El cerro convertido en una zona histórica, coronada con la hermosa joya monumental que inspiró la obra épica que narra el holocausto de la que han sido objeto las mujeres vallunas en la obra literaria de carácter histórica del preclaro escritor don Nataniel Aguirre.
Antecedentes anotados de diferente naturaleza nos permiten desarrollar punto por punto la larga historia que encierra la colina de Jaya Uma. (texto y foto de Opinión. CBBa.)
HOLOCAUSTO DE LAS MUJERES VALLUNAS EN LA COLINA DE SAN SEBASTIÁN
“El Cochabamba ha sido la región del país que sacrificó la mayor proporción de su población masculina en aras del triunfo de lucha de la independencia del Alto Perú.
El hecho de que las mujeres de Cochabamba tuvieran que defender su ciudad contra el ejército español da una idea de cómo fueron los hombres del pueblo diezmados por las balas extranjeras”.
La colina de San Sebastián será escenario de un hecho heroico que tuvo los caracteres más trágicos de que haya memoria en esa sorpresiva y desigual contienda. Mujeres organizadas espontáneamente acompañadas de niños, ancianos y algunos hombres, al grito de: ¡Nuestro hogar es sagrado!
Se concentraron en la Plaza Principal, al toque de las campanas, recibir la bendición y protección de la Virgen Patriota de La Merced. Posteriormente se dirigen en romería con dirección a la colina por la calle San Juan de Dios, doblar por la calle Carreras Pampa y ascender la colina para apostarse, formando media luna y aguardar al ejército realista comandado por José de Goyeneche, quien ingresó al Valle formando dos bandos por la Tamborada y el Ticti.
La defensa de las mujeres apenas contaba con tres cañones, porque la artillería había sido abandonada en el encuentro que tuvieron los patriotas en las alturas de Pocona a cinco kilómetros, en el lugar del Quehuiñal, en cuyo enfrentamiento los realistas los derrotaron sin piedad ni clemencia.
Una vez formado el ejército enemigo en cuatro frentes, las mujeres rompieron el fuego con los rebozos atados a la cintura, haciendo fuego por espacio de tres horas.
“Más tiempo que el combate – dice el escritor cochabambino Nataniel Aguirre – duró el exterminio, la matanza sin piedad de las que se encontraron sin salida en aquel círculo de muerte”. ¡Qué heroicidad!
Este hecho ha sido conocido gracias a la presencia del soldado Francisco Turpín, único testigo de vista que ha hablado de los sucesos de Cochabamba, en el parte presentado al General Manuel Belgrano quien continúa:
“Gloria a las cochabambinas que se han demostrado con un entusiasmo tan digno de que pase a la memoria de las generaciones venideras. Ellas han dado un ejemplo que debe excitar, señor excelentísimo los sentimientos más apagados por la Patria”...
El general Belgrano como reconocimiento del heroico sacrificio de las mujeres cochabambinas, ordenó que en homenaje a ellas, a la hora de la lista en los cuarteles a su ejército se invoque:
¿Están presentes las mujeres de Cochabamba?...
Y que el oficial de guardia responda:
“Gloria a Dios, han muerto todas por la Patria en el campo del honor”.
CARACTERÍSTICAS Y DESCRIPCIÓN DEL MONUMENTO
El material elegido para la obra fue el bronce, por ser el material más duradero pero al mismo tiempo el más difícil de trabajar que necesitaba la ayuda de otras técnicas. Se ha utilizado sobre todo para escultura urbana de monumentos, de personajes, fuentes y animales.
El monumento de las Heroínas tiene una fuerza en la composición con una altura de 6 metros y un ancho de 2 metros, cuya estructura comprende tres partes fundamentales:
1.- La estatua Corazón de Jesús bendiciendo la ciudad
2.- Las figuras combatientes
3.- Los retablos metálicos que grafican la narración épica de Juan de la Rosa.
En el monumento se representa a tres mujeres, dos niños, un anciano y al centro la figura de doña Manuela Gandarillas. En la parte superior del monumento se encuentra la estatua Corazón de Jesús.
En los lados este, sud y oeste se encuentran los retablos de bronce esculpidos en bajorrelieve junto a las letras de bronce con la siguiente leyenda:
Dios y Patria he aquí el alma de la mujer cochabambina el secreto de su heroísmo y sus virtudes.
El escudo de Bolivia y el escudo de Cochabamba están juntos con una hoja de palmera, símbolo del martirio y entrelazados por una rama de encina símbolo de la fortaleza de las almas.
En el inicio de la colina hay dos leones de metal, antiguamente estos fueron dos cañones de guerra.
El conjunto del monumento presenta una perfecta armonía entre el paisaje la composición escultórica y el entorno.
