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viernes, 10 de octubre de 2014

horas previas a las elecciones presidenciales en Bolivia, una de las plumas más brillantes al servicio de la Patria, Manfredo Kempff se refiere a LA DEMOCRACIA EN PICADA, que condensa la situación político electoral desde la recuperación de la Democracia 32 años hace.

Ya que es hora de reflexionar debemos reconocer que hemos llegado a estas elecciones con una democracia en picada, cuando se está imponiendo una prórroga inconstitucional, más allá del mandato de la Carta Magna que ahora permite la reelección. En el caso actual se viola flagrantemente la Constitución cuando, burlando su letra, se acepta la chicana que abre paso a la re-reelección, un tercer período que desgraciadamente fue santificado por el sumiso Tribunal Constitucional. Asoma con su cara fea el Socialismo del Siglo XXI.
Han existido muchas manchas negras en esta etapa democrática que se podrían contabilizar. Pero esta de la triple gestión, con aspiraciones de mando vitalicio, es la peor de todas. En más de treinta años de Estado de Derecho, nadie se atrevió a desafiar al país de manera tan burda. El Dr. Siles desistió a un año de administración y el poder pasó de forma constitucional al Dr. Paz Estenssoro. Del Dr. Paz el mando le llegó al presidente Paz Zamora y de éste a Gonzalo Sánchez de Lozada. Luego asumió el general Hugo Banzer y a su muerte concluyó el periodo de gobierno, constitucionalmente, Jorge Quiroga Ramírez. Volvió Sánchez de Lozada al Palacio, fue derrocado, pero le sucedió el vicepresidente Carlos Mesa, quien, apartado del poder dejó el gobierno en manos del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé. Pero después ganó la presidencia Evo Morales el 2005, volvió a ganarla el 2009, y va a vencer este domingo de octubre de 2014. Con esto la democracia boliviana ha quedado malograda.
¿Es saludable para un país con una democracia frágil, siempre en peligro, que una sola persona se quede 14 años en el poder y con ganas de quedarse 20 años o más? ¿Es tolerable que en un proceso democrático donde siempre el mandatario saliente tuvo que entregar el mando a su adversario aparezca una persona que se quede inconstitucionalmente durante tres periodos? Lo hemos dicho desde hace tiempo y lo han afirmado muchas personas, que estas elecciones no debieron realizarse así como están.
Era preferible la abstención de los opositores o por último el voto nulo. ¿Pero qué le importa a S.E. y al MAS la abstención o el voto nulo? Sucedería lo que con las elecciones de los magistrados, que, ganando el voto nulo y blanco, igual se posesionaron los togados masistas para hundir, más todavía, la justicia boliviana. Si se iba a la abstención en las elecciones de hoy, el MAS no hubiera tenido empacho en contabilizar sus propios votos y proclamar a los cuatro vientos su triunfo con el 100% de los sufragios.
A la oposición no le quedó más opción que asumir el reto de ir a las urnas armando sus cuadros contra el reloj. Doria Medina buscó infatigablemente un frente de unidad y lo consiguió tras largos esfuerzos. Tuto Quiroga apareció de candidato, sorpresivamente, tres meses antes de los comicios provocando incertidumbre entre los opositores. Juan del Granado hizo algunas alianzas menores pero quedó fuera de los núcleos con posibilidades electorales. Y Fernando Vargas ha lanzado una candidatura de prueba que puede morir hoy o crecer con el tiempo. Entre tanto el MAS hacía uso y abuso de un poder nunca visto. Ha gastado dinero a montones para movilizar masas, armar jaranas populares, regalar chucherías a la gente, pero, sobre todo, para montar un aparato propagandístico de primeras aguas. Todo lo hemos tenido que pagar con nuestros impuestos. Además, tiene tomado del cuello al Tribunal Supremo Electoral, al que no le queda más que obedecer para que sus miembros paguen su deuda por haber sido designados como vocales por el MAS.
En lenguaje de políticos doctos diríamos que esta campaña electoral ha sido atípica y asimétrica. Atípica porque nunca se había visto una cosa igual, donde un señor va por tercera vez consecutiva como candidato, pero sin renunciar ni por un segundo al poder y por lo tanto con todo el dinero para gastar y el garrote para aporrear. Asimétrica por la entera falta de proporciones entre las partes en pugna, donde la ventaja del “quedadizo” ha sido abismal. Se escamoteó el financiamiento estatal que siempre se había reconocido a los adversarios para tomar desvergonzadamente todos esos recursos a favor de la candidatura oficial.
En estas elecciones se objeta la libertad de conciencia de mil maneras. Empezando por el cohecho y la amenaza violenta. También presionando a los medios hasta un extremo próximo a la extorsión. Pero, además, S.E. ordena al pueblo votar en línea, es decir que en la papeleta se tiene que votar solo por los candidatos masistas, así la gente tenga algún aspirante favorito a la Asamblea. Aquí se vota por quien S.E. diga y si no lo hace es un traidor y puede recibir una sanción que no olvidará.
Con todo, veremos si la ciudadanía no le da un vuelco a las encuestas aprobadas por el Gobierno. Veremos si van a dar paliza en Santa Cruz o si se van a llevar otro desencanto. Y veremos si el oficialismo vencerá en el Beni pese al dinero derrochado. Hoy la democracia en picada tendrá que remontar el vuelo o caer en la borrasca.

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