3 de febrero del año 2016, a las 10 de la noche, en el programa “Eso es Todo por Hoy”, en Activa Tv, denuncié al presidente Evo Morales por la posibilidad de que haya ejercido tráfico de influencias a favor de su examante, Gabriela Zapata Montaño. Para que no haya duda alguna de la relación entre ambos, publiqué el certificado de nacimiento de Ernesto Fidel Morales Zapata, nacido el 30 de abril de 2007 y registrado en Cochabamba el 18 de junio del mismo año, por Juan Evo Morales Ayma y reconocido como hijo de: Evo Morales Ayma y Gabriela Zapata Montaño, el mismo día 18 de junio.
Hasta llegar al 3 de febrero tenía una carpeta llena de las actividades “sociales” y empresariales de Gabriela Zapata Montaño; la había investigado durante 10 meses, sabía dónde era su “lugar de encuentro”, que había comprado, en Santa Cruz, la empresa Consilium SRL con un capital total de 800.000 bolivianos, había leído las entrevistas que, tras de una serie de operaciones estéticas, había acordado (probablemente contratado) en medios nacionales. Gabriela Zapata era lo que se llama en inglés una “self made”, cuya traducción vendría a ser “alguien que ha triunfado por su propio esfuerzo”. Sabía, además, de su relación con Evo Morales. Por eso puse atención en ella; tenía que saber si era cierto aquello de que trabajaba como “parte del poder” en el control de empresas contratantes del Estado.
El 31 de enero, Zapata aparecía en una separata de la Empresa CAMC Engineering Co, empresa china a cargo de varias obras millonarias contratadas por el Gobierno; pero no sólo aparecía allí, sino que figuraba en el medio de la fotografía y en un acápite del texto se leía: “Es así que a través de una alianza estratégica entre el Gobierno boliviano y la China CAMC Engeneering (Camce), la Dra. Gabriela Zapata Montaño junto con el vicepresidente de Camce y Gerente General para Latinoamérica, el Sr Shen Wel explican…”. Antes de esta redacción se lee: China Camce a través de su Gerente Comercial, la empresaria boliviana Gabriela Zapata Montaño, quien es parte de la construcción de los más importantes proyectos de ingeniería de las últimas décadas …”.
El cuadro estaba armado, tenía el certificado de nacimiento que confirmaba la relación entre Morales y Zapata y, al mismo tiempo, no sólo su presencia en la empresa con la mayor cantidad de contratos y montos con el estado boliviano, sino su “nivel” en la misma.
Denuncié tráfico de influencias, lo ratifiqué en algunos medios en los que sugería que debía iniciarse una investigación parlamentaria por “Tráfico de influencias” de parte de Morales para favorecer a su compañera. El Poder se dio modos de generar el escándalo por la vía del “hijo” y no por lo que yo denuncié. El objetivo era muy simple: evitar que, antes de Referéndum se vea a Morales como un corrupto; no lo lograron, pero embarraron la cancha de tal manera que la gente terminó confundida.
En el mes de mayo 2016, Zapata anunció su intención de “negar la paternidad a Morales”. Generó una nueva investigación de mi parte bajo la pregunta: ¿Por qué una mujer buscaba negarle a su hijo a su padre? Eso no era natural; por eso me adentré en la otra investigación, la que me dejó abierta la hipótesis de que el niño no hubiera nacido y así lo informé; lo hice no como una manera de “desdecirme” sino de tener coherencia conmigo mismo: si busco verdad, trato de que esta verdad esté cerca de la verdad, no es mi intención figurar como “estrella” sino hacer periodismo. La investigación, conversar con más de 15 personas en La Paz (dos allegados al Gobierno) dio ese resultado y lo dije ante las cámaras, sabiendo que jurídicamente el niño existía: 9 años atrás el Presidente lo había anotado en Registro Civil y reconocido. Si hay delito en ello, ese es un delito del Presidente que anotó como nacido a quien no nació, de manera que esa es responsabilidad de él.
Recién en octubre, Morales dijo que había investigado y que el niño “ni siquiera había nacido” y que “no podía entender cómo se usó a un niño para hacerle daño a él”… como si yo lo hubiera obligado a firmar el registro del nacimiento y el reconocimiento de paternidad. Consta en todos los medios, comenzando por los registros de “Esto es Todo por Hoy”, y otros medios del país, que denuncié la posibilidad de “Tráfico de influencias”. Al Gobierno le interesó el escándalo del niño y lograron desviar la atención. Eso no me compete a mí.
Hoy, a un año de la denuncia, está claro que Zapata aprovechó su rol de “amante del Presidente” y logró ingresar a cargos importantes en empresas chinas. Citic Group fue la primera; cuando ella gestionó la visita del Presidente a la empresa lo logró; el Presidente visitó Citic Group en China. Y en Camce asumió un rol tan importante que el abogado Cortéz, un exfiscal destituido por conducir y chocar borracho que actuaba como asesor de la empresa aseguró que el “contrato de la señora Zapata no se definió en Camce sino afuera. Pregunté: “¿Donde es o era ‘afuera’: China o el Palacio de Gobierno?”
Zapata se benefició del Gobierno de Evo Morales. Su nivel de vida ostentoso se generó a partir de su relación con Evo Morales, el uso de instalaciones del Ministerio de la Presidencia, donde convocaba a “empresarios” y funcionarios de Gobierno, es la demostración de aquello. Supongo que después de un año, es tiempo de separar la paja del trigo e investigar lo que corresponde, es decir: ¿cuánto y cómo se benefició a Gabriela Zapata para mantenerla en silencio?
Esto no ha terminado, de ninguna manera. Ya no tienen posibilidades de hacer más escándalo; nada de lo que intentaron les dio resultado. El “documental resultó siendo aquello a lo que estaba destinado: un fracaso, donde el único beneficiado fue el publicista que trabajó a pedido y entregó un mal producto y, probablemente, quien lo encargó, aunque por su alejamiento del gabinete, la cosa indica que, aunque puede seguir cerca del poder, ya no se puede dar el gusto de estar ‘en el Gobierno’”.
Supongo que ahora podemos dedicarnos a lo que de verdad interesa: ¿Cuánta influencia ejerció Morales para beneficiar a Zapata? Un año pasó rápido, se puede retomar.
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