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miércoles, 16 de marzo de 2016

millón y medio de brasilenos protestando contra la corrupción del PT (Partido de los Trabajadores) que fundara Lula Da Silva. le protesta incluye a Dilma Rousseff y es de tal magnitud que podría poner fin a su mandato y mandarla a la cárcel. la Justicia está actuando con dureza, aunque en forma lenta, al margen de toda influencia oficialista. recordar que Evo Morales, "advirtió a las FFAA del vecino que no tolerará un golpe de Estado". claro que en Brasil, nadie se ocupa de EM o del MAS.

El gigante brasileño vivió horas cruciales el domingo tras una multitudinaria protesta social contra la corrupción. Más de 1,4 millones de personas se movilizaron por las principales ciudades de Brasil para pedir un freno a los escándalos desatados en el Poder Ejecutivo y convocar un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff. Se trata de una señal política de enorme significado, que el oficialismo no podrá obviar en las próximas semanas dado que las denuncias por lavado de dinero llegan, incluso, al líder del PT y expresidente del país, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva.

Rousseff ha sido acusada por maquillar las cuentas públicas del Gobierno durante 2014 a fin de evitar un recorte presupuestario que hubiese impedido la construcción de obras públicas. Por su parte, Lula da Silva es indagado por el desvío de fondos en el sonado caso Lava Jato desatado en Petrobras. Solo por Lava Jato, la justicia brasileña investiga el desvío de recursos por más de 8.000 millones de dólares, en licitaciones amañadas para beneficiar a empresas constructoras privadas. Decenas de legisladores, entre senadores y diputados, recibían fondos irregulares de parte de estas firmas para permitir la aprobación de multimillonarios contratos.

Más allá del caso particular, está claro que los brasileños están cansados de la corrupción y han salido a las calles para decir basta a todo un sistema armado entre políticos y empresarios con graves daños para el erario público. Esta ola anticorrupción no es exclusiva de Brasil. Movilizaciones similares se han desatado en Argentina, Venezuela, Chile, Perú y Bolivia. Lo más grave es que dichas protestas surgen en países donde gobiernan partidos supuestamente progresistas que, en su momento, también levantaron la bandera contra las malversaciones que realizaban los gobiernos liberales y conservadores.

El escándalo CAMC, las inversiones chinas y el caso Zapata en Bolivia son parte de este proceso. Los bolivianos seguimos reclamando transparencia y claridad en un caso donde hay sospechas de un presunto tráfico de influencias al más alto nivel del poder gubernamental.

El voto no es suficiente. El crecimiento y la distribución de recursos no son suficientes. La baja en los índices de pobreza y exclusión social no son suficientes. Los latinoamericanos están reclamando democracias efectivas que brinden servicios de salud, educación y transporte de calidad, y, sobre todo, que no se tolere el desvío de fondos públicos a favor de privados

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