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sábado, 29 de agosto de 2015

aplaudir a Los Tiempos que en forma clara, valiente, advierte de la prevención de Francisco "que por la desenfrenada pasión por el poder, el proceso de cambio se transforme en un proyecto personal". en pocas líneas condena el indigno culto a la personalidad, la pulverización de los potenciales líderes del campo y el uso de "lo estatal" sin escrúpulo alguno. en suma el rechazo a esta tercera postulación abiertamente contraria a la CPE

Probablemente son pocas las personas que creyeron en el discurso oficial vigente hasta febrero pasado, en sentido de que ésta sería la última gestión del binomio Evo Morales Ayma-Álvaro García Linera.  Desde hace un tiempo, y con el explícito impulso de los primeros mandatarios del Estado, todos los operadores políticos del MAS y varios funcionarios de Estado, hombres y mujeres, buscan los mecanismos que permitan lanzar la candidatura de Morales a una tercera reelección continua, pese a la expresa y vigente prohibición constitucional. 

La razón para impulsar esta candidatura es simple: si el Primer Mandatario no encabeza la fórmula presidencial el MAS, este partido corre el riesgo de ser derrotado en las próximas elecciones generales, incluso en una primera vuelta. Además, es posible creer que las visiones de cambio han pasado a segundo plano y lo que ahora motiva a ese partido y sus dirigentes es reproducirse, a como dé lugar, en el ejercicio del poder, ambición que, en verdad, afecta sin consideración ideológica alguna, salvo a personas consecuentemente democráticas.

Obviamente se dan cuenta de que se trata de un objetivo muy cuestionado. Varias encuestas serias muestran que una mayoría de la población está contra la reelección en sí misma, y el porcentaje se reduce, aunque no considerablemente, cuando se consulta sobre la reelección del presidente Morales.  

Por eso, en el supuesto caso de que una vez más se intentara realizar una “estrategia envolvente” (que es como podría entenderse, con abierta posibilidad de equivocación, la distinción hecha por el segundo mandatario entre repostulación y reelección), lo cierto es que para que constitucionalmente se pueda habilitar una candidatura del Presidente (llámese “rererelección” o “rererepostulación”), se debe modificar parcialmente la Constitución Política del Estado y hacerlo como ésta lo indica: “La reforma parcial de la Constitución podrá iniciarse por iniciativa popular, con la firma de al menos 20 por ciento del electorado; o por la Asamblea Legislativa Plurinacional, mediante ley de reforma constitucional aprobada por dos tercios del total de los miembros presentes de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Cualquier reforma parcial necesitará  referendo constitucional aprobatorio” (Art. 161/II).

Desde otra perspectiva,  si bien es posible impulsar esa acción para constitucionalizar una nueva candidatura del Primer Mandatario, es notable que sean movimientos políticos que se reclaman progresistas y de izquierda los que hayan conducido a varios países de la región a sistemas políticos de corte autoritario, más pertenecientes a siglos pasados que capaces de enfrentar los desafíos actuales. Además, hacerlo sobre mecanismos como el indigno culto a la personalidad, la defenestración de los disidentes o potenciales líderes de recambio, el uso del aparato estatal sin escrúpulo alguno para la satisfacción de intereses particulares y el imperio de la impunidad ante el incremento permanente de la corrupción. En fin, sobre mecanismos que permiten reproducirse en el poder en el corto plazo, pero que terminan, como enseña la historia, por deslegitimar a sus propulsores.

Así, por esta desenfrenada  pasión por el poder, y como advirtió el papa Francisco en Bolivia, se transforma un proceso de cambio en un cuestionado proyecto personal.

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