A los muchos motivos de preocupación ya bien conocidos, 
la Empresa Misicuni ha sumado un nuevo elemento al advertir que sin la 
fase III de nada servirá concluir la fase II, pues el agua no será 
suficiente para llenar el embalse
Si 
hay algo que se puede afirmar sobre la marcha del Proyecto Múltiple 
Misicuni (PMM) es que cada noticia sobre el tema siempre resulta peor de
 lo que temían hasta las más pesimistas previsiones. Son éstas las que 
una y otra vez se cumplen y cualquier esfuerzo que se haga para alentar 
la esperanza en un cambio de rumbo termina condenado a una nueva 
frustración.
Las más recientes señales de alarma 
sobre el futuro del proyecto Misicuni las han dado los últimos informes 
sobre la manera y el ritmo al que la empresa china Camce Engineering 
está ejecutando las partes de la obra que se adjudicó. Según los datos 
proporcionados por la empresa supervisora de la obra, Engevix Caem, 
mediante un informe presentado a la Asamblea Legislativa Departamental, 
ya se ha acumulado un retraso de 79 días en la primera etapa y algo 
similar estaría ocurriendo con el otro paquete adjudicado a la misma 
empresa.
Lo menos que podría esperarse ante tal 
situación es que la empresa constructora dé a través de sus 
representantes las explicaciones correspondientes y asuma las 
consecuencias contractuales correspondientes. Pero esto parece imposible
 porque ha sido nada menos que el presidente de la Empresa Misicuni 
quien ha prohibido a los ejecutivos de Camce hacer declaraciones y ha 
optado por asumir su defensa, y a ello dedica sus mejores esfuerzos, en 
vez de dirigirlos a exigir, como correspondería, el cumplimiento de 
contratos.
Como si los nuevos atrasos que obligan a 
las ya consabidas ampliaciones de plazos, con las consiguientes 
modificaciones de cronogramas y presupuestos no fueran suficientes 
motivos de preocupación, la Empresa Misicuni ha introducido durante los 
últimos días un nuevo elemento al caos técnico, financiero y legal en 
que se desarrolla el proyecto. Ha pedido que se dé carácter de máxima 
prioridad a la ejecución de la III fase del PMM, dejando entrever que de
 nada servirá la fase que está actualmente en ejecución si no se la 
complementa de manera inmediata con la perforación de dos túneles para 
que las aguas de los ríos Vizcachas y Putucuni alimenten a la represa y 
puedan llenar los 120 metros de altura.
De las 
explicaciones dadas por el presidente de la Empresa Misicuni, se deduce 
que si no se ejecuta pronto la III fase no habrá manera de que el agua 
alcance el nivel del embalse una vez que la fase II quede concluida. Es 
decir, algo habría sucedido para que las previsiones originales sufran 
una muy radical modificación. Lo que si bien no resulta nada 
sorprendente dados los antecedentes, no por eso es menos alarmante si se
 considera que son muchos los años y los millones de dólares que habrá 
que agregar antes de que el agua comience a fluir.
Mientras
 tanto, Camce Engeenering sigue acumulando los contratos que se 
adjudica. Además de Misicuni, el tramo 1 del ferrocarril Montero-Bulo 
Bulo y la construcción de la planta industrializadora de azúcar de San 
Buenaventura, suma la Planta Industrial de Sales de Potasio en Uyuni a 
pesar de no estar cumpliendo con los que ya tenía en su cartera.
 
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