar la tramoya que se desmoronó en Cancún en algo contribuirán.
Se puede, entretanto, ensayar algunas hipótesis. Se puede recordar, por ejemplo, que la en su momento famosa y hoy olvidada “Cumbre de Tiquipaya” fue el escenario de muy serios conflictos entre quienes desde las mismas filas gubernamentales tomaban en serio el discurso ambientalista y quienes veían en él sólo, y nada más que, un artilugio retórico muy útil para dar algún aspecto de seriedad a fantasías ideológicas y dogmatismos “anticapitalistas” así como trabajo remunerado a nuevos y, como hemos podido apreciar, ineficientes burócratas.
El entusiasmo con el que tal encuentro fue inaugurado con la participación de más de 30 mil personas provenientes del mundo entero, y el inocultable desencanto que causó la presencia protagónica de Hugo Chávez en el acto de clausura se constituyen, así, en todo un símbolo del proceso de degeneración y debilitamiento de la causa ambientalista debido a su contaminación con factores ajenos e incluso incompatibles con ella. Similar incongruencia se reflejó durante el último año en incontables oportunidades cuando el Gobierno boliviano tuvo la oportunidad de llevar a la práctica con medidas concretas el puritanismo ecológico del que se quiso hacer principal exponente.
Ahora, en vez de iniciar un proceso de serena autocrítica a fin de enmendar errores, lo que proponen los autores intelectuales del descalabro diplomático es nada menos que enjuiciar ante la Corte Internacional de La Haya a los 193 países que dejaron sola a Bolivia. Antes de actuar de ese modo, harían bien los autores de tales ideas en recordar que ya alguien calificó como “payasa” a la actual democracia boliviana.(Texto de Los Tiempos. Foto de Abi masaje terapeutico rodilla de Evo en Lauca Ñ. Título de Oh Cochabamba)
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