nuestra amigo "bola Riveros" con maestría de sus muchísimos años en la comunicación se ocupa del "profeta trucho" que venía ensayando sus "malagueradas" con el destino de los bolivianos y todo resultó en otra de sus poses de pajpaku incorregible.
Poco antes del referéndum del 21 de Febrero, que dictaminó que S.E. ya no podía presentarse a un tercer mandato, un Nostradamus vernáculo nos advirtió que, de ser negativo el resultado de esa consulta, el sol se esfumaría, la luna y las estrellas igualmente y una tenebrosa oscuridad cubriría a todo el planeta, como si los demás países tuvieran la culpa de semejante hecatombe.
Sin embargo, en lo que a nuestro sufrido país atañe, la luna, lejos de mandarse a cambiar, se engrandeció a niveles extraordinarios, el sol está calentando más de lo habitual, y lo único que evidentemente ha desaparecido, entre varias otras cosas, fueron los dineros del Fondo de Desarrollo Indígena, las barcazas chinas, los puestos militares, el satélite y el agua.
Sí, señor lector, el agua, usted leyó fielmente. Este líquido elemento desapareció en medio de una sequía similar a la que azotó a los egipcios durante las doce plagas y amenaza desertizarnos al igual que al planeta Marte, sin que nada podamos hacer para detenerla, salvo consolarnos con los informes que nos proporciona el gobierno, sobre próximas lluvias pactadas con los achachilas y los innumerables esfuerzos y recursos que dice haber invertido durante estos últimos diez años, pero que se fueron al agua, antes de convertirse en agua.
A este gremio de yatiris y nigromantes pronto se adhirieron otros peores que, bajo el rótulo de encuestadores, utilizan toda suerte de artimañas que la ciencia exacta les franquea, para predecir un futuro que jamás se cumple como: el de los británicos con el BREXIT; la victoria del NO al acuerdo de los colombianos con las FARC; y el SI de los norteamericanos a TRUMP, por citar unos cuantos.
A propósito de este último acertijo, el distinguido profesor de historia política de la Universidad de Washington D.C. Allan Lichtman, predijo en septiembre de 2015, que Donald Trump ganaría las elecciones presidenciales de los EE.UU. Y así fue. Ahora, ese mismo docente predice que Trump será destituido, por ser una persona incontrolable, lo que no agrada a los congresistas republicanos que preferirían como presidente al predecible, cristiano y conservador Mike Pence, Vicepresidente de Trump. Es más, Lichtman añade que Trump ha mostrado en varias oportunidades poco respeto a la ley y es de los que cree que “hay que meterle nomás total, pues para eso están los abogados” (Toda similitud con la realidad es mera coincidencia).
Volviendo a la realidad de nuestro triste destino, está más que comprobado que éste se halla a merced de pitonisas, adivinos clarividentes y toda suerte de pajpacus que, en los mayores tiempos de auge y bonanza que vivió nuestra patria, no han sabido atender adecuadamente las enfermedades ambientales que padece la Pachamama y, por el contrario, la vienen arrastrando hacia la más venezolanizada carestía, con falsos cantos de sirena y profecías truchas.
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