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domingo, 6 de marzo de 2011

todo parece indicar que INTERPOL no confía en la policía ni en el gobierno de Bolivia

Los organismos policiales de la región han dejado de tomar en cuenta a Bolivia, por lo menos cuando se trata de operaciones contra el narcotráfico.
Eso quedó en evidencia en el caso de la captura del general René Sanabria. La Interpol lo siguió desde Bolivia hasta Chile y Panamá, pero decidió no informar de nada de ello al Gobierno boliviano.
Funcionarios del Ministerio de Gobierno dijeron que estaban extrañados por el hecho, ya que ellos hubieran colaborado de inmediato en el caso de ser informados.
Como se trataba de un operativo que buscaba coger con las manos en la masa a los narcotraficantes, uno de los cuales era funcionario del Gobierno nacional, Interpol optó por marginar a las autoridades bolivianas.
Esto, que parece solo un caso de celos o eficiencia policial, revela que el Gobierno de Evo Morales no es considerado sujeto confiable para los organismos internacionales que tienen la responsabilidad de perseguir a los narcotraficantes.
La opinión pública boliviana se merece un poco de respeto de parte de quienes manejan el país en este momento. Ser ciudadano boliviano genera respeto en el extranjero, solo por la capacidad de trabajo de nuestros ciudadanos. Pero las informaciones referidas al narcotráfico llenan de vergüenza a los bolivianos, aunque muy pocos de ellos son responsables de tal vergüenza.
Que la coca sea una hoja ‘sagrada’ para algunos bolivianos es algo que no libera al país de la responsabilidad que tiene en la difusión de la droga que se produce con esa hoja.
Seguir alegando que los cocaleros no tienen otra opción que cultivar la coca es un pretexto que ha perdido su fuerza desde hace mucho tiempo, pero sobre todo ahora que en todo el mundo se sufre por la falta de alimentos de procedencia agrícola.
En este momento, Bolivia podría liderar la iniciativa de proponer que todos los terrenos dedicados a la coca se vuelquen a la producción de alimentos, con la ayuda internacional.
Retar a la comunidad internacional, ahora que faltan alimentos para todos los humanos, a usar toda la superficie que ocupa el cultivo de coca a producir alimentos, sería una iniciativa inteligente.
Bolivia podría ir cambiando la pésima imagen que tiene de ser un país que tolera o alienta la producción de coca, a ser el que propuso un cambio radical, abandonando la geografía de la coca.
No tiene sentido seguir tratando de engañar a la colectividad internacional con informes poco serios sobre la erradicación de cocales excedentarios.
Bolivia tiene una mancha muy grande por culpa de la coca y sus derivados. Para librarse de ella no sirve insultar a otros países, sino tomar una posición clara, sincera, honesta y terminante contra la materia prima de la cocaína.
De otro modo, si se continúa con el método actual, el país corre el riesgo de ser considerado un territorio libre para las drogas, como parece surgir del operativo policial cumplido para la captura del general Sanabria.
Los bolivianos honestos merecen autoridades que luchen por la dignidad del país.(El Deber.SC)

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