El comienzo del siglo XX significó para Cochabamba, el momento de ornamentar la ciudad, con monumentos públicos dedicados a enaltecer los hechos más trascendentales de su memoria histórica
SACRIFICIO DE LAS MUJERES COCHABAMBINAS Y RECONOCIMIENTO DE DOÑA SARA UGARTE
En un discurso muy elocuente el escritor cochabambino, don Augusto Guzmán M. al referirse al monumento de las Heroínas de la Coronilla dice: “Ningún libro puede contar y ningún poema puede cantar mejor la gloria del sacrificio de las mujeres cochabambinas en la Coronilla, como ese hermoso conjunto monumental de recio bronce alzado en la colina merced a la iniciativa, esfuerzos y desvelos de doña Sara Ugarte de Salamanca”.
CURIOSIDADES AL PIE DEL MONUMENTO A LAS HEROÍNAS
Al pie del monumento a las Heroínas de la Coronilla fue encontrado por el personal de la Alcaldía un receptáculo en el que se encontraba una “urna con dos botellones de vidrio, un recipiente con base de bronce, una cruz y una inscripción que indica el año 1750; se presume que uno de los botellones era para agua bendita y el otro para vino”.
“Durante la época de la Colonia y la República se acostumbraba realizar un ritual religioso que consistía en dejar a la entrada de las casas agua bendita y vino para la protección del inmueble; en el caso particular del monumento para su bendición y protección”.
Descripción geográfica e histórica de Jaya Uma
Al suroeste de la ciudad de Cochabamba se ubicaba la segunda plaza importante denominada San Sebastián en cuya acera occidental presenta edificios coloniales, como el del primer Cabildo, de dos pisos. Junto a ella se encontraba Jaya Uma, nombre indígena y primitivo del cerro. Asimismo se denominó la zona honda, anegada en cuyas orillas crecían “yerbas amargas,” o “picantes”, como presagiando que algo terrible iba a acontecer en su cima.
En todas estas zonas que contornean el cerro de Jaya Uma moraban los indios “Urus”, mitimaes venidos de las regiones lacustres del altiplano andino.
A principios del siglo XIX, el cerro Jaya Uma era una zona agreste, polvorienta, cubierta de malezas picantes, cactus, tunas, arbustos espinosos, etc. En consecuencia la flora que existía era una adaptación natural al medio geográfico seco y pedregoso que presentaba la zona.
En los alrededores del cerro Jaya Uma vivían agricultores, arrenderos, forasteros, gremialistas como los mañasos, los jaboneros, los curtidores, los carboneros, los chifleros.
Posteriormente el cerro de Jaya Uma se transforma en la Colina de San Sebastián, nombre que es designado por los nuevos colonizadores españoles.
En todas estas zonas que contornean el cerro de Jaya Uma moraban los indios “Urus”, mitimaes venidos de las regiones lacustres del altiplano andino.
A principios del siglo XIX, el cerro Jaya Uma era una zona agreste, polvorienta, cubierta de malezas picantes, cactus, tunas, arbustos espinosos, etc. En consecuencia la flora que existía era una adaptación natural al medio geográfico seco y pedregoso que presentaba la zona.
En los alrededores del cerro Jaya Uma vivían agricultores, arrenderos, forasteros, gremialistas como los mañasos, los jaboneros, los curtidores, los carboneros, los chifleros.
Posteriormente el cerro de Jaya Uma se transforma en la Colina de San Sebastián, nombre que es designado por los nuevos colonizadores españoles.
LA ERMITA DE SAN SEBASTIÁN: PRIMER SÍMBOLO RELIGIOSO DE LA VILLA DE OROPESA
“Así se llamó la erigida en el flanco oriental del histórico cerro de ese nombre, en el mismo año de la fundación de la Villa de Oropesa por el capitán Gerónimo de Osorio en 1571; de la que años más tarde fue San Sebastián su patrono...
Estuvo en pie algo más de 2 siglos, y sus campanas, pequeñas y sonoras, durante ese tiempo resonaron plácidas, convocando al culto divino en estos deliciosos y perfumados ámbitos; y su eco cadencioso repercutía en las altas montañas y bajas serranías circunvecinas. Sólo una pequeña Iglesia, o un templete se había erigido por la piedad religiosa y el esfuerzo plausible de los habitantes cristianos de este Valle, junto al pueblo de indios de Canata, según reza en la preciosa documentación compulsada, al promediar dicha centuria”. (José Macedonio Urquidi; El origen de la Noble Villa de Oropesa).
Estuvo en pie algo más de 2 siglos, y sus campanas, pequeñas y sonoras, durante ese tiempo resonaron plácidas, convocando al culto divino en estos deliciosos y perfumados ámbitos; y su eco cadencioso repercutía en las altas montañas y bajas serranías circunvecinas. Sólo una pequeña Iglesia, o un templete se había erigido por la piedad religiosa y el esfuerzo plausible de los habitantes cristianos de este Valle, junto al pueblo de indios de Canata, según reza en la preciosa documentación compulsada, al promediar dicha centuria”. (José Macedonio Urquidi; El origen de la Noble Villa de Oropesa).
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