Al final de cuentas, más que los miembros de la Asamblea Legislativa a quienes se encomendó investigar el caso Zapata, lo cierto es que son los diferentes medios de información los que están rearmando el rompecabezas de la relación entre el presidente Evo Morales y su expareja, con ayuda de las redes sociales o al revés, si así se lo quiere ver.
“El funcionario público o autoridad que, directamente o por interpuesta persona y aprovechamiento de las funciones que ejerce o usando indebidamente de las influencias derivadas de las mismas, obtuviere ventajas o beneficios, para sí o para un tercero, será sancionado con presidio de dos a ocho años y multa de cien a quinientos días”, indica el artículo 146 del Código Penal boliviano que se refiere al uso indebido de influencias.
¿Existió tráfico de influencias en este caso? Desde la acera de la señora Zapata, es evidente que ella sí aprovechó la relación que un día tuvo con el Presidente para hacer buenos negocios; aunque faltan cabos por atar como, por ejemplo, si fue el Primer Mandatario o alguno de sus ministros o algún hijo de embajador el que recomendó la contratación de Zapata a la empresa china CAMC.
Ya ha quedado bastante dilucidado que ni la hoja de vida ni la experiencia de la expareja del Primer Mandatario le podían alcanzar para ocupar un cargo por el que percibía entre tres mil y cuatro mil dólares mensuales, salvo que todo el currículo entregado haya sido fraudulento aparentando ser, por ejemplo, titulada en Derecho y Ciencias Políticas como ella solía mostrarse ante los medios de información.
No solo eso. La misma constitución de CAMC con un capital de 100 mil bolivianos deja hoy una estela de dudas, sobre todo porque fue conformada en 2013 para luego manejar más de 500 millones de dólares. Esto se ha visto en otras ocasiones, sobre todo cuando alguien tiene la urgencia de crear una empresa para manejar ciertos negocios previamente comprometidos.
También llama la atención la cantidad de dinero encontrada en más de una cuenta a nombre de Zapata, poco usual para alguien que no pasa los 30 años y que no proviene de una familia adinerada. Por ejemplo, solo en 2015 movió en dos cuentas 711 mil dólares y se sabe que tomó un anticrético por una suma cercana a los 100 mil dólares. ¿De dónde proviene el dinero y por qué usaba a terceros para hacer depósitos altos?, ¿sería para esquivar de algún modo el control bancario para el lavado de dinero?
Otra pieza del rompecabezas tiene que ver con el hecho de que ella no solo aparecía como Gerente Comercial de CAMC, sino como representante de Consillium srl. Telemenia e ITC Telecom Internacional. Incluso, de algunas aparecía como propietaria ante los medios de información.
A través de dichas empresas, la señora Zapata gestionaba contratos con diferentes reparticiones del Estado desde las oficinas de Gestión Social que dependen del Ministerio de la Presidencia, cuyo ministro, Juan Ramón Quintana, dijo no conocerla; aunque luego, desde la cárcel, la que sería madre del hijo del Presidente aseguró que no se está indagando sobre todos los que se debería investigar.
Lo curioso del caso es que aún siendo ella hábil para hacer lobby con el fin de conseguir negocios, estos forzosamente tendrían que ser autorizados y firmados por autoridades gubernamentales porque ella sola no podría dar luz verde a millones de dólares. Es, en esta parte, donde aún falta cerrar el círculo vinculado al probable tráfico de influencias.
Lamentablemente, la lentitud de fiscales y las pocas ganas demostradas por la Asamblea Legislativa a la hora de investigar demuestran que quienes seguramente seguirán atando cabos serán los medios de información, más si se toma en cuenta que ni siquiera todas estas instancias están investigando el probable tráfico de influencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario